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“Hay que alegrarse de estar vivo, aunque se sea el más miserable de los hombres”

EL VIAJE A OXFORD
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Vidal Arranz - publicado el 27/06/21
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‘El viaje a Oxford’ desvela una ‘conversación’ inédita sobre la Biblia entre el novelista católico José Jiménez Lozano y el escritor protestante Stuart Park

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“Hay que alegrarse de estar vivo, aunque se sea el más miserable de los hombres”. La frase, rotunda, corresponde al novelista abulense José Jiménez Lozano, fallecido hace poco más de un año, y se recoge en el libro póstumo ‘El Viaje a Oxford que nunca tuvo lugar” que acaba de salir a la luz.

La publicación recoge una ‘conversación’ peculiar -más bien un intercambio de textos- en torno a la Biblia protagonizada por el Premio Cervantes, el más católico de los grandes escritores contemporáneos españoles, y Stuart Park, un escritor protestante con el que mantuvo una larga relación de amistad a lo largo de más de 30 años.

A ambos les une, además de su común condición de creyentes y cristianos, su interés común por la Biblia, por su grandeza literaria y la mirada que proyecta sobre el mundo.

De ello hablan ampliamente en el libro. También del modo como el universo bíblico, que tan importante ha sido para la cultura occidental, es actualmente cada vez más ignorado, lo que abre un abismo entre los hombres del presente y el legado cultural que han recibido.

La conversación, tanto como la amistad misma, expresan de forma natural el talante ecuménico de José Jiménez Lozano, uno de esos ‘cristianos nuevos’ que se identificaron con el espíritu del Concilio Vaticano II, que cubrió como periodista para el periódico El Norte de Castilla, entonces dirigido por el también escritor vallisoletano Miguel Delibes. Fruto de aquellas estancias en Roma, durante los años 1964 y 1965, publicaría, poco después, ‘Meditación española sobre la libertad religiosa’.

En toda la obra del escritor abulense hay, además, un interés por la heterodoxia y un respeto por los distintos tipos de creencias -tiene escritos sobre los mudéjares, los moriscos, los judíos…- así como un lamento y denuncia de las intolerancias del pasado que se plasmaron en libros como ‘Guía espiritual de Castilla’ o ‘Los cementerios civiles y la heterodoxia’, dedicado a esos espacios segregados dentro de los camposantos donde se enterraban a los no católicos.

Al respecto de esta última obra, Jiménez Lozano reflexiona en ‘El viaje a Oxford’ sobre la paradoja de que, mientras la intolerancia religiosa ha desaparecido, al menos en España y en Occidente, la del laicismo militante parece seguir muy viva.

“Cuando escribí y publiqué el libro –‘Los cementerios civiles’- hace treinta años, me pareció que estaba escribiendo una historia, una parte de nuestra historia nacional ya pasada”, referida a una actitud “caducada”. “Pero mientras en este caso la situación ha variado radicalmente, el más ciego laicismo, pese los dos laicismos criminales del siglo pasado, como el nazismo y el comunismo, parece no haber variado nada”.

“José Jiménez Lozano creía, ante todo, y por encima de todas las cosas, en la libertad de conciencia. Por eso le atrajeron los heterodoxos. Y es que, si te quitan eso, no te queda nada”, asegura Stuart Park, que se ha encargado de dar forma final a un libro que, al margen del indudable interés de su contenido, da forma literaria a una amistad. Años de relación en torno a intereses comunes como la Biblia, los pájaros o Cristo. Pero también en torno a la literatura y la cultura en general.

El viaje a Oxford a que hace mención el título de la obra -que cuenta con prólogo del carmelita Teófanes Egido- alude a un viejo proyecto de los dos escritores y amigos que nunca pudo llevarse a efecto. Gran admirador de la cultura británica, el autor de ‘El mudejarillo’ no había estado nunca en aquel país y deseaba visitar Oxford -en uno de sus poemas bromea sobre la posibilidad de obtener de esta universidad un título de Mirlo, o Cuco, Honorario- y Canterbury, por su admiración hacia Chaucer. Lo que finalmente no pudo ser por razones de salud.

Pero, aunque la Biblia sea el centro, hay mucho más en este ‘Viaje a Oxford¡, como revela la frase con la que se inicia este artículo, desprendida justamente del análisis del Eclesiastés, uno de los libros bíblicos que fascinan a los dos interlocutores, como a ambos les intriga su misterioso autor, Qohélet.

EL VIAJE A OXFORD

Aunque, después de todo, quizás estemos ante una extensión del mismo tema. Y es que la vida, la palabra viva, es el gran asunto de la Biblia. Como también lo es de la escritura de José Jiménez Lozano.

El fallecido escritor abulense cita en una de sus contribuciones a la ‘conversación’ con Stuart Park un comentario sobre su obra, publicado en la revista El Ciervo, donde se afirma que su poesía “rezuma en cada libro mayor optimismo vital… La curiosidad, lucidez y gusto por reírse con el mundo, disfrutarlo y brindar por ese gozo aumentan libro a libro”.

“Bueno, pues ojalá sea así”, es su lacónico y nada narcisista comentario. “Y lo que confieso por mi parte es que no he hecho ningún pacto con diablo o bruja, sino que es que el mundo está muy bien, y los pájaros no hacen metafísica”.

Todo gira en torno a la Biblia. También en torno a su ausencia en la cultura española, algo que duele especialmente al narrador y poeta español. Y es que se lamenta de que, en España, “no hay ni numerosas ni profundas recreaciones literarias y artísticas de las historias bíblicas”, a diferencia de otros países europeos.

“La tensión existencial de las historias bíblicas y su soberbio lenguaje, el encanto o la grandeza, a veces trágica, de sus personajes, no han significado nada en nuestro ámbito literario, y no hay aquí un ‘Paraíso perdido”, opina Jiménez Lozano, en referencia a la obra de John Milton. El escritor cree que esto ha privado de profundidad a la literatura española.

Esa carencia se traduce, a su juicio, en una “incapacidad para la radicalidad y la detección del grosor de las cuestiones, el desasosiego o la celebración de las cuales siempre constituyó la grandeza y profundidad del arte”.

Pero es que, además, sugiere que el desconocimiento de la narrativa bíblica ha empujado a la literatura española en exceso hacia “el imperio de lo retórico frente al lenguaje carnal y verdadero”. Un modo de contar, el bíblico, que busca que las palabras “levanten vida”.
“A mi juicio”, le responde Stuart Park, “la línea que viene de Teresa, fray Luis y Juan de Yepes, pasando luego por Miguel de Unamuno, desaparece prácticamente hasta recalar en usted, lo que da la medida de la ausencia de lo bíblico en las letras españolas”.

En otro momento, Jiménez Lozano se explaya en explicar la singularidad de la narrativa bíblica, judaica, que se caracteriza por presentarse a partir de imágenes, no de conceptos morales, o de mitos, y por centrar su interés, no en lo especulativo o abstracto, sino “en la experiencia existencial de la realidad”.

“Para el mundo hebreo toda la preocupación se centra en la historia y en la vida diaria y el destino del hombre, y en la justicia en relación con los demás hombres y con el Creador, y estos asuntos se conocen contando historias”, explica Jiménez Lozano.

El escritor abulense trabajó en su literatura con parámetros similares, buscando una forma de narración esencial, pero en este libro, pergeñado en los últimos años de su vida, se ve obligado a reconocer que “esa presencia bíblica en mi escritura es de las cosas que más me han perjudicado como escritor, porque de este modo me he marginado, o he sido marginado, por mi temática y mi lenguaje y ciertos prejuicios ideológicos muy hispánicos”.

Dado que el libro gira en torno a la Biblia y con un interlocutor protestante hay varios capítulos dedicados a la dificultad que existió en España hasta tiempo reciente para acceder al texto en castellano, así como al papel jugado por los colportores, protestantes que distribuían en nuestro país biblias “sin notas”, es decir sin comentarios que orientaran la interpretación del texto. Esa labor tiene en la figura de George Borrow, autor de ‘La Biblia en España’ a su representante más destacado y ambos interlocutores muestran su afecto y admiración por su figura.

Finalmente, dos textos de Jiménez Lozano, no publicados antes en libro, cierran la obra y giran justamente sobre estos asuntos. Uno es la presentación que elaboró para la exposición ‘Biblias españolas en el exilio” y otro titulado ‘Los Borrow’ que evoca a esos otros hombres protestantes empeñados en la labor de difundir la Biblia en nuestro país, a menudo a contracorriente.

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