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Álvaro sale de la UVI para atendernos un momento. Lleva 20 días allí, sin despegarse de su hijo Alvarito, de siete años.
El niño sufre una enfermedad rara que aún no tiene nombre, pero que se manifiesta entre otras cosas en parálisis cerebral. Una complicación en el estómago le está provocando paradas respiratorias.
El padre se plantea “que se puede ir”, con dolor pero con la paz que da saber que “Alvarito es un ángel que no está hecho para este mundo, está hecho para Dios”.
La escena se ha repetido en estos últimos días en el hospital 12 de Octubre de Madrid. Alvarito está monitorizado, empieza a bajar el oxígeno, afecta al corazón, los médicos acuden corriendo.
"Me echan a la sala de espera, y yo, a rezar avemarías. Pienso que se va con el Señor. Es muy duro, te planteas cosas muy fuertes. Me está obligando a ver que si se va se marcha con Dios. Pasan 20 minutos, pienso que quizás ya esté con Él. Me llaman, le han recuperado. Y vuelvo para dentro".
Un sacerdote al que encontró –providencialmente- en la sala de espera ha dado la Extremaunción al pequeño.
Nos dice que las oraciones siempre son bien recibidas. Por Alvarito y por su familia. Su mujer Cristina y sus otros dos hijos, Andrés (9) y Jaime (2). Están todos volcados con un niño que les ha cambiado la vida.
Álvaro era músico, centrado en sus conciertos y –como él dice- en sus "mis". Lo que al principio veía como "una faena de la vida" se convirtió en un camino de fe: "tengo paz, somos una familia feliz. El secreto de la felicidad es darse y olvidarse de uno mismo. Es la gran lección de Álvaro en mi vida".
Le costó mucho dar el paso de contar su testimonio. En este vídeo cuenta su historia: dolor, conversión, fe y esperanza. Si tiene 10 minutos, no se arrepentirá de verlo.
Álvaro no se considera un ejemplo de nada y no termina de comprender que su testimonio esté impactando a quien lo ve. "Me ha sorprendido mucho, no pensé que fuera para tanto".
Las visitas al vídeo-reportaje no paran de crecer. Se cuentan por miles. Los comentarios al vídeo de Youtube le llegan al corazón. Cuando los lee, mira a su hijo y le dice: "Alvarito, la que has montado en un momento".
"Estamos aquí (la vida) para un momento. Leo los comentarios que me dicen, miro a Alvarito y da sentido. El dolor está ahí, no lo quita, pero le consigue dar una visión sobrenatural. Creo que el Señor me ha usado como instrumento, yo sólo he intentado hacer Su Voluntad".
Cuando los médicos descubrieron la enfermedad de su hijo se le vino el mundo encima: “Tuve miedo. Miedo al dolor, a la incertidumbre, miedo a que el niño sufriera”. Su hijo le necesitaba para todo.
Sus prioridades cambiaron radicalmente. Una noche vio un vídeo de Sanjosemaría en Youtube en el que una madre con un hijo como el suyo le pedía unas palabras para poder llevar con alegría la situación.
La respuesta del santo –llena de ternura- y la cara de los padres que preguntaban le trastocaron. Le cambiaron, "me hicieron verlo de una manera totalmente diferente". Ahora le veían como un gran regalo que le había hecho el Señor.
Un día entró en la iglesia de Jesús de Medinaceli, en Madrid. Rezó, se confesó, participó en la misa, comulgó: "Salí de la iglesia ‘volando’, con felicidad. Y me preguntaba ¿cómo he podido pasar tantos años sin darme cuenta y valorar que esto estaba aquí para mí?".
Su vida cambió por completo. Dedicada a su familia. Y siempre con esperanza, como dice en el vídeo:
“Mie esperanza absoluta es que Álvaro, en el Cielo, va a cantar, va a correr, va a hacer el gamberro. Y yo quiero verlo. Y para verlo lo que tengo que hacer es también ir al Cielo. Así que tengo que ser bueno. Y a ver si me cuelo”.
Con trece años ya creó un grupo de música con sus amigos. Le encantaba tocar en bandas, dar conciertos, grabar canciones… Tuvo que dejar la banda con el primer embarazo de su mujer, pero montó un estudio de grabación en casa.
Hace un par de años, decidió poner su talento musical al servicio del Señor. Empezó a tocar en el coro de Santa María del Pilar, en la misa de familias del domingo, y enroló para el coro a viejos amigos con los que compartió escenarios en otros ambientes muy diferentes.
Su hijo Alvarito siempre estaba con ellos en el coro, junto al altar. Con el Covid tuvieron que dejarlo porque su hijo es persona de riesgo y estaban muy expuestos, "pero volveremos", dice el músico.
Y mientras, ha creado un canal de Youtube llamado “Con Guitarras a María”. Apostolado en forma de canciones que graba en su propia casa. Ya lleva cinco. Alguna, como “Guadalupe”, le hacen sentir orgulloso del resultado.
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