La Iglesia de Brasil ha expresado su preocupación por el acuerdo firmado entre el gobierno de Minas Gerais y la empresa Vale en relación a una tragedia que dejó centenares de víctimas en 2019
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“Pequeña luz de esperanza”. Así se podía resumir la noticia que trascendió en los primeros días de febrero. Esto en relación al pago de parte de minera Vale de 7.000 millones de dólares. El objetivo, la reparación por daños “sociales y ambientales” causados por aquel derrumbe.
Según manifestó el propio gobierno de de Minas Gerais, en ese momento, se trató del “mayor acuerdo de reparación firmado hasta ahora en América Latina” (ver aquí nota de France 24 en base a APF).
Sin embargo, a pesar de esta señal, el dolor permaneció y las propias víctimas se han mostrado insatisfechas con el acuerdo. Entre otras cosas, a pesar de la insistencia de la empresa de que se hará, por la falta en el acuerdo de lo vinculado a procesos de daños individuales.
La Iglesia preocupada por el acuerdo
En todo este proceso de Brumadinho, además de otras tragedias mineras recientes como Bento Rodrigues en 2015 (también en Minas Gerais), la Iglesia de Brasil siempre ha estado cerca de las víctimas.
En este caso particular, si bien ya lo venía haciendo, recientemente sorprendió un nuevo mensaje. Se trató de un comunicado firmado por la Comisión Episcopal de Ecología Integral y Minería de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), la Presidencia de la Regional Oriente 2 y el Grupo de Trabajo CNBB Ecología Integral y Minería de la CNBB.
En el comunicado, reproducido por la Iglesia en Brasil, hacen referencia al acuerdo firmado entre el gobierno de Minas Gerais y Vale. La carta no hace otra cosa más que expresar preocupación acerca de esto que se había hecho público el 4 de febrero.
“Expresamos nuestro repudio a este acuerdo y nos colocamos, una vez más, al lado de las comunidades afectadas por el crimen-tragedia cometido por Vale en Brumadinho, reafirmando también nuestro compromiso de seguir denunciando las violaciones que se cometieron, exigiendo justicia y castigo para los responsables, garantías de no repetición y, con mucha fuerza, la propia construcción y ejecución de un proceso de reparación, a saber: escuchar las voces y el dolor de quienes sufrieron la tragedia del crimen”, expresan los obispos.
En ese sentido, el documento publicado este 17 de febrero hace énfasis en la falta de participación en el acuerdo de las comunidades afectadas. Pero también sobre otros aspectos como beneficios para la empresa que provocó la tragedia, lo mismo que algunas obras que no beneficiarán a las comunidades de la cuenca Paraopeba (ver documento completo aquí).
“Pedirle a Dios que nos salvara”
La tragedia de Brumadinho aconteció el 25 de enero de 2019. Aquel día el derrumbe de una presa en un complejo gigante minero (residuos minerales) causó una catástrofe y costó la vida de casi 300 personas.
Pero en medio de esa difícil situación también hubo algunos testimonios cargados de valentía y fe de parte de gente que se salvó de la muerte.
“Ahora, amigo es hora de rezarle a Dios, llegó nuestra hora. Esto es todo”, había dicho Elias Nunez, un brasileño afectado por la catástrofe, en diálogo con BBC Mundo.
En esa oportunidad contó que estuvo muy cerca de la muerte, pero también cómo en ese momento logró aferrarse a la fe.
“Cuando terminamos de rezar estábamos en lo alto del lodo. Primero golpeó mi costado y luego el del pasajero y levantó el auto. Creo que pese a la situación conseguí mantener la calma”, indicó.
“En un momento como ese lo único que piensas es que vas a morir. Ves una fuerza sobrenatural arrasando vagones, trenes. Nuestra camioneta era como un grano de arena, podría haberla aplastado fácilmente. Así que lo único que hicimos fue pedirle a Dios que nos salvara”.
Pasaron más de dos años de aquella tragedia y los ecos perduran. Hoy se trata de un ruido cargado de abrazo, cercanía a las víctimas y reclamo de justicia.
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