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La increíble historia de la mujer que sobrevivió a Auschwitz gracias a la música

ESTHER BEJARANO
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Esteban Pittaro - publicado el 13/07/21
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Esther Bejarano falleció este sábado 10 de julio a los 96 años de edad, pacíficamente, en un Hospital de Hamburgo.

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La muerte había tocado a su puerta casi 80 años antes, en los campos de concentración nazis, pero la música la había salvado del fatal desenlace. Con la misma música que la salvó pudo relatar y hacer docencia durante décadas de los horrores del Holocausto convencida de que lo que ocurrió una vez, puede volver a ocurrir.

Bejarano, apellido que adoptó de casada, era hija del cantante Rudolf Leowy y creció rodeada de música hasta que la avanzada nazi ocupó Saabruecken. Pero mientras que sus padres y su hermana fueron deportados y asesinados, ella fue sobreviviendo hasta que llegó a Auschwitz, donde se postuló para la orquesta de niñas.

Uno de los principales estudiosos de la música en los campos de concentración, Guido Jochen Fackler, diferencia dos tipos de ámbitos musicales en los campos. Por un lado, la música creada por los prisioneros para ellos mismos, como ámbito de expresión, apoyo a la supervivencia, compuesta en la clandestinidad y ejecutada en los escasos tiempos de esparcimiento. Por otro, la música al servicio de los oficiales. En este caso, usada tanto para manipular como para denigrar a los detenidos, para entretener a los oficiales y mostrar ante colegas la “excelencia” del campo.

Bejarano recordaba que una de sus principales funciones era tocar el acordeón. Lo hacía acompañando con música el ingreso de trenes con judíos que serían eventualmente asesinados en las cámaras de gas. Como escribe Fackler, la música servía para engañar y disuadir del inminente desenlace. Los músicos, recordaba Esther, interpretaban con lágrimas en los ojos sabiendo lo que ocurriría.

Con la música como aliada sobrevivió al horror. Luego de Auschwitz, fue trasladada a Ravensbrueck, campo creado por los nazis exclusivamente para mujeres. Allí también sobrevivió al horror de los experimentos y los vejaciones, y hasta a una marcha de la muerte. Hasta que llegó la liberación. Y la música que tocaba con dolor fue alegría para los demás: inmediatamente pidió un acordeón a las tropas americanas para entretener y animar a otros supervivientes y a los soldados.

La música siguió siendo para ella plataforma de expresión, ámbito para combatir con educación y recuerdo un antisemitismo que siguió percibiendo con el paso de los años en Alemania, a la que regresó tras un tiempo en Israel. En los 80 fundó una agrupación con sus hijos en la que interpretaban, entre otras, canciones de los guetos. Y desde 2007 se unió a Microphone Mafia, un grupo de rap desde el que continuó con su recuerdo histórico.

Entre los numerosos reconocimientos que recibió Esther Bejarano se encuentra la Orden del Mérito de Alemania y la medalla Carl von Ossietzky.

Esther Bejarano, superviviente del horror, dedicó su vida a perpetuar su testimonio con la misma música que la salvó. Su valentía y resiliencia nos permite recordar y hacer recordar, como invitaba el papa Francisco el Día Internacional del Holocausto:

“Recordar es una condición para un futuro mejor de paz y fraternidad. Recordar también significa tener cuidado porque estas cosas pueden volver a ocurrir, empezando por propuestas ideológicas que quieren salvar a un pueblo y acaban destruyendo a un pueblo y a la humanidad”.

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