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Michael Haddad, libanés, deportista profesional y embajador de buena voluntad de la ONU se reunió este miércoles 2 de mayo con el papa Francisco al final de la celebración de la Audiencia General llevada a cabo en el Patio de San Dámaso en el Vaticano.
El activista defensor de la causa medioambiental escuchó la voz de aliento del Sucesor de Pedro, autor de la primera encíclica social que insta al cuidado de la Casa Común, Laudato Sí.
El deportista paralizado del 75% de su cuerpo desde que tenía seis años obtuvo una bendición del Papa antes de emprender su próximo reto: caminar 100 kilómetros por el Ártico usando un exoesqueleto que estabiliza su tronco, hombros y brazos.
“La discapacidad es solo un estado mental”, dijo Michael, 40 años, en diálogo con Vatican News. Considera su fe el motor que le ha llevado a conseguir tres récord mundiales.
"Decidí explorar mi potencial. Descubrí que nada es imposible. Esto se debe a dos cosas: la fe y la determinación. Fe en nuestro Creador, fe en nosotros mismos. Determinación, en la certeza de que dentro de nosotros hay potencialidades ilimitadas para avanzar y vencer todas las barreras”.
"Sonreír, eso también es una misión. Es un síntoma de la felicidad que llevo dentro. Uno de los propósitos en la vida es ser feliz, Jesús nos dijo que transformáramos el miedo en alegría”.
Michel le regaló al Papa una rama de un cedro, símbolo de su país, y la foto de un bosque junto a una iglesia. Francisco le pidió: ‘Reza por mí en el Polo Norte’.
El embajador de buena voluntad de la ONU planea recorrer 100 kilómetros en el Polo Norte. Una osadía con fines científicos que debía enfrentar en 2020 y que aplazó a causa de la pandemia. Ahora está prevista para febrero o marzo de 2022. Los datos que recogerá servirán para que otras personas vuelvan a caminar.
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