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Mayo es el mes de la Virgen. Rezar cada día el Santo Rosario es un buen regalo a María, que la Madre de Dios agradece y enriquece espiritualmente a quien la pronuncia. Pero es fácil caer en la rutina. Hay trucos y consejos para mejorar esta oración y que ese regalo sea lo más sentido posible.
1Planifica cuándo lo vas a rezar
Es fácil que las ocupaciones del día a día, el ritmo vertiginoso de la vida, trabajo, gestiones, labores del hogar… vayan desplazando hasta a veces hacerlo inexistente un ratito de tiempo, quince minutos, para gozar de cierta tranquilidad para rezar un buen rosario.
Por eso, al inicio de la jornada, durante el ofrecimiento de obras, hay que planificar cuándo vamos a rezar el rosario, planificar ese espacio, incluso podemos ponernos una alarma en el móvil para recordar que tenemos ese hueco como algo importante del día. Y esos quince minutos dedicarlos a María, como si fuera una reunión ineludible.
2Reza el rosario con un rosario
Parece algo lógico, pero ocurre con frecuencia que cuando uno se dispone a rezar el rosario, principalmente si no está en casa o en la parroquia, no tiene un rosario a mano. Siempre es socorrido el uso de los dedos para llevar las cuentas, pero será más fácil perderse en el conteo.
Se puede llevar siempre un rosario en el bolsillo o en el coche. Si ocupa demasiado, una buena opción es hacerse con un rosario de dedo, que apenas ocupa espacio, y se puede llevar en el llavero, junto a las llaves de casa.
También se puede involucrar a los más pequeños de la casa. Los niños pueden colaborar haciendo un rosario a mano, como una pulsera con su cordón, las diez cuentas y la cruz. Así el rosario será también más sentido y servirá para tener a los familiares más presentes en la oración.
3Busca una imagen especial de la Virgen
Siempre que sea posible, y más durante este mes de mayo, es más fácil rezar el rosario mirando a la cara a la Virgen a través de una imagen. Cada uno tiene especial devoción a una advocación mariana o a una talla concreta. Cuando se planifique cuándo rezar se puede tener en cuenta frente a qué imagen rezar.
Por ejemplo, esa visita al colegio donde se estudió y se tiene un recuerdo de la Virgen que le acompañó durante la infancia. O esa Virgen del pueblo. O aquella que tenía su madre. Tampoco esa que te parece especialmente hermosa.
Rezar mirando a María. Frente a una imponente talla o frente a esa estampa que cabe en una cartera o en el bolso.
4Medita cada misterio
Los misterios del Santo Rosario se contemplan. A veces, con prisas, pasamos de un misterio a otro como si fuera un simple punto y seguido. Es bueno dedicar un par de minutos a recrear mentalmente la escena, a meternos en ella, y desde allí pedir o agradecer algo a Dios por intercesión de María. Meterse en cada misterio nos hará también que cada rosario sea distinto, porque será no sólo una oración vocal sino también contemplativa.
5Por énfasis en una frase
La repetición de avemarías puede convertir en esta oración en algo que se dice de carrerilla sin pararnos a pensar lo que estamos diciendo. Tendemos a despistarnos en nuestros pensamientos porque somos capaces de repetir la oración y tener nuestra mente en otro lado.
Un truco para concentrarse es elegir en cada misterio una frase del avemaría y pronunciarla con especial atención. Elevando el tono, con más pausa, siendo consciente de lo que estamos diciendo y el significado de lo que se pronuncia.
6Una canción a la Virgen para terminar
Después de las letanías podemos terminar el Santo Rosario cantando una canción a la Virgen María. Hay numerosas canciones, muchas muy populares, que sirven también como oración final. Siempre dan un tono alegre.
Cantar en compañía, si estamos rezando el rosario junto a más gente, es aún más emotivo. Desde una Salve cantada hasta esas canciones a María que aprendimos desde niños.
7No olvides hacer una romería
Una romería es un plan impresionante para hacer en familia o con amigos. Puede incuso plantearse como un día de campo visitando una ermita de María, con pic-nic, con niños, con más familias.
Puede ser además un buen momento para invitar a algunos amigos que quizás no hayan tenido la iniciativa de rezar. Las gracias de María son inmensas, y puede ser un momento no sólo de devoción, también de apostolado.
Al mismo tiempo, rezar en familia es lo más bonito que hay. Una buena manera de implicar a los niños. Cada misterio puede conducirlo un pequeño. Por turnos, y cada uno puede hacer pública una intención personal por la que todos los miembros de la familia o de la romería van a rezar juntos.