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Al concluir la primera semana tras las protestas masivas más grandes de la historia del régimen castrista en Cuba, el hermetismo en la información de lo que realmente sucede en la isla y la durísima respuesta del régimen encabezado por Miguel Díaz-Canel marcan la pauta.
“Cuba se ha quedado a solas con su economía y su economía alcanza para poco en un momento en que las crisis convergentes de la isla y el uso de internet potenciaron las voces inconformes, de periodistas, blogueros, músicos, artistas, difundiendo estilos, lenguajes, modas, esperanzas y fatigas contrarias al muro de piedra del discurso vacío de la Revolución y sus opresiones cotidianas”, escribió en su columna del periódico Milenio el historiador y periodista mexicano Héctor Aguilar-Camín.
El número de detenidos, desaparecidos, arrestados, liberados bajo amenaza de cárcel y las imágenes que, de vez en cuando se pueden colar por el nuevo “enemigo” de las autoridades cubanas, las redes sociales e Internet, muestran que, lejos de amainar, la protesta crece.
Este 18 de julio se dio a conocer por diversos medios que organizaciones que defienden los derechos humanos de los cubanos han contabilizado 382 detenciones desde las manifestaciones populares pacíficas. Las mismas se originaron en San Antonio de los Baños y fueron secundadas por prácticamente todas las ciudades importantes de la isla.
La mayoría de los detenidos –entre los que figuran periodistas, seminaristas, sacerdotes, activistas de los derechos humanos y artistas (esta comunidad ha sido la que ha encendido la mecha de las protestas por el protagonismo del grupo de artistas de San Isidro)—son varones (310), muchos de ellos jóvenes.
La razón de este número de detenciones a jóvenes es que ya “perdieron el miedo” a la dictadura que se arraigó en la isla desde hace poco más de sesenta años. De hecho, el sábado 17 tuvo lugar la reaparición de Raúl Castro Ruz para respaldar a Díaz-Canel. Se hizo mediante una concentración multitudinaria en La Habana y otras ciudades. El objetivo fue mostrar “el músculo” comunista.
El mismo día de las manifestaciones, Díaz-Canel había llamado a las calles a los “revolucionarios comunistas” para encarar a los manifestantes y detener lo que el régimen cubano ha llamado “la descarada intervención extranjera” de los contrarrevolucionarios que quieren desestabilizar a Cuba”.
Mientras tanto la canción “Patria y vida” se ha hecho cada día más un himno de protesta coreado por miles de jóvenes (y muchos adultos) en respuesta a la famosa consigna de “Patria o muerte” de los revolucionarios comandados por Fidel Castro quienes derrocaron al régimen de Fulgencio Batista hacia 1959.
Otras consignas han sido elevadas en las manifestaciones: la principal de ellas es “¡Libertad!”, seguida de “¡Abajo la dictadura!". En muchos lugares de la isla se han producido enfrentamientos cara a cara. Algunos de ellos –como un video que circula en redes sociales hoy lunes por la mañana—se han saldado a balazos por parte de policías vestidos de civil.
Según Infobae:
“La capital (La Habana) fue el lugar con más arrestos por parte de las fuerzas del régimen, con 112 detenciones y luego se ubica Holguín, con 76. Además, aún hay 28 cubanos desaparecidos, probablemente apresados por la dictadura pero que no fueron registrados oficialmente y sus familiares no saben dónde están retenidos o si están con vida”.
La ventana abierta de Internet y la imposibilidad material del Gobierno cubano de bloquear toda comunicación con el exterior (desde el domingo 11 de julio se ha intentado, por todos los medios posibles, bloquear el acceso a Internet a los ciudadanos) ha sido la forma de hacer llegar al mundo el SOS de los cubanos.
En este contexto, el sacerdote Ronaldo Montes de Oca, de la arquidiócesis de Camagüey (donde fueron detenidos y liberados el seminarista Alberto Reyes y el sacerdote Cástor José Álvarez) dijo en un video que la respuesta del Gobierno a las manifestaciones ha generado una “ola de odio y de violencia muy fuerte”.
La situación de Cuba ha saltado a las calles de buena parte de capitales del mundo. Desde Times Square en Nueva York, hasta Montevideo, en Uruguay. En esta última ciudad, como informa SIGNIS:
Esta es la consigna en prácticamente todas las manifestaciones de dentro y fuera de Cuba. Se busca que la libertad impere sobre la ideología. Que los cubanos puedan tener acceso a los alimentos y las medicinas básicas para vivir con dignidad. También al trabajo remunerado y a la libertad de movimiento, de pensamiento, de religión y de creación cultural.
Para muchos analistas de la situación cubana, a diferencia de otros movimientos como el de las Damas de Blanco . También el colectivo San Isidro. Éste representa el hartazgo de buena parte de la población ante la conculcación de sus derechos humanos fundamentales y ante una economía destrozada.
Hay quienes llaman a este movimiento “el principio del fin del régimen comunista”. Otros, más moderados y a sabiendas que el cambio en Cuba tendría que ser negociado, llaman “el fin del principio”. Es decir, el final del principio que dio pie a la dictadura de Fidel y Raúl Castro Ruz, ahora extendida en Miguel Díaz-Canel: el comunismo (en su bastión de América Latina).