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El papa Francisco aseguró que todos necesitamos meditar, reencontrarnos a nosotros mismos. Especialmente en el voraz mundo occidental. La meditación, argumentó, representa un alto contra el estrés y la angustia.
En la audiencia general del miércoles, 28 de abril de 2021, el Pontífice explicó que meditar es detenerse en la vida de todos los días para respirar y encontrarse con Jesús.
El Papa señaló que el Espíritu Santo es un compañero o guía en el camino de la meditación. “No hay, no es posible, una meditación cristiana sin el Espíritu Santo que nos guía hacia Jesús”, sostuvo en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
De hecho, las catequesis de los miércoles son una especie de 'guía espiritual' semanal impartida por el Sucesor de Pedro. La reflexión de hoy se centró en la meditación como forma de oración (Lectura: Jn 14,25-26; 16,12-15). "Para los cristianos, meditar significa encontrarse con Cristo, acoger sus palabras y confrontarlas con la propia vida".
El Papa admitió que la práctica de la meditación está de moda y no solo la realizan los cristianos. "La práctica de la meditación está presente en todas las religiones del mundo, e incluso entre personas que no tienen una visión religiosa de la vida", anotó.
"Todos necesitamos meditar, reflexionar, reencontrarnos a nosotros mismos. Es una práctica humana. Sobre todo, en el voraz mundo occidental se busca la meditación porque esta representa un alto terraplén contra el estrés cotidiano y el vacío que se esparce por todos lados", afirmó.
Ahí está, por tanto- dijo el Papa - , la imagen de jóvenes y adultos sentados en recogimiento, en silencio, con los ojos medio cerrados... ¿Qué hacen estas personas? Meditan.
Es un fenómeno que hay que mirar con buenos ojos: de hecho nosotros no estamos hechos para correr en continuación, poseemos una vida interior que no puede ser siempre pisoteada. Meditar es por tanto una necesidad de todos".
Meditar - según indicó el Papa - es detenerse en la vida de todos los días para respirar.
"Meditar es una dimensión humana necesaria. Sin embargo meditar en el contexto cristiano va más allá".
La meditación como forma de oración - afirmó Francisco- es la "gran puerta a través de la cual pasa la oración de un bautizado... es Jesucristo".
"El cristiano, cuando reza, no aspira a la plena transparencia de sí, no se pone en búsqueda del núcleo más profundo de su yo, esto es lícito, pero el cristiano busca otra cosa; la oración del cristiano es sobre todo encuentro con el Otro con la O mayúscula, encuentro con el trascendente, encuentro con Dios".
La meditación cristiana es un practica que lleva a Dios: "Si una experiencia de oración nos dona la paz interior, o el dominio de nosotros mismos, o la lucidez sobre el camino que emprender, estos resultados son, por así decir, efectos colaterales de la gracia de la oración cristiana que es el encuentro con Jesús".
La meditación moviliza el pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Eso nos ayuda a profundizar en las convicciones de fe, suscita la conversión de nuestro corazón y nos fortalece para seguir a Cristo, enseña el Papa.
Meditar se puede hacer - guiado por una frase de la escritura…de una palabra - para ir al encuentro de Jesús. También dentro del cristianismo se refiere a significados y experiencias espirituales diferentes, constató Francisco.
Por eso, el Papa aclaró trazando líneas comunes para la meditación y citando el Catecismo:
El Papa señaló que el Espíritu Santo es un compañero o guía en el camino de la meditación. “No hay, no es posible, una meditación cristiana sin el Espíritu Santo que nos guía hacia Jesús”.
Por tanto, son muchos los métodos de meditación cristiana: "Todos son importantes y dignos de ser practicados, en cuanto que pueden ayudar a la experiencia de la fe a convertirse en un acto total de la persona: no reza solo la mente del hombre, como no reza solo el sentimiento.
En la antigüedad se solía decir que el órgano de la oración es el corazón, y así explicaban que es todo el hombre, a partir de su centro, que entra en relación con Dios, y no solamente algunas facultades suyas".
Por eso, afirmó el Papa, "se debe recordar siempre que el método es un camino, no una meta: cualquier método de oración, si quiere ser cristiano, forma parte de esa sequela Christi que es la esencia de nuestra fe".
El Catecismo precisa:
"Esta es por tanto la gracia de la oración cristiana: Cristo no está lejos, sino que está siempre en relación con nosotros. No hay aspecto de su persona divino-humana que no pueda convertirse para nosotros en lugar de salvación y de felicidad.
Después, predicó que la meditación es acercarse a la vida de Jesús: "gracias al Espíritu Santo, también nosotros estamos presentes en el río Jordán, cuando Jesús se sumerge en él para recibir el bautismo".
También nosotros somos comensales de las bodas de Caná, asistimos asombrados a las sanaciones realizadas por el Maestro."Y en la oración somos el leproso purificado, el ciego Bartimeo que recupera la vista, Lázaro que sale del sepulcro... No hay página del Evangelio en la que no haya lugar para nosotros".
"Meditar, para nosotros cristianos, es una forma de encontrar a Jesús. Y así, solo así, reencontrarnos con nosotros mismos".
La Audiencia General concluyó con el rezo del Pater Noster y la Bendición Apostólica.