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“Su mano estaba muy fría. Lo envolví en algodón ortopédico y venda, que es una práctica prevista en enfermería, pero no funcionó. La circulación no mejoró. Pensé en mojarle la mano con agua tibia, pero debido al riesgo de contaminación, la idea no fue buena. Pensé un poco más y metí el agua tibia dentro de los guantes quirúrgicos y se lo envolví en la mano ”.
Así recuerda el origen de una particular iniciativa en diálogo con Globo la enfermera Lidiane Melo, de 36 años. Sus palabras hacen referencia a una técnica ideada en 2020 en Brasil ante las dificultades para poder medir la saturación de oxígeno de un paciente internado con coronavirus en una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital de ese país.
Según la crónica, en ese momento mejoró el suministro de sangre en los tejidos del cuerpo del paciente, se pudo medir la saturación de oxígeno y ofrecer el debido tratamiento. Si bien esta historia tiene ya más de un año, recién a mediados de marzo la enfermera encontró una foto perdida en su teléfono móvil y decidió publicarla en las redes sociales. El resultado, la rápida viralización de un gesto que también consuela a los pacientes que sufren en soledad en una cama de hospital debido al coronavirus.
El nombre con el que de manera inmediata se empezó a reconocer lo hecho por Lidiane no podría haber sido el más apropiado. “La mano de Dios”, así se lo llama por estas horas y está dando vueltas por todos lados. En este caso, algo que nada tiene que ver con aquella anécdota deportiva vinculada a Diego Armando Maradona en el Mundial de 1986 cuando marcó un gol con la mano ante Inglaterra.
Es que verdaderamente esta “mano de Dios” calma y llena de consuelo. Así lo volvió a confirmar con otro paciente que tuvo que atender en otro centro hospitalario. En aquel entonces una señora que necesitaba ser intubada.
La paciente, se indica, salió adelante y la técnica de la manita volvió a ser aplicada a otras personas. “La mano de Dios”, un auténtico gesto de amor en medio de tanta desesperación.
La ternura y el trascendido de este mensaje esperanzador para quienes están aislados con coronavirus se hace fuerte en medio de un contexto de extrema gravedad en América Latina.
En las últimas horas Brasil registró por primera vez más de 4.000 fallecidos en 24 horas. De forma paralela, los contagios (más de 13 millones) siguen aumentando y genera gran preocupación la propagación de la variante de Manaos.
No obstante, no solo Brasil, epicentro de la pandemia en la región, despierta alarma. Los otros países de la región también han visto como el coronavirus en las últimas semanas ha ido en aumento. En el sur, desde Argentina, pasando por Chile, Paraguay y hasta Uruguay, uno de los países que supo en 2020 llamar a atención por su control y manejo de la enfermedad. Pero también es compleja la situación en otros países de la región como Venezuela, Perú, Ecuador. Y más en el norte México.
El escenario se presenta desafiante con más medidas restrictivas, algo que ha generado que la Semana Santa se viviera otra vez de manera especial en medio de fuertes limitaciones en varios países. En paralelo, la esperanza de la vacunación que en algunos países se está dando a buen ritmo. Pero aún falta mucho para lograr la tan ansiada "inmunidad de rebaño". Mientras esto no sucede, ahí está el ejemplo de esta enfermera de Brasil llevando amor a las personas que sufren la pandemia.