Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
“Fray Bigotón” o “Bigotes” no necesita presentación. Este perrito sigue alegrando las jornadas de los miembros de una comunidad de franciscanos ubicados en la localidad boliviana de Cochabamba. Muchos recuerdan el momento que “saltó al estrellato”.
Todo comenzó cuando este simpático perrito de la raza schnauzer -originaria de Alemana y que se destaca por su particular bigote en la parte superior de su hocico (más info)- generó una verdadera “oleada de ternura” en las redes sociales luego de que apareciera con el tradicional atuendo franciscano de color café.
El encargado de llevarlo a la comunidad franciscana fue el religioso polaco Kasper Kapron, quien en reiteradas ocasiones comparte imágenes de “Fray Carmelo”, su verdadero nombre.
En los últimos días "Fray Bigotón", que nunca perdió la humildad, volvió a sacudir las redes sociales. Esta vez, ya no de forma solitaria, sino compartiendo un lindo rato de juego con su nuevo amigo, un gatito.
“El gatito se llama Pancho y llegó como el regalo de una niña, Luzciel, que es hija de una integrante de la Comunidad Sant' Egidio que tiene la sede en nuestro convento”, contó Kasper a Aleteia.
Galería de imágenes, gentileza del padre Kasper, a continuación (hacer click):
Inmediatamente, esto generó una “franciscana reflexión” en referencia a esta bonita historia de amistad entre un perro y un gato en un convento franciscano.
"Nosotros queremos que el convento sea de verdad un lugar de la paz y de la armonía. En nuestro jardín queremos ver muchas plantas, queremos ver las personas bien acogidas, especialmente los más pobres y más necesitados y que puedan recibir lo que necesitan (por lo menos un plato de comida)".
"Nuestra misión como franciscanos es anticipar e intentar vivir la realidad del Reino de Dios, así como lo bien describe Profeta Isaías en el capítulo 11", continúa Kasper, y hace referencia a la siguiente cita:
"Si el profeta dice que en el Reino de Dios hasta el lobo habitará con el cordero, ¿por qué por lo menos en nuestro convento no podrían vivir en amistad el perro con el gato”, concluye Kasper.