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Papa Francisco: “no serás santo y pleno copiando a otros”

PAPIEŻ FRANCISZEK
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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 04/05/21
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El Pontífice envió una carta a los monaguillos de Portugal que visitaron el Santuario de Fátima

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"Sed santos": esto es lo primero que os pide Jesús. Y la segunda: "sed originales”. Esto es lo que escribió el papa Francisco en una carta, publicada por la Conferencia Episcopal Portuguesa, enviada a la 25ª Peregrinación Nacional de Ministerios de Portugal que tuvo lugar en el Santuario de Fátima.

“En la Santa Misa, - afirma el Papa - esa pequeña partícula de pan se convierte en el Cuerpo de Cristo y el vino del cáliz se convierte en la Sangre de Cristo. Cada vez que te acercas al Altar, tienes la suerte de colaborar de cerca con este milagro. Tus ojos no ven a Jesús, pero tu corazón y tus labios lo adoran, como nos decían nuestras madres y catequistas cuando éramos pequeños. [...] Has de comportarte como es debido en el servicio de las cosas sagradas”.

El Papa instó a una santidad auténtica: “no serás santo y pleno copiando a otros. Ni siquiera imitar a los santos significa copiar su forma de ser y de vivir la santidad”. 

«Hay testimonios - insistió- que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos, porque eso hasta podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros. Tú tienes que descubrir quién eres y desarrollar tu forma propia de ser santo, más allá de lo que digan y opinen los demás”.

Llegar a ser santo es llegar a ser más plenamente tú mismo, a ser ese que Dios quiso soñar y crear, no una fotocopia. Tu vida debe ser un estímulo profético, que impulse a otros, que deje una marca en este mundo, esa marca única que sólo tú podrás dejar. En cambio, si copias, privarás a esta tierra, y también al cielo, de eso que nadie más que tú podrá ofrecer” (nº 162- Exhortación Apostólica Christus Vivit -Cristo vive)”. 

Y remarcó: “Querido monaguillo, ¡sé santo, sé original!”. 

"Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”, citó el Papa las palabras del beato Carlos Acutis. “Quiso decir que aunque parezcan diferentes, en realidad acaban siendo como los demás, corriendo detrás de lo que les imponen los poderosos a través de los mecanismos de consumo y atontamiento”. 

“De ese modo, no dejan brotar los dones que el Señor les ha dado, no le ofrecen a este mundo esas capacidades tan personales y únicas que Dios ha sembrado en cada uno”. (n. 106).

“Por favor, - escribe el Papa - querido monaguillo, no te dejes caer en la mediocridad, que nos envilece y nos vuelve grises. Pero la vida no es gris, la vida debe apostar por grandes ideales. No sigas a las personas negativas, ¡sigue irradiando a tu alrededor la luz y la esperanza que vienen de Dios! Como saben, esta esperanza no defrauda; ¡nunca defrauda! Con Dios nada se pierde, pero sin él todo se pierde”. 

Por último, en el Año de San José, el Papa comparó el servicio de los monaguillos en el altar al servicio en la historia de la Salvación del esposo de María. 

“Para resumir de alguna manera lo dicho, os dejo con una santa y original figura de monaguillo de Jesús: ¡San José! Tal vez te cueste verlo ayudando en la misa, pero si piensas en que se hizo en cuatro para que el Hijo de Dios bajara del cielo a la tierra, se hiciera hombre y creciera hasta convertirse en alimento para la vida del mundo, verás que fue un gran monaguillo”. 

“E incluso cuando tengas que correr para compensar olvidos o sorpresas de última hora, no te costará reconocerte en San José angustiado en la búsqueda de su Hijo de doce años que se perdió en el templo de Jerusalén”. 

“Por nada del mundo querría perder a Jesús. Por nada del mundo quería perder a María de Nazaret, la esposa que ya le había sido prometida y que ahora se le aparece como un bebé: José deja de lado sus planes para seguir los de Dios, apoderándose de la Virgen Madre con el Hijo que lleva en su vientre y llevándolos a su casa.

Y por nada de este mundo quiere San José perderte, generoso y buen acólito; invoca con confianza e imita con celo a San José, para que siempre sirvas dignamente al milagro del descenso de Jesús a la tierra que se realiza diariamente en nuestros Altares”. 

Francisco destacó el papel de San José como guardián de la Sagrada Familia y Patrón de la Iglesia Universal: “Qué San José guarde y proteja a todos los monaguillos de Portugal".

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