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Para guiar esa lectura, motivarla, y reflexionar sobre ella, la Fundación Studium de la prelatura del Opus Dei acaba de publicar de manera gratuita en distintos formatos digitales “A la luz del Evangelio: textos breves para la meditación”, de monseñor Fernando Ocáriz.
Se trata de una edición gratuita y digital de una obra publicada en impreso por Ediciones Palabra, en la que a través de 120 breves meditaciones propone un amoroso e insistente acercamiento a Jescuristo, porque como Ocáriz observa, “si él nos ama en todo momento, en las situaciones de agobio, de cansancio, de contrariedad, de experiencia viva de la miseria, incluso en el mismo pecado —a pesar de él y con él—, ¿por qué nos inquietamos? ¿por qué perdemos la paciencia?”.
En el recorrido de la vida de Jesús, siempre con María a su lado, las breves meditaciones interpelan al orante para gozosamente renovar el sí a Dios y al servicio a los demás, también, aún cuando sea difícil escuchar a Dios.
En esas circunstancias –cuántas veces se nos presentan en este interminable sendero-, invita el Prelado del Opus Dei:
“Como el ciego Bartimeo, imploremos: ‘−Señor, que vea’ (Mc 10,51). Y añadamos: −Señor, que te quiera ver; que te escuche, que te quiera escuchar… para poder repetir cientos de veces, a lo largo de la jornada, la potente afirmación de María: ‘Hágase en mí según tu palabra’.”
El itinerario, siempre motivado por una frase del Evngelio, acerca a una relación íntima con Jesús -“Jesús y yo. Es una relación personal, única, insustituible”- pero también a la familia, “generadora de civilización y de bien”.
No es que la obra realice 120 interpretaciones explicitas de la esperanza en pasajes del Evangelio. La esperanza nace espontáneamente de la propuesta de contemplación de Jesús en cada etapa de su vida y en la permanente invitación a unirnos en una barca que, como invitaba Francisco, estamos invitados a salvarnos juntos. “Contemplando este misterio de amor, el Señor nos dará también nuevos impulsos para transmitirlo a los demás. Este misterio de amor, el Señor nos dará también nuevos impulsos para transmitirlo a los demás”.
Esa esperanzadora contemplación, propone reiteradamente monseñor Ocáriz, se posa muchas veces entre los ancianos, como Siméon, movidos por el Espíritu. Ellos, nos hace ver, aparecen una y otra vez a lo largo del Evangelio, sembrando trascendencia; y los nuevos Ana y Simeón lo hacen en nuestra propia vida, con más fuerza en estos períodos de incertidumbre: “Ver rezar el rosario a una persona mayor que pasa tiempo sola es una imagen que puede quedar en el corazón de alguien para toda la vida. Ellos nos enseñan que el amor no entiende de jubilación”.
En la amistad humana que surge “con nueva y sobrenatural fuerza” de la amistad con Dios, en la conciencia de que nuestra vida sobrenatural crece en la Iglesia, en la que tenemos un “verdadero padre y maestro”, en la conciencia de la filiación divina, las reflexiones van persuadiendo de que “Nada hay en esta vida que pueda disminuir la verdadera alegría de los hijos de Dios, ni siquiera las adversidades externas, obstáculos, dolores, incomprensiones, injusticias”.
A la luz del Evangelio, hay motivos de esperanza, como vamos caminando con el autor. Pero esa esperanza, naturalmente, como guía en las reflexiones, se convierte en motor de una barca en la que se nos invita naturalmente a echar redes:
Anunciar en estos contextos, incluso en los que el mismo culto se nos restringe, podría parecer utópico. Pero nos recuerda Ocáriz que “Al sabernos hijos de Dios, convocados por Él, no podemos sentirnos extraños en nuestra propia casa; no podemos transitar por esta vida como visitantes en un lugar ajeno ni podemos caminar por nuestras calles con el miedo de quien pisa territorio desconocido”.
Ese consuelo hallado en el amor a Dios, que se transforma en un anhelo de compartirlo, lleva a una última serie de breves comentarios sobre la caridad. “Amar a los demás por Dios es amar a Dios en los demás”, recuerda Ocáriz, quien incluso precisa en actitudes concretas de vivir esa caridad: “Nuestra sonrisa y nuestro trato amable son amor de Cristo hacia la humanidad”.
A la Luz del Evangelio, de Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, puede descargarse en múltiples plataformas desde aquí.