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Larrabetzu -en la provincia de Bizcaia (País Vasco, España), cuenta con una de las iglesias más antiguas de la comunidad autónoma. Está dedicada a los santos Emeterio y Celedonio, que fueron mártires a comienzos del siglo IV en la ciudad de Calagurris (Calahorra, Logroño). Su culto se extendió enseguida por el norte de la Península Ibérica y se sabe que los vascones ya habían conocido el cristianismo en el siglo III.
Esta iglesia de Larrabetzu fue fundada en el siglo IX por los labradores censuarios del Señorío de Bizkaia y era una de las iglesias juraderas del Señorío. Siglos después, por privilegio del infante Don Juan, nacería el pueblo de Larrabetzu, que tomó el nombre de la parroquia y que hoy tiene unos 2.000 habitantes.
Aquí puedes ver imágenes de la iglesia de Larrabetzu:
En su término se asentaron casas de armas como las de Adán de Yarza, Sarria, Zugasti y las torres de Basaraz y Goikoletxea.
El gobierno de la localidad estaba formado por un alcalde, un síndico y un regidor, que tuvieron asiento y voto en las Juntas Generales de Gernika.
En la anteiglesia, bajo una techumbre de madera, puede verse una mesa de piedra, que era un lugar de compromiso firme. Y es que el Señorío de Bizkaia pasó a pertenecer al reino de Castilla en 1379 y el rey Juan I de Castilla viajó a Larrabetzu para jurar los fueros. Luego harían lo mismo sus sucesores hasta el siglo XIX.
Cada nuevo rey de Castilla renovaba allí su compromiso de respetar la legislación propia de la zona. Primero iba a lo alto de Aretxabalaga, donde se levanta el árbol del mismo nombre. Allí los vizcaínos saludaban al nuevo señor, y después bajaba a Larrabetzu a prestar juramento. Posteriormente lo haría bajo el árbol de Gernika.
El Señorío desapareció como tal en 1876, pero la tradición y la reivindicación histórica del País Vasco en la cultura y la política española hacen que Larrabetzu tenga un significado especialmente vivo aún hoy.
La iglesia de San Emeterio y San Celedonio de Goikolexea en Larrabetzu es un templo imponente. Hoy sigue activa como parroquia. Por fuera tiene el aspecto de una gran casa fortificada, con pocos elementos embellecedores y una clara función de protección. El clima lo impone: la lluvia es frecuente durante todo el año, y también el frío a lo largo de varios meses.
Es de planta rectangular, de una sola nave dividida en tres tramos. Tiene un pórtico apeado en pies de madera que rodea al edificio. Sirve para proteger de las inclemencias del tiempo.
La mayor parte del edificio que vemos hoy es anterior al siglo XVII. En ese siglo se completó la nave actual y se erigió la torre-campanario, de planta cuadrangular, que ha necesitado ser reforzada con hierros (se pueden ver desde el exterior).
En el siglo XVIII se construyó la sacristía, que está adosada por detrás a la cabecera del templo. Las bóvedas son de crucería.
Tiene dos puertas de acceso. La portada más antigua es del siglo XIV y se abre en el segundo tramo en el lado de la Epístola.
La entrada principal está fechada en el siglo XVIII. Pertenece al estilo barroco y consta de frontón curvo partido sostenido mediante pilastras cajeadas que enmarcan un vano adintelado. Este tiene gruesas molduras y está decorado con placas.
La iglesia se construyó mayoritariamente con piedra arenisca aunque el cuerpo superior de la torre es de ladrillo y en el pórtico se utilizó la madera.
En el interior, destacan varios elementos. Hay un retablo hispano-flamenco y un altar revestido con un magnífico frontal de decoración vegetal pintada sobre piel. El sagrario, dorado, está colocado en un lugar preeminente.
Recientemente se descubrió que las paredes tenían pinturas medievales. Al restaurarlas, apareció en el lado de la epístola una gran figura de San Cristóbal portando al Niño Jesús a hombros mientras cruza un río. en la pared de la derecha mirando al altar, hay unas figuras alegóricas que representan tres pecados capitales.
Larrabetzu es, desde hace siglos, un punto de paso para los peregrinos del Camino de Santiago que viajan por el País Vasco. En el exterior puede verse un humilladero (una cruz de piedra ante la que los peregrinos pueden orar y que invita a la humildad). También hay, frente a la iglesia, una casa parroquial que atiende a los viajeros, siempre siguiendo las medidas anti-covid.
Bajo el porche de madera puede verse la mesa de piedra donde los reyes de Castilla juraban lealtad a los fueros y asumían el señorío de Bizkia.
A un lado de la iglesia de Larrabetzu se encuentra el cementerio, renovado hace pocos años, muy cuidado y querido por los vecinos. Todas las lápidas son iguales, algo que sin duda hace reflexionar sobre la muerte que nos iguala a todos.