El capítulo 21 del Evangelio de Juan nos presenta una escena que se ha interpretado comúnmente como la contraparte de los tres actos de negación de Pedro.
Curiosamente, mientras que los cuatro Evangelios incluyen las negaciones de Pedro, solamente el Evangelio de Juan incluye esta escena en la que Jesús pregunta a Pedro "¿me amas?" tres veces.
Aunque algunos biblistas entienden estas tres preguntas, hechas por Jesús en su tercera aparición tras la Resurrección, como un momento redentor en el que Jesús aborda las tres negaciones de Pedro y lo confirma como líder de la Iglesia naciente por entonces, otras sutilezas de este diálogo pueden valorarse mejor si nos remontamos al griego original.
Una pregunta y una petición
En el texto, encontramos que Jesús comparte desayuno con los discípulos poco después de su Resurrección. El Evangelio dice así:
"Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?'. Él le respondió: 'Sí, Señor, tú sabes que te quiero'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis corderos'. Le volvió a decir por segunda vez: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?'. Él le respondió: 'Sí, Señor, sabes que te quiero'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas'".
Le preguntó por tercera vez: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?'. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: 'Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas'.
Una vez más, el hecho de que Jesús replique a la respuesta de Pedro ─'Sí, Señor, tú sabes que te quiero' ─ con un mandato ─bien 'apacienta mis corderos' o bien 'apacienta mis ovejas'─ tiene al menos dos significados que funcionan en paralelo, uno como consecuencia del otro.
Jesús confía en Pedro
Por un lado, es una clara ejemplificación del Gran Mandamiento: si Pedro ama de verdad a su Señor ─Kyrie es la palabra que usa Pedro, según el texto griego original─ entonces seguro que cuidará de quienes le pertenecen a él.
Por otro lado, se trata de un momento concreto de perdón divino: a pesar de sus tres negaciones, Jesús confirma a Pedro tres veces en su papel como líder de la Iglesia pero, curiosamente, nunca dice abiertamente que le perdona.
En vez de eso, muestra simplemente a Pedro que la relación nunca se rompió. Al menos, no desde la perspectiva de Jesús.
Este gesto indica que el amor de Dios es más grande que nuestro propio pecado personal, no importa lo grave que sea.
¿No bastaban dos veces?
Pero ¿no sabemos por otros pasajes del Evangelio que confirmar algo dos veces es más que suficiente?
¿No es así como se ha interpretado comúnmente el clásico pasaje de Mateo: "Cuando ustedes digan ‘sí’, que sea sí, y cuando digan ‘no’, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno"?
Claro está, este "cuando ustedes digan ‘sí’, que sea sí" indica también que el "sí" que se pronuncie debe coincidir con el "sí" del corazón, para evitar la hipocresía.
Pero también se interpreta como que sugiere que basta una confirmación solemne de un "sí" o un "no" dados, lo cual haría que subsiguientes juramentos, promesas y compromisos fueran innecesarios (y, por lo tanto, deberíamos evitar el jurar en nombre de Dios, como si con ello buscáramos más confirmación aún).
¿Por qué, entonces, pregunta Jesús a Pedro tres veces en vez de solo dos? ¿Se trata solamente de revisar las negaciones de Pedro?
Tipos de amor en griego
El texto griego quizás nos ofrezca una perspectiva interesante al respecto.
En griego, a diferencia de en español, hay al menos cinco palabras diferentes para "amar".
El amor que uno siente por los amigos es philía. El amor que se siente por un familiar es storge. El amor que uno siente por una pareja con la que se está comprometida es eros.
Un cuarto tipo de amor, philautia, es el que uno siente por uno mismo. Y un quinto tipo de amor, agape –al menos en su uso grecocristiano– se refiere a un tipo de amor trascendental, una forma de amor más elevada habitualmente concebida como el amor de Dios por los hombres y de los hombres por Dios.
¿A qué tipo de amor se refieren Jesús y Pedro en nuestro fragmento?
El amor que Jesús pide a Pedro
Las primeras dos veces, Jesús pregunta "¿Simon Ioannou, agapas me?". La traducción, como puede verse, es delicada.
Ciertamente, Jesús pregunta a "Simón, hijo de Juan" si le ama trascendentalmente, incondicionalmente, divinamente, usando el verbo agapein en referencia al amor divino y trascendental.
Sin embargo, Pedro responde: "Nai, Kyrie; su oidas oti philo se" ("Sí, Señor, tú sabes que te quiero") empleando el verbo philein, que implica amar de una forma más amistosa y "limitada".
Sin embargo, la tercera vez, Jesús cambia de agape a philein: "Simon Ioannou, phileis me?", con lo que parece presionar un poco más a Pedro, casi como si Jesús estuviera preguntando a su discípulo algo parecido a: "¿De verdad, Pedro? ¿Me amas como amas a cualquier otro de tus amigos?"
De hecho, Juan nos cuenta que cuando Pedro se percata de que Jesús no solamente le pregunta una tercera vez, sino que, además, emplea otro verbo, como yendo del amor trascendental a otro más "simple", Pedro "se entristeció (…) y le dijo: 'Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero'", pero sigue empleando el mismo verbo, philein.
De modo que, ¿podemos extraer algunas conclusiones de los diferentes usos de estos verbos en referencia a distintos tipo de amor?
Una invitación a recordar
Hay una propuesta: Jesús parece estar intentando hacer que Pedro recuerde, no solo su negación, sino, además, el mismo momento en que se conocieron en el mar de Galilea, cuando Jesús le dijo "Navega mar adentro, y echen las redes".
Cambiar de philia a agape es, en efecto, emocionalmente equivalente a cambiar de la "orilla" a aguas más profundas y la condición de posibilidad de ser capaz no solo de cuidar del rebaño, sino, como Jesús dijo a Pedro tras la primera pesca milagrosa, de ser un auténtico pescador de hombres.