Su desaparición el lunes conmovió a la Argentina. La confirmación del secuestro estremeció. Pero su hallazgo en Luján dio al fin una buena noticia
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En meses acostumbrados a las malas noticias, una buena. Apareció con vida Maia, la niña que vive en la indigencia de Buenos Aires buscada desde el lunes pasado. Había sido secuestrada por un hombre cercano a su madre, que le había dicho llevaría a la niña a una bicicletería. Pero no regresó.
Durante días, apareció en cámaras de seguridad del gran Buenos Aires. Hasta que hoy, siguiendo ese trazo, la policía halló a la niña en la localidad de Luján, en las cercanías del Santuario Nacional de la patrona de los argentinos.
Alerta Sofía
El hogar de Maia no era hogar. Dormía sobre un colchón deshecho en un reparo fabricado de bolsas y cartones. Aún así, con nada, su madre logró motorizar una búsqueda con la que se comprometieron miles de personas. Parte del éxito puede atribuirse a la activación del Protocolo Alerta Sofía, un programa de alerta por la desaparición de niños y adolescentes que puedan encontrarse en grave peligro.
El protocolo activado por el Ministerio de Seguridad con el que colaboran numerosas entidades como Facebook y ONG difunde de manera inmediata la imagen e información del desaparecido a través de dispositivos móviles, medios de comunicación masiva tradicionales y digitales.
En poco tiempo, la imagen de Sofía estaba en cada cuenta de red social. Algunos se ponían en alerta y difundían, otros se comprometían a rezar. El propio equipo de pastoral del Santuario de Luján había ofrecido su oración por la aparición de la niña, que finalmente apareció en las cercanías de la Basílica.
https://twitter.com/SantuarioLujan/status/1372362465384787968
El secuestrador no sabía del operativo de búsqueda. Fue hallado con la niña en la misma bicicleta con la que había viajado desde Villa Lugano, en lo que es prácticamente el mismo recorrido que hacen los peregrinos que parten desde Liniers hasta el santuario mariano. Gracias a la intensa difusión, en Luján la niña había sido vista por un comerciante, quien hizo la denuncia.
El temor
Uno de los grandes temores, como advertimos recientemente en entrevistas en torno al día de la lucha contra la trata de personas, era que el secuestro de la niña tenga como finalidad su explotación.
“Las personas víctimas de trata, generalmente, son personas que han sido captadas aprovechando alguna necesidad que tienen y que las hace vulnerables. La trata hace estragos en los sectores más empobrecidos, sean familias, niñas, niños, adolescentes y sobre todo mujeres”, dijo a Aleteia en una nota reciente la hermana Laura Roger.
El compromiso
La aparición con vida fue posible gracias al compromiso ciudadano con la búsqueda. Pero como advirtió la hermana Laura, y también en otra entrevista que realizamos a Marcela Villares, del área Trata de Personas de la Comisión de Migrantes e Itinerantes de la Iglesia en Argentina, urge la responsabilidad colectiva por tratar en la prevención. La situación de vulnberabilidad en la que vive Maia es la misma en la que viven muchas otras Maias. Combatir la indigencia y trabajar en la prevención son compromisos a los que nos convoca el caso de Maia, más allá de la alegría de su aparición con vida.
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