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por Teresa Grimaldi Capitello
Hoy en día escuchamos a menudo sobre la salud y cómo mantener, promover y garantizar el bienestar físico y psicológico, especialmente de los niños y jóvenes. Porque la prevención comienza a una edad temprana.
Y porque el papel de los especialistas y los padres es promover la salud, asegurando que las instituciones y servicios de salud dediquen más atención y más recursos a la prevención y la creación de habilidades.
Crear habilidades significa capacitar y educar a los padres para que estén debidamente informados. Es tarea de los especialistas, en particular los pediatras y psicólogos, ayudar a las familias a hacer frente a los desafíos del crecimiento, sugiriendo estilos de vida saludables.
También deben ayudar a los padres a distinguir aquellos que son pasos normales del desarrollo, de aquellos síntomas que pueden representar señales de alarma.
En el último año, los pediatras y la unidad especializada en trastornos del sueño de nuestro hospital ha constatado un aumento de las solicitudes de control de las alteraciones del sueño, vinculadas a miedos y ansiedades de adultos y niños.
Incluso el lenguaje puede ser señal de problemas emocionales, que se expresan, por ejemplo, con períodos de regresión o tartamudeo intermitente.
Además, desde el destete hasta la adolescencia, pueden darse problemas de alimentación. Entre ellos, un aumento de peso, causado por el aumento del sedentarismo y la drástica reducción de la actividad física durante la pandemia.
En lo que respecta a la escuela, las dinámicas que genera la educación a distancia han contribuido a un aumento de los problemas asociados a la atención y el aprendizaje escolar.
Nos referimos a la pérdida del interés por el estudio y a una emocionalidad que, especialmente en la adolescencia, es más inestable, convirtiéndose en fuente de angustia psicológica.
No pocas veces hemos visto episodios de autolesión en adolescentes y formas de somatización en niños y adolescentes. En muchos niños, la angustia psicológica y emocional resulta en malestar corporal con dolor abdominal o migrañas. Otros niños y adolescentes tienen un comportamiento problemático con irritación, ira, arrebatos agresivos.
En conclusión, es nuestro objetivo, compartido con los pediatras, apoyar y proteger la salud en la infancia y la adolescencia. Acompañamos y ayudamos a los padres en el desarrollo y crecimiento de sus hijos. Sobre todo en los momentos críticos, que la actual pandemia ha amplificado.
Otro objetivo fundamental nuestro es incrementar las competencias de una profesión que el propio Sigmund Freud había definido como una de las más difíciles de aprender: ¡la de ser Padres!