El Papa invitó a “conocer el pasado, proyectados hacia el futuro, para vivir mejor el presente”, acogiendo las oportunidades de Dios
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El papa Francisco realizó este 22 de marzo una reflexión sobre el tiempo y cómo aprovecharlo por ser un don de Dios. Lo dijo a la comunidad del Pontificio Colegio Filipino “de Nuestra Señora de la Paz y Buen Viaje” de Roma.
El tiempo”, – dijo – es un “don que Dios”, confiado “a nuestra responsabilidad para que sepamos aprovechar la oportunidad para decir nuestro “gracias”, para hacer buenas obras y mirar al futuro con esperanza”.
El Papa encontró hoy esta comunidad (la mayoría seminaristas, sacerdotes) con motivo del 500 aniversario del primer anuncio de la fe cristiana en Filipinas y de la celebración de la primera misa, que fue el 31 de marzo de 1561, día de Pascua. Además, del aniversario de la fundación de su colegio, el 29 de junio de 1961.
Pasado
En primer lugar, se refirió al pasado: “en la historia que cada persona y cada realidad llevan consigo”.
El Papa invitó a “retroceder en el tiempo”, “desandando los pasos de los que nos han precedido, para volver a los orígenes” de la propia fe con sentimientos de gratitud y asombro.
“Cada aniversario nos da la oportunidad de hojear ‘el álbum familiar’ y recordar de dónde venimos, qué fe hemos vivido y qué testimonios evangélicos nos han permitido ser lo que ahora somos”.
Memoria
Luego, afirmó que “la memoria del camino recorrido”… “Es recordar los tiempos, las gracias de Dios, no olvidar”.
“Recordar la raíz. Pablo decía a Timoteo : ‘Acuérdate de tu madre, de tu abuela…’ Las raíces, la memoria”.
Por que sostuvo: “Un cristianismo sin memoria es una enciclopedia, pero no es vida”.
“Cada uno de nosotros debe mirar atrás y recordar los tantos pasos, bonitos y feos, buenos y malos, pero viendo siempre que allí está la Providencia de Dios”.
Cansancio y desanimo
Cuando se sientan cansados y desanimados, – nos pasa a todos sentirnos abatidos- por alguna prueba o fracaso, miren hacia atrás, a su historia, no para huir a un pasado “ideal”, sino para redescubrir el ímpetu y la emoción del “primer amor”, el de Jeremías”.
Volver al primer amor. “Sienta bien volver sobre los pasos de Dios en nuestra vida, todas las veces que el Señor se ha cruzado en nuestro camino, para corregir, animar, retomar, revivir, perdonar”.
Así, indicó el Papa, la persona tiene claro que el Señor nunca le ha abandonado, que siempre “ha estado cerca”, a veces de “forma discreta, otras de forma más evidente, incluso en los momentos que nos parecían más oscuros y áridos”.
Futuro
En esta línea, aseguró que “el futuro ensancha nuestros horizontes y es una escuela de esperanza”.
“La vida cristiana se proyecta, por su naturaleza, hacia el futuro, el cercano, pero también el más lejano, al final de los tiempos, cuando podremos encontrarnos con el Señor resucitado”.
“Así como el pasado no debe ser un retiro intimista, también debemos combatir la tentación de la huida hacia adelante, cuando no vivimos nuestro presente en paz”.
El Papa invitó a evitar imaginarse en cómo será la vida después de obtener el resultado, por ejemplo después de los estudios o de una promoción personal.
“Y así sucesivamente, una procesión pecaminosa sobre el futuro, inmadura, para escapar del presente“.
“El verdadero futuro – añadió – está anclado en el presente y en el pasado. Y así tanto gente durante años o durante toda la vida, no llega a la conversión. Es un poco la mística de las quejas: “Y esto, esto, eso…” Pero mira hacia adelante, mira hacia atrás. Tú tienes la promesa.
Tú tienes la lección. Haz que ahora sea una alianza que te lleve hacia atrás, pero no des vueltas en ese laberinto de las quejas propias, de las propias insatisfacciones, de los disgustos propios. Este es el principio de una enfermedad muy fea que es la amargura del alma”.
Procrastinación
El Papa insistió: “no sean hombres del eterno mañana, que sitúan siempre más allá, en una hipotética condición ideal -la mala utopía que atrasan el momento oportuno y decisivo para hacer algo bueno”.
Asimismo, recomendó, “no vivan en una perpetua condición de “respiración contenida”, limitándose a soportar el presente y a esperar que pase. “Si, Señor. Mañana, mañana”. Ese mañana, enfermo”.
Mirada profética
“Futuro en sentido positivo significa, en cambio, una mirada profética, la capacidad del discípulo que, fiel al Maestro, partiendo de lo que tiene frente a sí, sabe ver lo que todavía no existe y actúa según su propia vocación para realizarlo, como instrumento dócil en las manos de Dios”.
Presente
El presente, afirmó el Papa, es el único tiempo que está ahora en nuestras manos, y que estamos llamados a aprovechar para un camino de conversión y santificación.
“El presente es el momento en el que Dios llama, no el ayer, ni el mañana: hoy; estamos llamados a vivir el hoy, incluyendo sus contradicciones, sufrimientos y miserias -incluidos nuestros pecados-que no hay que huir ni evitar, sino asumir y amar como ocasiones que el Señor nos ofrece para estar más íntimamente unidos a Él y también en la cruz”.
Tiempo de la concreción
“Y hoy, queridos amigos, es el tiempo de la concreción. El hoy es concreción”. El Papa invitó a no añorar ” plazas “prestigiosas” que seguramente el obispo querrá encargaros a vuestro regreso… No, ¡esto no! Esto es fantasía”.
El ahora: “Se trata más bien de amar a esta comunidad concreta, de servir a los hermanos que Dios ha puesto a vuestro lado -¡y no chismorrear de ellos!- de aprovechar las oportunidades de formación pastoral que se os brindan”.
El Papa instó a ser serios y diligentes en los estudios y en la vida. “Conocer el pasado, proyectados hacia el futuro, para vivir mejor el presente, un tiempo oportuno para la formación y la santificación, acogiendo las oportunidades que el Señor les da para seguirle y configurar su propia vida a Él”.
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