Este es el tercero de una serie de tres artículos, “Siguiendo los pasos de san Francisco y santa Clara”
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Cada año, innumerables peregrinos acuden a Asís a caminar siguiendo los pasos de san Francisco y aprender sobre uno de los mayores santos de la Iglesia católica. Sin embargo, muchos no son conscientes del trayecto paralelo que tomó otra gran santa de Asís: santa Clara. Su historia es excepcional por derecho propio.
El camino de santa Clara comienza en la zona alta de Asís, en la catedral de San Rufino. A la izquierda de la catedral hay una pequeña capilla que marca el lugar donde una vez estuvo el hogar paterno de Clara. En esta zona, aunque se crio en un hogar privilegiado, dedicaba sus días a la oración, al ayuno y a dar su comida a los pobres. Cuando tenía 18 años, Clara tomo su decisión vital. En la medianoche del Domingo de Ramos de 1212, abandonó la riqueza y los privilegios del noble castillo de su padre para seguir a Francisco en la pobreza.
Ahora, camina cuesta abajo siguiendo las indicaciones a Santa Clara/Santa Chiara. Después de descender numerosas escaleras, verás la basílica de Santa Clara a la izquierda. Cuando Clara pasó por este lugar aquella noche, había una pequeña iglesia dedicada a san Jorge. El lado derecho de la basílica actual era parte de la iglesia de San Giorgio (San Jorge). Tras la muerte de Clara, se incorporó a la basílica construida como su tumba.
Ahora sigue las señales a Moiano. Tras pasar el aparcamiento de Moiano, llegarás a la puerta de Moiano. Probablemente, esta es la puerta de acceso a la ciudad por la que Clara atravesó los muros al salir de Asís. Los muros de la ciudad ofrecían algo más que seguridad, albergaban la identidad de las personas. Al abandonar los muros, Clara renunciaba a la identidad asociada a su noble estatus para abrazar un estatus espiritual.
En la base de la colina, gira a la derecha. Luego sigue el camino de ladrillos rojos hasta llegar a la basílica de Santa Maria degli Angeli (Santa María de los Ángeles). Dentro de la basílica, justo debajo de la cúpula, está la pequeña iglesia de la Porciúncula. Dentro de esta iglesia, Francisco cortó el pelo de Clara, dándole la tonsura monástica. De inmediato, Clara partió hacia un monasterio benedictino para mujeres. En la época de Clara, el camino habría sido principalmente boscoso, de roca y arena. Hoy, pasa al principio por el bullicioso barrio residencial de Santa Maria degli Angeli, hasta llegar a un sendero tranquilo siguiendo el río Tescio.
Al final de este sendero, al otro lado del camino, se encuentra la iglesia de San Paolo delle Abbadesse. Hoy, es parte de un cementerio, aunque en tiempos de Clara era la iglesia de un importante monasterio para mujeres nobles. Probablemente, que fuera allí era una decisión estratégica. Cuando los caballeros de la familia de Clara acudieron a llevársela, ella sólo tuvo que quitarse el velo y mostrarles la tonsura. Llevarse por la fuerza a una monja consagrada podía costarles la excomunión. Clara permaneció con las monjas benedictinas unos 10 días.
Luego, Francisco y los hermanos acompañaron a santa Clara a otra comunidad religiosa. Partiendo de la Porta Nuova de Asís, siguiendo por Via San Benedetto más allá del estadio de Asís, encontrarás una señal de madera pintada a mano con una flecha apuntando a Sant’Angelo in Panzo.
No se sabe por qué Clara fue a permanecer con esta comunidad religiosa, que quizás era benedictina o parte de un movimiento penitencial. La hermana de Clara, Inés, se le unió aquí en Panzo. Tras su llegada, los caballeros de su familia vinieron a buscarla. Esta vez, intentaron llevarse a Inés violentamente. Clara rezó y el cuerpo de su hermana se volvió tan pesado que no pudieron levantarla. Fue el primer milagro de santa Clara. Tras este episodio, Francisco acompañó a las dos hermanas a su hogar final: San Damiano.
Desde la Porta Nuova de Asís, sigue las señales cuesta abajo hacia el Santuario di San Damiano. El Santuario de San Damiano es el lugar más importante relacionado con la vida de santa Clara. Dentro, los visitantes pueden ver la sillería del coro de madera desnuda, donde Clara y su hermana rezaban. Escaleras arriba está el oratorio, donde Clara rezaba cuando estaba demasiado enferma como para ir abajo al coro. En la esquina del dormitorio hay una cruz que señala el lugar donde Clara murió. Hay una puerta de madera aquí que conmemora el momento en que santa Clara sostuvo un píxide que contenía la Eucaristía para repeler a los invasores sarracenos.
En San Damiano, Clara abrazó la nueva vida a la que estaba llamada. Abandonó todos los privilegios mundanos por uno solo, al que se refería como “el más alto privilegio de la Pobreza”.
El reciente libro de Bret, Following Francis and Clare, da más información sobre este camino y sobre una decena de caminos más dentro y alrededor de Asís.
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