Pequeños actos de valentía social pueden hacer grandes avances hacia una cultura más conectada y menos solitaria
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Aislamiento, soledad y pandemia parecen ir de la mano y se espera más “valentía social” para ir al encuentro con los demás de manera inteligente con la intención de mantenernos conectados y sanar heridas causadas por el distanciamiento.
Elegir ser socialmente valientes puede ser algo tan simple como sonreírle a otra persona en la calle, pero el fruto colectivo de estas pequeñas oportunidades pueden ayudar a cerrar la brecha dando paso a una cultura menos individualista y más comunitaria.
1Saludar a los demás con alegría
Una manera sencilla para conectarnos con las personas que nos rodean es a través de un saludo. Podemos saludar siempre y en todo lugar. Detrás de una mascarilla o en la distancia, sigue siendo válida la frase “un saludo no se le niega a nadie” por medio de un gesto con la cabeza, levantando la mano o simplemente haciendo contacto visual.
A veces no tenemos ganas, no estamos de ánimos, nos sentimos cansados, nos parece incómodo o simplemente preferimos seguir enfocados en nuestras cosas. También podemos temer que el otro nos quite tiempo. En esos momentos se requiere de un acto de valentía voluntario para saludar a los demás.
Es probable que la mayoría de nuestros encuentros en el día sean pasajeros. Por eso, es importante aprovechar esos momentos para “tocar al otro” de manera positiva y saludar con alegría a esas personas que vemos a diario. Un simple “hola” o una sonrisa crean una conexión instantánea porque demuestran que alguien está siendo reconocido.
2Rezar por alguien
A veces no sabemos cómo poder conectar con otro, sobretodo si está lejos o es alguien que no está pasando por un buen momento y no encontramos las palabras justas. Es posible que no entendamos completamente lo que está viviendo una persona, pero a medida que rezamos por ellos aprendemos a ponernos en su lugar, a sentir empatía y estar más unidos.
La valentía muchas veces es necesaria para decidir hacer un acto de confianza en que Dios nos escucha, de pedir y también de poder comunicarle a otro que lo tendremos en cuenta de ese modo especial. Nadie puede tomar mal que pidamos por ellos, pero muchas veces nuestra sociedad vive más centrada en el temor de exponer nuestros ideales o creencias.
La oración nos conecta de una manera muy particular con los demás incluso aunque seamos muy diferentes. Aun sin ser muy religioso, uno puede vincularse con otros a un nivel más profundo, desearles de corazón lo mejor para sus vidas y ponerlos en las manos de Dios. Saber que alguien reza por uno puede animar a perseverar en la fe y alimentar la esperanza.
3Conversar con un extraño
Una conversación corta con alguien que no conocemos puede cambiar nuestro día y el de alguien más. Aunque no seas extrovertido, no hace falta decir mucho. Ser amable con personas que no conoces, es suficiente. Prestar atención a los demás crea una especie de subidón alegre y demuestra que alguien es más que una persona que limpia un pasillo o vende café. Es un ser humano con dignidad, alguien que importa.
Muchas veces se requiere ser valientes para hablar con otro atravesando la barrera del miedo a qué pensará si no nos conoce ni nosotros tampoco lo conocemos a él. Enfrentar la ansiedad o los nervios cuando estamos interactuando con otros mientras nos cuidamos por el riesgo de contagio al virus, una mezcla de vergüenza y temor a molestar.
Intenta hacer un cumplido si ves algo bueno o bonito en una persona. Con un poco de atención encontrarás muchos detalles. Cuando la bondad se pone en práctica con extraños se descubren muchas cosas buenas y esa puede ser la oportunidad no solo de conocer a alguien maravilloso sino la de hacer una acción para que alguien se sienta menos solo.
4Tomar la iniciativa de hacer planes
A menudo, otros quieren conectarse con nosotros, pero si no nos movemos es posible que nunca suceda. Ser el primero en hacer un movimiento para fortalecer una amistad es una forma poderosa de mostrar y contagiar la valentía social. No esperes que te inviten.
Deja los prejuicios de lado. Seguro hay gente que conoces que necesitan una oportunidad para compartir, ser escuchadas con amor, recibir ayuda y ánimo especialmente si están pasando por una situación difícil a causa de la pandemia. Da el primer paso al invitar a alguien a caminar o a tomar un café.
Conectar con personas que siempre han estado en tu vida es importante. Puede ser tentador concentrarse en las fallas de amigos o familiares que llevan a perder la motivación. Lo cierto es que si han estado en tu vida tanto tiempo es probable que sea por una buena razón.
5Buscar vías de servicio
Una forma poderosa de conectar con los demás y lograr crecer con ellos es cuando el ‘amor social’ se pone en práctica. Servir a otras personas es una de las mejores maneras de no sentirse solo y hacer amigos para toda la vida, poner en práctica dones para sacar lo mejor de uno y sentir que uno está marcando una diferencia.
Se requiere de valentía en momentos cuando uno piensa que no puede hacer algo por el estilo de vida que lleva con tantas ocupaciones y el tiempo ajustado, cuando se limita pensando que no es capaz de hacer algo o simplemente prefiere quedarse en un sitio cómodo donde no hace daño, pero se pierde de muchas oportunidades para hacer el bien.
Uno puede unirse a una comunidad dedicada a la ayuda como voluntario, llevar comida a ancianos o tejer mantas para bebés en un hospital. Las opciones son infinitas, pero también se pueden descubrir muchas maneras de ayudar a través de pequeñas cosas en el día al preguntar cómo está el día de alguien o hacer una llamada de camino al trabajo.
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