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En el diario católico italiano Avvenire del pasado 20 de mayo se dedicó un gran espacio a la fibromialgia. Una enigmática enfermedad reumática, definida por el Papa Francisco durante el Regina Caeli del domingo 9 de mayo: "patología que a veces se descuida".
El Pontífice expresó su solidaridad con quienes padecen esta dolorosa y paralizante enfermedad, cuya causa aún se desconoce. También llamado síndrome de fibromialgia o síndrome de Atlas, es una enfermedad crónica que causa dolor generalizado, astenia no justificada por el esfuerzo físico y rigidez muscular.
Hoy sabemos que las mujeres son las más afectadas, pues representan alrededor del 90% de los enfermos, con un pico entre los 40 y los 60 años, y que sufren importantes repercusiones en el ámbito laboral y socio-afectivo. (Fondazioneveronesi.it)
Se estima que en Italia unos 4 millones de personas la padecen: una cifra que sitúa a la fibromialgia en el segundo lugar en cuanto a frecuencia entre las enfermedades reumáticas, inmediatamente después de la artrosis. (Ibídem)
Se cree que existe una predisposición genética que se caracteriza por anomalías de los receptores de neurotransmisores de serotonina y dopamina, estrechamente involucrados en los procesos de procesamiento del dolor. Según esta interpretación, los pacientes tendrían un umbral de dolor más bajo a nivel del sistema nervioso central, lo que explicaría la facilidad de experimentar síntomas dolorosos.
También parece que algunos cuadros psiquiátricos como ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático y somatización pueden predisponer a la aparición de la enfermedad.
Su inicio es generalmente sutil, a menudo después de haber sufrido un evento traumático físico y / o psíquico. El síntoma clave es el dolor generalizado, ya que se localiza en los músculos, tendones, ligamentos y piel.
El dolor se asocia con una variedad de manifestaciones clínicas: astenia, rigidez matutina, parestesia, trastornos del sueño, ansiedad, dolor de cabeza, depresión, intestino irritable, fenómeno de Raynaud (trastornos circulatorios en las extremidades de las manos y los pies). (Fondazioneveronesi.it)
La fibromialgia no se manifiesta con alteraciones físicas, biológicas o instrumentales, siempre ausentes. Por ello, el diagnóstico se realiza de forma estrictamente clínica en combinación con la presencia de puntos sensibles: puntos electivos en los que se estimula el dolor, localizados en los músculos, en el inserciones de tendones o prominencias óseas. (Ibídem)
La ausencia de daños en órganos o aparatos susceptibles de objetivarse explica que el paciente muchas veces reciba el diagnóstico de forma tardía, tras haber expuesto su calvario a numerosos especialistas de distintas ramas de la medicina.
Aparte del dolor - explica Maria Antonietta D'Agostino, catedrática de Reumatología de la Universidad Católica de Roma - no hay signos clínicos específicos y característicos y por tanto se procede con un diagnóstico diferencial de exclusión.
Es tan difícil de diagnosticar, especialmente temprano, como complejo de curar.