El Pontífice conmovido por los testimonios de fe, perdón y esperanza de los cristianos perseguidos por el ISIS en Qaraqosh
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El papa Francisco agradeció a Dios por la fe de los cristianos de Qaraqosh, Irak, y encomendó a la Virgen María la reconstrucción de la ciudad devastada. En la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Qaraqosh, el Papa hizo un especial reconocimiento a la valentía y a la piedad de las madres y de las mujeres de Irak; fuerza de la resistencia no violenta contra el odio terrorista del Estado Islámico, que en 2014, ordenó detener las raciones de alimentos y agua para cristianos y chiíes.
Francisco se reunió con la Comunidad de Qaraqosh; lució conmovido por los testimonios de fe, perdón y esperanza de los cristianos perseguidos por el ISIS.
“La Virgen no sólo nos protege desde lo alto, sino que desciende hacia nosotros con ternura maternal. Esta imagen suya incluso ha sido dañada y pisoteada, pero el rostro de la Madre de Dios sigue mirándonos con ternura. Porque así hacen las madres: consuelan, reconfortan, dan vida. Y quisiera agradecer de corazón a todas las madres y las mujeres de este país, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas.
¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les brinden cuidados y oportunidades!”, dijo el Papa.
En agosto 2014, la Catedral fue vandalizada, profanada y quemada por milicias del Estado Islámico Estado: el campanario demolido, las estatuas decapitadas, la iglesia incendiada, el mobiliario, los registros y los libros sagrados quemados en el patio y el coro utilizado como campo de tiro.
El testimonio de Doha
El papa Francisco lució particularmente atento al testimonio de Doha Sabah Abdallah de Baghdede – Qaraqosh. Ella le contó al Papa lo que experimentó y sigue experimentando:
“En la mañana del 6 de agosto de 2014, la ciudad de Baghdede (como llaman los cristianos Qaraqosh) se despertó con el estruendo de los bombardeos. Todos sabíamos que el ISIS estaba a las puertas, y que tres semanas antes habían invadido los pueblos y aldeas de los yazidíes tratándolos cruelmente.
Así que huimos de la ciudad, dejando nuestras casas; al cabo de dos o tres días regresamos, animados por nuestra fuerte fe y en la convicción de que, siendo cristianos, estamos dispuestos al martirio”.
El martirio de tres ángeles
Doha lee el horror con los ojos de la fe, cuando una mañana, el ISIS asesinó a su hijo y su primo, y una joven vecina que se preparaba para casarse: “El martirio de estos tres ángeles fue una clara advertencia: si no fuera por eso, el pueblo de Baghdede se habría quedado y habría caído inevitablemente en manos del ISIS. La muerte de los tres salvó a toda la ciudad”.
A Doha se le quebró la voz contando al Papa: “Nuestra fuerza proviene sin duda de nuestra fe en la Resurrección, fuente de esperanza. Mi fe me dice que mis hijos están en los brazos de Jesucristo nuestro Señor. Y nosotros, los supervivientes, intentamos perdonar al agresor, porque nuestro Maestro Jesús perdonó a sus verdugos. Al imitarle en nuestro sufrimiento, damos testimonio de que el amor es más fuerte que todo”.
El perdón
Precisamente, el Papa dijo estar conmovido por el testimonio de perdón de la señora Doha. “El perdón es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos”.
Tras la liberación de la ciudad del autodenominado Estado Islámico en octubre de 2016, la Catedral ha vuelto a ser un lugar sagrado.
Luego, en enero de 2020, se erigió una nueva estatua de María en el campanario restaurado de dos metros, se limpiaron las paredes ennegrecidas por el hollín y las columnas de mármol. Por ello, el Papa afirmó que mientras llegaba con el helicóptero, “miré la estatua de la Virgen María colocada sobre esta iglesia de la Inmaculada Concepción, y le confié el renacer de esta ciudad”.
El Papa dijo a la comunidad cristiana de Qaraqosh que había esperado con “impaciencia este momento”. Afirmó que “mirándolos”, veía “belleza”. “Al mismo tiempo, con mucha tristeza, miramos a nuestro alrededor y percibimos otros signos, los signos del poder destructivo de la violencia, del odio y de la guerra”.
“Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar, encomendándose a la gracia de Dios, que guía el destino de cada hombre y de todos los pueblos. ¡No están solos! Toda la Iglesia está con ustedes, por medio de la oración y la caridad concreta. Y en esta región muchos les han abierto las puertas en los momentos de necesidad”.
No se rindan
En otro momento, les rememoró que Jesús está a su lado. “No dejen de soñar. No se rindan, no pierdan la esperanza. Desde el cielo los santos velan sobre nosotros: invoquémoslos y no nos cansemos de pedir su intercesión”.
En 2014, tras la creación del califato islámico y la imposición de la sharia, cerca de 500 cristianos que no consiguieron escapar de la segunda ciudad más grande de Irak fueron marcados también con la letra “N”, para que fueran reconocibles a todos y para que no fueran considerados como los demás ciudadanos.
Así, el Papa invitó a la comunidad cristiana de Qaraqosh: “No nos cansemos de rezar por la conversión de los corazones y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y del amor fraterno.
Por último, invitó a rezar a la Virgen María, “invocando su intercesión por vuestras necesidades y vuestros proyectos. Los pongo a todos bajo su protección. Y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí”.
El Papa también firmó el libro de honor en su visita a la Comunidad de Qaraqosh en la Iglesia de la Inmaculada Concepción: “Desde esta iglesia destruida y reconstruida, símbolo de la esperanza de Qaraqosh y de todo Irak, pido a Dios, por intercesión de la Virgen María, el don de la paz”. FRANCISCO.
Al final del encuentro, el Papa saludó a algunas personas, luego salió de la nave central de la iglesia y, tras despedirse del Patriarca y del Arzobispo, se trasladó en coche al Seminario Patriarcal de San Pedro en Erbil, donde participará a un almuerzo privado.