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La sal, un alimento imprescindible con ecos bíblicos

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María Eugenia Brun - publicado el 19/03/21
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Esta semana de la sal, descubre su importancia nutricional y espiritual

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Estamos en la semana de sensibilización mundial sobre el consumo excesivo de sal (cloruro de sodio). En ella se intenta alentar sobre las consecuencias del alto consumo de sal y brindar herramientas para disminuirlo. 

Actualmente la mayor parte de la población consume más sal de la que necesita, y esto trae efectos negativos. Por ejemplo, sobre la presión arterial tanto de adultos como también de niños y mayor riesgo cardiovascular.  

Pero ¿por qué consumimos sal en demasía si sabemos que afecta nuestra salud? ¿Es indispensable para nuestro organismo? Si es así  ¿cuánto debemos consumir sin que nos perjudique?

Miles de años atrás la sal era desconocida por las personas, pero con el tiempo fueron descubriendo algunos beneficios que les brindaba a la hora de su consumo.

Entre ellos, como conservante de alimentos y más tarde como condimento. El consumo en ese tiempo no era tan alto como lo es ahora, ya que podemos encontrar sal en la gran mayoría de los alimentos que consumimos diariamente. 

La industria ha hecho uso de ella de tal manera que muchas veces compramos un alimento y no nos imaginamos que contenga sal, por ejemplo, en múltiples productos procesados y ultraprocesados, como puede ser el ketchup, las comidas listas, tapas de empanadas, entre otras. 

¿Es indispensable para vivir?

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Shutterstock-Syda Productions

Sí, nuestro cuerpo necesita de la sal, es fundamental para cumplir con las funciones regulatorias de los líquidos del organismo y también en los procesos de transmisión nerviosa. 

Pero necesitamos poca cantidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta menor a 5 gramos al día.

Por ello, es muy importante controlar su consumo diario. Para ello debemos disminuir el agregado de sal al momento de comer y también cuidar y hacer buenas elecciones al momento de la compra de alimentos.

Su sentido espiritual

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Por otro lado la sal también es indispensable para vivir  pero en un sentido más amplio para los cristianos, sirve para mucho más que para cumplir funciones en el organismo y dar sabor a las comidas. Jesús nos dice que seamos sal y luz para los demás:

“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente”.

El sacerdote Carlos Padilla Esteban lo explica claramente en su artículo Dar sabor a la vida. Dice que Cristo nos invita a ser sal en esta tierra, nos propone que nuestra vida sea auténtica, para lograr con la sal del amor sacar lo mejor de cada persona que esté en nuestro camino. 

Podemos ser sal para los demás cuando cuidamos al otro, por ejemplo, si elegimos y preparamos comidas sanas, con poca sal, con alimentos naturales (frutas, vegetales, legumbres, huevo, frutos secos), de temporada, evitando aquellos ultraprocesados que son los que contienen por lo general un exceso de sodio.

El padre Padilla también dice que la sal nos hace disfrutar más de la vida, nos ayuda a descubrir el sabor de la alegría en medio de los sinsabores de la vida. Y es que si estamos sanos, estamos cerca del otro y lo cuidamos con cariño la vida se hace un poco más fácil.


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Distintos usos y presencia en la Biblia

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Moody Man-(CC BY-NC 2.0)

Hay historiadores que consideran que la sal comenzó a formar parte de nuestra alimentación hace unos 5000 años antes de Cristo y que primero descubren la sal para conservar alimentos y más tarde como sazonador. 

Poco a poco las comunidades fueron aumentando su ingesta gracias a su agradable efecto sazonador y fue tal su apetencia que se comenzó a comercializar y también se llegó a usar como moneda de cambio.

En el Antiguo Testamento también se relata que la sal era muy usada en la dieta hebrea como condimento y conservante. Pero también tenía un uso medicinal, para curar heridas, o desinfectar el cuerpo del recién nacido, por ejemplo. Se hace una mención de ello en la biblia en Ezequiel 16: 4. 

“Cuanto naciste, el día que viniste al mundo, no habían cortado tu cordón, ni te habían bañado en agua, ni frotado con sal, ni te habían envuelto en pañales.” 

Por otro lado la sal era considerada en aquella época un símbolo de permanencia y lealtad de Dios, era un elemento importante para llevar a cabo las ofrendas.

“En toda ofrenda que presentes, pondrás sal, pues así como la alianza con tu Dios es alianza de sal, también estará la sal en tus ofrendas: todas serán saladas.”  Lev 2: 13

Siendo así una práctica regular de los hombres eran los convenios o contratos de sal, en la cual llevaban en sus cintos bolsitas con sal que luego mezclaban con la del otro para así recordar que jamás podrían recuperar su sal, y por lo tanto era un símbolo de que ese pacto era para siempre, irrevocable. 



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Una forma de ser sal para los demás cuidándolo 

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Gubernat – Shutterstock

Una forma muy linda de darse auténticamente al otro es cuidándolo, buscando lo mejor para él, ayudándolo por ejemplo a estar sano, saludable, estando más atento a lo que comemos, buscando la incorporación de hábitos saludables. 

Para ello te puedes ayudar con estas recomendaciones de la campaña de la Organización Panamericana de la Salud (OPS):

Al momento de comprar: elige alimentos naturales y si compras procesados, elige los que tengan menos sal.

Al momento de cocinar: utiliza hierbas frescas, pimiento, ajo, o limón, para remplazar la sal o los cubitos de caldo.

En la mesa: limita el consumo de comida rápida y evita usar el salero.

Actúa: exige productos bajos en sal y etiquetas claras en los alimentos

No usemos solamente la sal en la comida, usémosla para dar sabor a nuestra vida y a la de nuestros seres queridos.



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