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Un anciano de origen japonés se jubila y decide vivir en la Montañas Rocosas (Estados Unidos), muy cerca de un acantilado famoso porque muchas personas lo eligen como lugar para suicidarse. Kosei-San (así se llama), cuando ve que alguien se aproxima, le pide que le regale cinco minutos de su tiempo y le invita a tomar un té. Le dice que después de ese té podrá hacer lo que quiera.
Los escritores Francesc Miralles y Ángeles Doñate han elaborado un libro sobre el poder de las palabras y del diálogo para transformar nuestras vidas para bien. "Es una novela -dice Ángeles Doñate- que habla de la necesidad que todos tenemos de hablar con otras personas y de la importancia de la escucha. Una conversación puede salvar vidas y eso es lo que se propone Kosei-San".
El libro se titula "Un té para curar el alma" y lo acaba de publicar la editorial Zenith.
El libro presenta los varios encuentros del viejo Kosei-San con personas que sufren un dolor que les resulta insosportable: una enfermedad incurable, acoso... "Todos en la vida tenemos sufrimiento y eso lo reflejan los personajes que van al acantilado pensando que no hay más remedio para sus problemas. Sin embargo, una conversación con alguien que nos escucha puede ser transformadora. Eso es lo que trata de hacer el protagonista."
Además, el propio protagonista guarda un secreto acerca de su pasado porque, como dice Doñate, "nadie escapa al dolor en esta vida". Sin embargo, también para él existirá el perdón, la reconciliación y el amor.
Si hubiera que etiquetar la novela, podríamos hablar de literatura de good life o de good feelings. Son los buenos sentimientos que desprende y que hacen que cuando uno acaba el libro vea la vida con otra mirada y se proponga ser mejor persona.
"Siempre escribo de una u otra forma sobre la esperanza", explica Doñate. En la novela "El invierno que tomamos cartas en el asunto" hablaba de un grupo de personas que se proponen salvar el empleo de una cartera cuando ya nadie escribe cartas. Algo similar ocurre en sus otros dos libros "El alma de la radio" y "El último vagón", este dedicado al empeño por superar dificultades y dar educación a los niños en una escuela.
Doñate es especialmente sensible a la educación como motor de cambio en la sociedad. "Creo profundamente que la educación es la herramienta para construir un mundo mejor". De ahí que trabaje actualmente en un proyecto relacionado con la atención de niños en situación vulnerable en México. La coautora vivió un año en Mexicali, una ciudad situada junto al muro que separa México de Estados Unidos, en la escuela de un barrio muy pobre.
¿Es ser ingenuo trabajar y escribir en esa dirección, pensando en que hay personas buenas en este mundo? "Bien, soy consciente de que hay crímenes, droga, corrupción en la sociedad... Los he visto y los he vivido. En Mexicali supe lo que era la inseguridad de las calles, pero también vi lo mejor de las personas, que te cuidan con lo poco que tienen y pueden. Tal vez escribo estos libros proponiendo un mundo mejor que creo que es posible". "Escribo sobre el mundo que me gustaría que existiera", explica, y al mismo tiempo su carrera profesional va orientada en esa dirección: además de México, vivió en Chile haciendo un voluntariado de atención a migrantes.
"Un té para curar el alma" plantea remedios para la soledad que sufren muchas personas. "De hecho, la historia de Kosei-San tiene un correlato en la realidad. Existió un hombre que se dedicaba a atender a personas que iban a suicidarse en un acantilado y lograba rescatar a muchas. Evitó muchos suicidios. Tanto es así que el gobierno japonés envió a unos expertos para que estudiaran cómo lo hacía y aplicar su método para salvar a personas que intentan suicidarse".
Aleteia publicó en 2020 la historia de un hombre que tenía mucho que ver con el protagonista de "Un té para curar el alma".
Francesc Miralles, por su parte, es famoso por su libro de autoayuda "Ikigai: Secretos del Japón para una vida larga y feliz". Es un best-seller que se ha vendido en más de 30 países y se ha traducido a 60 idiomas.
La escritura del libro a cuatro manos también supuso para los dos autores un modo de "conversar". "Es enriquecedor, el uno aprende del otro. Creo que al trabajar así los dos nos hemos ayudado en aquello en que el otro es mejor", explica Doñate.