Muchos fueron sus éxitos musicales y muchos los premios ganados. Hoy vive feliz con sus balas de plata que son sus hijos y esposo. Atrás quedaron los eventos masivos de música ranchera y grupera de la Ke buena, La Z, Televisa, Univisión, donde participaba cantando y bailando.
Hoy vive feliz al lado de su amado esposo Gustavo, hoy los dos viven intensamente la fidelidad en el amor de Dios. Conoce la historia de cómo dos cantes de la música regional grupera mexicana se enamoraron.
– Priscila, muchas gracias por concedernos esta entrevista para Aleteia en español.
Al contrario; para mí es un gusto, un placer y una bendición siempre que tengo la oportunidad de que me inviten a compartir algo. Gracias por la invitación.
– Para nosotros, en Aleteia, es muy importante que personalidades famosas y católicas que inspiran a la gente tengan un espacio con nosotros, para nuestra audiencia, y quisiéramos que, primero que nada, nos puedas contar un poco sobre ti. ¿Cuál es tu nombre completo, dónde naciste y cuáles son los talentos que Dios te dio?
Yo nací en Ciudad de México. Mi nombre es Gladys Priscila Camacho Segura. Actualmente soy Priscila Ángel porque, cuando te vienes a Estados Unidos, te quitan los apellidos de los papás y te ponen el del esposo.
Dios me dio la bendición de tener un papá que se dedica a la música, cantautor, y yo desde pequeña crecí viendo eso y, aparte, Dios me había dado la vocación para dedicarme a la música. Entonces, desde muy pequeñita, incursioné en festivales de niños.
Me gusta mucho hacer deporte; a la edad de 5 años empecé en el deporte haciendo taekwondo. A lo largo de mi vida he hecho varias cosas, bendito sea Dios; me dedique tanto a la música como al deporte, a su debido tiempo cada cosa.
– ¿Dónde surge “Priscila y sus Balas de Plata”?
En la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Yo nací en el Distrito Federal, y estuve ahí por 14 años, y allí fue donde participé en el Segundo Festival “Juguemos a Cantar”. Me acuerdo que cantaba una canción arriba de mi burrito, vestida como una indígena de mi país, México; iba con mis trencitas y un traje típico, y cantaba esta canción que me compuso mi papá.
Y, bueno, con el paso de los años, cuando yo tenía 14, nos fuimos a vivir a Monterrey. Ahí, junto con mis hermanos, que son mi hermano Tirzo y mi hermana Úrsula, bajo la dirección de mi papá, Tirzo Paiz, empezamos a hacer realidad este sueño de los tres dedicarnos a la música. Yo con 16 años, mi hermano con 14 y mi hermanita con 11 nos convertimos en “Priscila y sus Balas de Plata”.
– ¿Qué significó para ti esta etapa de tu vida y hasta dónde lograste los éxitos? ¿Dónde estuviste presente, en qué foros? ¿En dónde se presentó “Priscila y sus Balas de Plata”? Por favor, platícanos un poco de ese contexto, de Priscila, la cantante de música regional, ¿es correcto?
Sí, cantante de música regional mexicana, de música norteña, de cumbia. Yo tocaba el acordeón, mi hermano también; mi hermana era percusionista.
Iniciamos ahí en Monterrey; luego comenzamos a tocar en todo lo que es el norte de nuestro país; después ya nos fuimos al centro, luego a toda la república mexicana; posteriormente empezamos a venir a la Unión Americana, tocando en algunos estados; y, finalmente, fue prácticamente en todo Estados Unidos. También viajamos a Centroamérica.
Entre los foros más importantes donde nos pudimos presentar está el Auditorio Nacional y el Estadio Azteca. Fueron muchos años de estar trabajando, y Dios nos dio la oportunidad de lograr muchas cosas: premios, viajes; y siempre acompañados de mis papás, ellos siempre viajaron con nosotros. Después de que me casé, entonces viajaban conmigo mis hijos, y a veces mi esposo; toda la familia.
– ¿Qué cantabas? ¿Cuáles fueron tus éxitos como “Priscila y sus Balas de Plata”?
Nosotros teníamos mucho la idea de hacernos los covers de música estadounidense; por ejemplo, “I Will survive”, nosotros hicimos “Sobreviviré”, la versión en español. También teníamos canciones como “Soy feliz como una lombriz”, y otras muy juveniles, muy infantiles. “Busco novio”, “Paraíso terrenal”, o “Ahora que estuviste lejos”, que es más bien un bolero. En fin, muchas canciones, y, de entre ellas, muchas de las que escribió mi papá, como “Pintando corazones”, “Si me quisieras un poquito”, etcétera.
Fueron muchos discos grabados, discos especiales de éxitos; también de éxitos de la época de la balada, de la época de Rocío Banquells, de Lupita D’Alessio, ¡de esa época! Y las canciones las hacíamos a nuestro estilo.
– ¿Y qué premios llegaste a alcanzar, Priscila?
Pues, bendito sea Dios, hubo de todos los premios; Premio Furia Musical, Premios Lo Nuestro, Premio Billboard, nominación al Latin Grammy, los Heraldos… No sé, pero creo que en todos los que había en esa época tuvimos oportunidad de participar, bendito sea Dios.
– ¿Cómo se da esta esta bonita historia de amor entre tú y el otro famosísimo artista, Gustavo de “Los Temerarios”? ¿Cómo surge esto?
Pues justamente trabajando. Nosotros nos conocimos en el estado de Texas, donde estaba yo trabajando; él llega a un evento a saludar a unos amigos de otro grupo, y una amiga mía, que era promotora, me dice: “Mira, ahí está Gustavo de ‘Los Temerarios’, ¿lo quieres conocer?”, y dije que sí.
Yo estaba arriba de la camioneta, esperando mi turno para bajarme, y entonces ella llama a Gustavo y le dice: “Te quiero presentar a Priscila”. Va Gus conmigo y, curioso, el primer regalo que le di a quien sería mi esposo fue un rosario; no me acuerdo por qué lo tenía yo en la mano, pero lo vi y le dije: “Ten, te regalo esto”, pues ellos (Los Temerarios) recientemente habían pasado por una situación familiar difícil, así que sentí que debía dárselo. Después de conocernos pasaron 4 años y nos volvimos a ver en los Premios Furia Musical.
– ¿Crees que regalarle un rosario fue algo que marcó de alguna forma su relación?
Pues a lo mejor no tanto el rosario; pero que Dios lo tenía para mí, sí. María Santísima ha estado siempre presente en mi vida, siempre he sentido sus cuidados; a ella le he pedido muchas cosas y me ha concedido otras tantas, y ha intercedido, por ejemplo, por la vida de mi hijo el más pequeño.
En muchas situaciones específicas he pedido su auxilio; en nuestro matrimonio, con mi familia… Hoy pertenecemos a un grupo de Familias del Rosario de la Virgen de la Paz, donde tenemos ya casi 10 años rezando el Rosario en familia, esposos e hijos.
– Platícame sobre tu fe. ¿Quién te la inculcó? ¿Cómo oraba Priscila; o no tenías a Dios muy presente en esa época en que eras muy famosa?
Siempre lo tuvimos presente, sobre todo por parte de mi mamá: mi papá se encargaba de la cuestión musical, así fue siempre tanto en la casa como en el trabajo. Y, en las cuestiones de fe, mi mamá la verdad que siempre estuvo al pendiente de nosotros desde pequeños; ella pertenecía a un grupo de esposas cristianas y a las señoras que rezaban el Rosario; siempre andaba en algo, como el estudio de la Biblia.
A veces llegaban a la casa mis amigos o los amigos de mi hermano, cuando estábamos chiquitos, y decía a mi mamá. “Antes de jugar vamos a rezar el Rosario”, y nosotros le decíamos: “¡Mamá, cómo crees, si ellos vienen a jugar, no a rezar; se van a aburrir”. Y pues nos ponía a rezar, y se nos hacía eterno en ese entonces el Rosario.
Cuando salíamos a trabajar no vivíamos nuestra fe como debería de ser porque, para empezar, los eventos eran en fin de semana, así que no asistíamos a Misa. Pero mi mamá ya había sembrado en nosotros la semillita de la fe. Y siempre, antes de salir, rezabamos; y también antes de comer. Nuestro Rosario; además, ya individualmente, lo que rezara cada quien antes de dormir, etcétera, es decir, lo normal, lo de todos los días.
– ¿Cómo fue tu noviazgo con Gustavo? ¿Puedes decir que fue un noviazgo atípico, un noviazgo de cara a Dios?
Fue muy bonito, realmente muy apoyado por nuestros papás, con mucha comprensión y mucho diálogo entre nosotros. Con mis papás, sobre todo con mi papá, se llevó súper bien desde siempre; a veces platicaba más tiempo con él que conmigo. No sé si eso es algo normal o anormal.
Estuvo muy bien; pero, por supuesto, tuvimos nuestras dificultades; yo tengo un temperamento como que más más fuerte, y él es mucho más tranquilo, bendito sea Dios, y siempre muy comprensivo, siempre me ha apoyado mucho en todo, me ha dado libertad en todo, y no sé si por nuestras mismas carreras aprendimos a darnos nuestro tiempo, a respetar lo que cada uno quiera hacer en su trabajo; siempre respetamos mucho eso.
– ¿Te casaste por la Iglesia?
Sí, por supuesto. Ya vamos a cumplir 20 años este diciembre.
– ¿Cómo definirías en pocas palabras a Gustavo, tu esposo?
Pues se me hace difícil definirlo en pocas palabras; es un hombre bueno, es un hombre muy bueno, es un hombre generoso, es un hombre que me trata muy bien; es un excelente esposo, es un excelente papá; además es humilde, optimista, simpático, sencillo, trabajador, nada preocupón. Tiene muchas, muchas cualidades.
– ¿Y te canta canciones de “Los Temerarios”, o te ha dedicado alguna canción?
No, no que yo me acuerde.
– ¿Cómo fue él en el camino de la fe? ¿Ya tenía esa relación con la fe católica, o tú lo fuiste llevando?
No, él ya era católico. Ése no ha sido nunca un problema. Para nada. Cuando empezamos nuestro matrimonio, no éramos tanto de ir a la iglesia, sino que Dios nos fue llevando poco a poco.
Yo, de joven, sí había tenido mi retiro, y había estado en el coro de la iglesia. Y Gustavo, por su parte, empezó su agrupación cantando Misas.
– ¿Qué fue lo que los fue acercando más a la Iglesia? ¿Un momento obscuro, difícil, la adversidad? ¿O fue Dios quien sutilmente, por amigos o por gusto los fue acercando a la Iglesia?
Mucho tuvieron que ver en mis papás; por ejemplo, cuando vivimos en Monterrey, mi mamá siempre nos invitaba a ir a las Misas de sanación, y a mi esposo le encantaba ir, le gustaba mucho la prédica del padre Rodolfo; Gustavo siempre ha sido muy abierto a la Palabra de Dios, y a mí también siempre me ha encantado.
De hecho, el otro día, platicando con mi mejor amiga, le decía yo: “Quién iba a decir que ahora yo iba a estar cantando música católica”, y ella me respondió: “¿Cómo que quién iba a decir? ¿No te acuerdas que a veces, cuando venías a la casa y se hacía de noche me decías ‘espérame tantito’, y entonces sacabas tu librito y te ponías a rezar?”. Entonces me acordé; ese librito me lo regaló mi mamá; todavía lo tengo, es el “El libro de mis oraciones”, pero me había olvidado de eso, de cuando yo estaba chiquita.
Para mí ha sido muy importante que mi mamá, desde muy chiquitos, nos enseñará a tomarnos de la mano de María, y que nos presentará a Dios como un Padre bueno, un Padre presente, un Padre real, que te escucha.
– ¿Ahora qué cantas, Priscila?
Después de cantarle al amor del mundo, pues hoy le canto al amor de Dios, de quien nos viene todo lo bueno. Se escriben canciones al amor de pareja, lo que también es bueno, lo que también es bonito; y es normal que todos queramos cantar este esas canciones, porque tampoco es algo malo.
Pero, bueno, hoy canto la música de antes, me gusta mucho cantar la música tradicional porque es con la música que yo crecí yendo a la Misa, y, sobre todo, porque me acuerdo mucho de cómo esos cantos me ayudaban a conectarme con Dios.
La música siempre ha sido un vehículo, un puente por el cual nos conectamos de una manera increíble y maravillosa y hermosa con Dios nuestro Señor, o con aquello con que te quieras conectar, depende de lo que estés escuchando; por eso hay que tener cuidado.
– ¿Y qué temas tienes en el ámbito católico? ¿Podríamos imaginar a Priscila en una Hora Santa, cantando alabanzas?
Sí, por supuesto; he cantado ya en muchas, no sé cuántas; en muchas noches de adoración he participado. En los conciertos de música católica, de un tiempo para acá yo hablé con la persona que me ayuda a organizar lo de las invitaciones, y le dije: “Oye, vamos a pedir que, siempre después del concierto, haya un rato de adoración”.
¿Por qué sucedió esto?, porque hubo un par de veces en que me invitaban a dar un concierto y, cuando se acababa y no había adoración, entonces me sentía yo rara. Le dije: “Como que el invitado no vino. O sea, cantamos y todo, pero falta lo esencial, lo fundamental: Aquel por quien estamos aquí”.
Me gustaría adorar con toda la gente; ya que estamos aquí, que se lleven la bendición no de que me vinieron a ver a mí, porque yo qué les puedo dar; sino la bendición de haber estado Jesús Eucaristía.
Entonces empezamos a pedir que, siempre que fuera a cantar, de preferencia se hiciera adoración, guiada siempre. A mí me gusta más que esté guiada por un sacerdote; hay personas que sí se les da muy bien llevar la Hora Santa; y me ha tocado algunas veces que no hay nadie, entonces, en el nombre sea de Dios, pues lo hacemos.
Pero ya ahí, en el momento, con las canciones y con las oraciones, a través del Espíritu Santo pues te van saliendo las palabras.
Así que sí, hemos cantado muchas noches de adoración.
– ¿En qué conciertos has estado y con quiénes? ¿Con Jon Carlo, Martín Valverde, Celinés? ¿Con qué otros cantantes católicos?
Casi siempre voy sola, y alguna otra persona que ellos inviten, ya sea de la parroquia, un coro o algún otro cantante de otra parte. Me ha tocado coincidir con Jon Carlo; también con Celinés. Con Azeneth, Gela, Jesed.
Con Martín Valverde no, pero me ha tocado ir a verlo. Fíjate que una vez nos iba a tocar cantar juntos, pero me enfermé y ya no pude ir. Me han tocado conciertos con muchos: con raperos, mariachis, de todo.
– ¿Cuáles son tus canciones católicas?
Canciones de nosotros tenemos, por ejemplo, algunas de mi papá, como “Eres todo, Señor”, “Te doy gracias”. “Te doy gracias, Señor” es una canción que yo compuse.
Cantamos canciones tradicionales desde “Dios está aquí”, “El Galileo”… Acabo de sacar un disco especial para la Virgen María con mariachi, en el que grabé el “Ave María”, también una canción mía que se llama “María”, canciones de mi papá, y “Dios te salve, María” que hizo una tía mía.
Estoy por sacar otra canción, no con disco completo, sino una sola canción a Jesús Eucaristía.
– ¿En YouTube podemos encontrar tu música, tus canciones?
En mi canal de YouTube tengo algunas, pero las puedes encontrar todas en iTunes y en Spotify. Y en YouTube creo que otras personas antes que yo lo subieron; en Spotify también antes que yo alguien ya subió los discos.
– Priscila, te vemos, te notamos como una mujer extraordinaria, con mucha luz, con mucha presencia, que eres feliz. Quisiera preguntarte si has tenido en la vida algún momento difícil o complicado, alguna noche oscura. ¿Alguna vez has llorado por algo?
¡Uf! Pues sí, por supuesto que sí; yo creo que estamos en un valle de lágrimas, y quien diga que no es así pues qué mentiroso.
Con el paso del tiempo he aprendido que, justo en esos momentos difíciles, en esos momento oscuros, es cuando más debemos tomarnos de la mano de Dios; y agradecer, porque muchas veces se nos hace muy grande lo que estamos viviendo, y puede que sí lo sea; sin embargo, siempre que volteamos a nuestro alrededor vemos que la cruz que yo llevo, comparada con la del hermano que tengo al lado, no es nada.
O sea, estoy sufriendo, y siento que me estoy muriendo a lo mejor del dolor, estoy desesperada; sin embargo, sé que no se compara en nada con lo que está pasando esta otra persona, y entonces dices: “Gracias, Dios mío, por darme lo que puedo soportar; ayúdame a entender, a aprender qué es lo que tengo que sacar de aquí”.
Pero eso lo he aprendido con el tiempo. Por supuesto que cuando eres joven no piensas así; pero, con el paso de los años, Dios me ha dado la oportunidad, la luz a través de su Espíritu Santo, de que entre en mi cabeza y en mi corazón que esos momentos son buenos y que nos fortalecen y ayudan a crecer en la fe.
– ¿Pero qué es lo que te ha hecho llorar en la vida?
Cuando iba a perder a mi hijo, al más pequeño de mis 3 niños, Alejandrito. Y fue ahí justamente donde más fuertemente me tome de la mano de la Santísima Virgen María; rezaba el Rosario en la mañana, en la tarde y acostada en la cama del hospital, sin poderme levantar por peligro de aborto.
Y tuve también un accidente automovilístico, embarazada de mi hijo, donde la panza del golpe se me puso morada; pero, bendito sea Dios, aunque mi hijo se dejó de mover un tiempo, vivió. Y ahora no para: se requete-mueve.
Fueron dos meses bastante críticos porque, aparte, tenía migrañas, dolores. Y, estando acostada, pasas incluso a la humillación o la vergüenza de que te tengas que dejar bañar; son cosas que te dan pena, que humillan, que te duelen; pero aprendes y te fortaleces y sales adelante de la mano de Dios. Bendito sea Dios que salí adelante de eso.
Y pues, hoy por hoy, aquí está mi hijo Alejandro de Jesús, y siempre, siempre, siempre, siempre, siempre he sentido, siempre que invocado la ayuda de María Santísima, siempre ha estado ahí para mí, ¡siempre!
– ¿Entonces estabas embarazada de Alejandro de Jesús cuando tuviste el accidente automovilístico?
Sí, tenía como 7 meses de embarazo, más o menos, cuando pasó eso; y, fue un poquito antes cuando tuve la amenaza de aborto. De hecho, no sabía que estaba embarazada; fue bien curioso porque me hicieron el ultrasonido y me hice la prueba y salí negativa.
Mi ginecólogo me dijo: “No estás embarazada; tómate estas pastillas para que te regularices porque traes un descontrol, pero no estás embarazada”. ¡Pues sí estaba embarazada! Pasan los días y empecé a tener hemorragias, me sentía muy mal, y entonces se presentó la amenaza de aborto; tuve que cancelar mis conciertos, con toda la presión de que gente pierde su trabajo. Esos momentos fueron muy difíciles.
– ¿Y cómo ha sido tu matrimonio? ¿Podemos decir que Priscila vivió feliz para siempre?
Pues para siempre yo espero que sí, es algo que se trabaja todos los días, con la bendición de Dios esperamos lograrlo. Pero, por supuesto, hemos tenido momentos muy felices como otros no tanto; y el único que nos ha sacado adelante es Dios, porque cuando te fías nada más de ti y te quedas en tu orgullo y en tu soberbia no sales adelante; en cambio, tienes que darte oportunidad de abrir tu corazón y así empezar a entender muchas veces.
Yo comento mucho en los conciertos que dicen que la oración cambia a las personas, y que yo rezaba para que Dios cambiara a mi mamá, a mi papá, a mis hermanos y a mi esposo; yo quería cambiar al mundo con mi oración. Y pues no, nadie cambiaba, no pasaba nada, todo seguía igual.
El día que cambié mi oración dije: “Señor, ayúdame a cambiar, a ser una nueva persona en Ti y para Ti”, y entonces empecé a cambiar y las cosas empezaron a cambiar; no te voy a decir que son perfectas, porque soy muy imperfecta y tengo muchos errores, debilidades y demás, sobre todo de carácter, pero fue entonces cuando las cosas cambiaron. A veces oramos para que los demás mejoren, pero el que debe mejorar es uno.
– ¿Has orado por tu esposo?
Sí, por supuesto. Y yo creo que es uno de los regalos más bonitos que podemos hacerle a quien sea, y no hay que dejar de hacerlo a nuestros hijos, a nuestros amigos, a nuestro cónyuge, a nuestros padres. Y a los que no conocemos, y al que nos ha hecho daño, y a todo el mundo, porque todos necesitamos de oraciones, de la asistencia de Dios, porque sin Él no somos nada.
– ¿Cómo pasaron el confinamiento, la crisis más fuerte de esta pandemia? ¿Cómo la vivió la familia de Priscila y Gustavo? ¿Estuvieron confinados juntos, conviviendo?
Fue un momento de mucha reflexión; nos ayudó mucho asistir a Misa diaria aquí en la casa, porque antes íbamos el domingo y a lo mejor otro día de la semana, por ejemplo en la escuela el miércoles, a la Misa de los niños. Así que con el confinamiento la Misa era todos los días, y había más convivencia; más ponerte a pensar y ponerte a agradecer, más cuando veías las cifras, las estadísticas.
Bendito sea Dios, que aquí estamos, aunque no hay trabajo, porque tampoco ha sido fácil: con esto mi esposo no ha salido a ninguna parte, yo tampoco. Y, después de más de un año, obviamente esto afecta; pero tenemos salud y estamos unidos. ¡Siempre hay mucho más para agradecer!
Y, sí, también en nuestra familia pasó que murieron dos o tres personas; y también ha sido difícil el no poder ir, el no poder estar con ellos, acompañarles. Si confiabas en Dios, pues todavía mucho más hay que confiar que Él les va a dar el consuelo, aunque físicamente no puede estar uno y abrazarlos. Ni entre ellos pudieran ya verse unos a unos a otros; es algo muy difícil y muy feo.
– ¿Cuál es tu santo favorito? ¿A quién te encomiendas más?
Pues a la Santísima Virgen María. No tengo un santo favorito; de pequeña, una tía me presentó a san Judas Tadeo. Tengo libritos de la vida de los santos, y me gusta con mis hijos leer a diario sobre alguno; pero son tantos que, la verdad, para aprenderte la vida de todos está como que tremendo. Pero te motiva, te fortalece y te ayuda a seguir adelante el poder leer eso.
Ahora va a ser la Confirmación de dos de mis tres hijos, y cada uno escogió a un santo. Mi hija eligió a santa Cecilia, pues se va a estudiar a la Facultad de Música, y mi hijo escogió a san Antonio de Padua.
Al chiquito le toca hasta el año que viene; a ver cuál elige.
– ¿Qué se puede lograr con el Santo Rosario, Priscila?
La Santísima Virgen obra maravillas; se puede lograr todo lo que tú pidas y que sea bueno para ti; para empezar, paz, la paz en tu corazón; el cambio en tu persona, la paz en tu familia, la armonía en tu hogar y en tu matrimonio. Lo que tú necesites y que sea bueno para ti lo vas a conseguir.
– ¿Cada cuando rezas el Rosario?
Procuro todos los días.
– ¿Lo rezas con Gustavo?
Y también en familia. A Gustavo le gustó mucho también el de la Virgen desatanudos, porque están las oraciones muy bonitas para los esposos, muy lindas. La primera vez que yo recé el Rosario, y recé la oración final que viene para la esposa, no sabes cómo lloré, porque sí te toca y te hace tomar conciencia. Como a mí me ayudó y me hizo ver ciertas cosas, me dije que a más personas les puede ayudar, así que lo quiero grabar y lo quiero compartir; además mucha gente me lo pide, me dice: “Enséñanos, es que no sabemos”.
Entre mis seguidores yo no tengo pura gente que vaya siempre a la iglesia. A veces a los conciertos llegan personas que dicen: “Yo no voy los domingos a Misa; yo nada más soy católico, pero vine a escuchar tu concierto a ver qué”. Pues qué padre que Dios se puede valer de un instrumento tan imperfecto para empezar a acercar a la gente, y, una vez que lo escuchan, salen de ahí enamorados, y puedes acercar a la gente más a Dios.
Y en este caso, con el Santo Rosario me pasa mucho eso, que me dicen: “Pero enséñame”, aunque uno pueda pensar: “¡A poco no sabes cómo rezar el santo Rosario...!”. Pues no, hay muchas personas que no saben; entonces, con muchísimo gusto, vamos a hacerlos.
– ¿Dónde vives actualmente?
En San Antonio, Texas.
– ¿Te sientes con la misión, el compromiso de evangelizar a los hispanos?
En primer lugar, la misión que yo siento es hacia mi familia. La he tenido clara desde que yo era chiquita; yo tenía claro que un día quería casarme, tener muchos hijos…, o sea, siempre quise tener una familia antes que otra cosa. Mi misión principal es mi esposo y mi familia.
Y, con lo que Dios me permita hacer, en lo que me resta de tiempo, pues sí se puede evangelizar mucho. No puedo salir ahorita por lo de la pandemia; pero, ya antes, muchas veces he tenido que decir que no, y créeme que me duele; pero no puedo ser incoherente y tener aquí a mis hijos abandonados y hablar por otro lado, evangelizando. Entonces, primero lo primero. No pasa nada si no voy, pues invitarán a otro cantante, y lo que Dios va a hacer es lo mismo conmigo que con quien sea.
Pero hay otros medios, y hoy tenemos el Instagram, el Twitter, el YouTube y todo eso a lo cual tengo acceso, y tengo gente que me sigue; aunque no sean millones, con una persona a la que ayude es suficiente. Dios te puede dar de tarea a una persona, o a diez, o a mil, las que sean. Pero haz lo que te toca.
Me gusta mucho compartir desde oraciones, el Evangelio del día, canciones… Y me gusta compartir también mi día a día, porque siento que es importante que las mujeres no se olviden de ser mujeres felices y mujeres de fe, y que hay que serlo en todos los aspectos de nuestra vida. Que no está mal hacer ejercicio, que no está mal si te arreglas, que no está mal comer bien; lo que está mal es obsesionarnos con eso. Pero pues hay que cuidarnos, tenemos un esposo; hay que darle ejemplo a los niños; o sea, somos seres integrales, todo importa; por supuesto, lo mayor y lo más importante es la cuestión espiritual, pero todo lo demás también cuenta.
– ¿Eres una mamá-esposa-fitness?
Sí. A lo mejor mucha gente piensa que me obsesiono. No es así; yo hago ejercicio desde los 5 años. Además, por cuestiones médicas, por condiciones de mi corazón, tengo que hacer ejercicio diario, y lo disfruto mucho; ésa es mi medicina para poner mi corazón a trabajar, porque de repente me empieza a latir menos, menos, menos; la indicación del médico es hacer ejercicio todos los días, sin excederme, de 45 a 50 minutos, 4 o 5 veces por semana. Y eso es lo que hago.
– ¿Entonces tienes un problema en tu corazón?
Sí, de repente me da bradicardia, y entonces me empiezan a bajar mucho las pulsaciones. De hecho estuve en el hospital hace poquito; estuve internado dos días, y pues estaban deliberando si me ponían un marcapasos, pero me dice el doctor que soy muy joven, que me cuide, que descanse más y que me ponga a hacer ejercicio. Entonces, si tengo que hacer ejercicio y lo puedo compartir con otras personas, ¿por qué no hacerlo?
– ¿Con qué nos despedimos?
Me quiero despedir con una invitación de todo corazón a todas las personas para que se tomen el tiempo diariamente de hacer oración, la que ustedes gusten, la que ustedes quieran; eso es lo que mantiene nuestra relación con Dios, en ese diálogo con las oraciones que hemos aprendido o con lo que nazca del corazón.
Que podamos empezar todos los días agradeciendo; si todos los días nos levantamos, nos persignamos, agradecemos y hacemos una pequeña oración, definitivamente nos cambia el día. Yo noto cuando lo hago; a veces, si se me pasó porque tengo prisa, sí noto la diferencia.
Les invito a que oren tanto en lo individual como en familia; hoy que la familia es tan atacada, hoy que la vida es tan atacada. Hoy, que confunden de una manera terrible, engañosa, maliciosa y de manera ventajosa a nuestros niños, pues es cuando más debemos estar nosotros presentes, defendiendo lo que Dios nos ha regalado, que es la vida, y la fe que nos ha concedido.
Si gustan orar con nosotros, tenemos en mi canal de YouTube la Coronilla de la Divina Misericordia grabada con mi familia; está la mía y están otras cien mil más, la que ustedes gusten. La cuestión es hacer oración.
Próximamente tengo también el proyecto del Rosario; tengo los Rosarios cantados, ésos están CD; y voy a hacer los Rosarios hablados, y también los Rosarios de la Virgen desatanudos, especial para los esposos; quiero tener todo esto en YouTube. Planes tengo muchos, lo que me falta es tiempo.