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México: El nuncio pide “tolerancia cero” a abusos y narcotráfico

AGUILILLA
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Jaime Septién - publicado el 21/05/21
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El diplomático vaticano se metió en pleno Michoacán para denunciar la inacción del Gobierno, y también pidió más firmeza a la Iglesia en su lucha contra los abusos del clero

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El Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola, se ha distinguido por su capacidad de enfrentar conflictos dentro y fuera de la Iglesia. Un diplomático vaticano que no tiene, como suele decirse, “pelos en la lengua”. Algo inusual en México, donde las formas todavía son muy importantes. Quizá la simulación lo es más.

Y si para muestra basta un botón, el nuncio Coppola fue a meterse a la cueva del narcotráfico en México, a la ciudad de Aguililla, en el Estado de Michoacán; en plena Tierra Caliente donde la Familia Michoacana y el cártel Jalisco Nueva Generación mantienen una cruenta disputa por el territorio que pega en la población civil.

Ahí, en la parroquia de Aguililla, a la que se llega por caminos inhóspitos, cuajados de vestigios de tiroteos, matanzas y venganzas brutales; llena de vados creados por los narcos para evitar la circulación de la gente y poder cobrar “derechos de paso”; Coppola no tuvo empacho en denunciar al Gobierno local y al federal de esta caótica situación.

Tampoco la tuvo, recientemente, al denunciar que en la Iglesia católica de México, en las décadas pasadas, se dieron gran cantidad de encubrimientos para salvar a sacerdotes que abusaron sexualmente de menores de edad.

La celebración de la Misa con el Nuncio, convocó a cientos de fieles de Aguililla y sus alrededores que ese día lo declararon “un día especial”, puesto que pudieron desplazarse con libertad y acudir al templo sin miedo. De hecho, el propio Coppola reconoció que entre los fieles había muchos enviados de los cárteles, “para enterarse de que iba la celebración”.

La parte central de la homilía caló hondamente en los políticos tanto de Michoacán como en quienes gobiernan al país. “En donde el Estado no está, donde el poder público, el interés público no está, hay siempre intereses particulares que tratan de apoderarse” de las ciudades, los pueblos, los territorios. Y de la intimidad de las personas por el miedo.

En otras palabras, haciendo eco a lo que muchos analistas de la vida social y política de México han señalado, Michoacán puede ser “un Estado fallido”. Encarrilado, el nuncio Coppola reveló que, cuando llegó a México, funcionarios federales le pidieron que no hablara de la violencia que se vive en el país “porque iba a ahuyentar al turismo”.

Ahora, tras una entrevista realizada y divulgada por la agencia EFE, Coppola vuelve a sorprender al admitir que miembros de la Iglesia católica mexicana (sin mencionar nombres) en verdad encubrieron durante años casos probados de abusos sexuales en contra de menores de edad cometidos por miembros del clero.

"Pienso seriamente que hubo personas que encubrieron con intención mala. Quiero pensar que también hubo personas que encubrieron sin darse cuenta de lo grave que era un gesto o una mano", denunció Coppola en la entrevista que le hizo EFE en la sede de la Nunciatura Apostólica en la Ciudad de México.

El Nuncio Coppola llegó a México a finales de 2016, en sustitución del actual Nuncio en Washington, Christophe Pierre. En sus casi cinco años de presencia en el país, ha enfrentado el tema de los abusos del clero sin cortapisas. Muy cercano –él mismo lo confiesa a EFE—a la exhortación del Papa: tolerancia cero contra este “asesinato psicológico.”

Los datos no dejan sitio a dudas: ambos problemas (violencia brutal y abusos encubierto en el pasado) son de importancia extrema para México y para la Iglesia católica. En cuanto a violencia, la aterradora frecuencia de asesinatos dolosos se robustece, poniendo al país en primer sitio mundial con una tasa cercana a los cien asesinatos diarios.

En lo que respecta a abusos sexuales contra menores cometidos por miembros del clero en el pasado – 81 de las 95 diócesis ya cuenta con una Comisión que protege a los menores y evitar encubrimientos—se tienen contabilizados 271 sacerdotes de los cuales 103 han sido cesados, 45 no han sido suspendidos y 123 tienen expedientes pendientes de conclusión.

Así, en el último mensaje del Nuncio a los obispos en la Asamblea Plenaria de Abril de 2021, resume su preocupación: “La disminución de la población católica en esta tierra Guadalupana, es sumamente preocupante. Estamos constatando ahora cuánto la formación en la fe no había logrado ni ha logrado penetrar a fondo en los bautizados”.

Violencia social y encubrimientos de abusos en la Iglesia mucho tienen que ver con esta amarga situación presente.

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