El 26 de julio, la Iglesia celebra la fiesta de san Joaquín y santa Ana. En esta ocasión, la
comunidad de las hermanas de la Caridad de Santa Ana, mediante una novena, invita a invocar a estos dos grandes santos como pareja para fortalecer el matrimonio y la familia y seguir avanzando juntos hacia la santidad.
Aunque los padres de la Santísima Virgen no se mencionan nunca en el Nuevo Testamento,
algunos evangelios apócrifos se refieren a ellos como una pareja discreta pero muy presente.
Procedentes de la sociedad acomodada de Jerusalén, san Joaquín, hombre piadoso y
caritativo, y santa Ana, modelo de dulzura y consideración, tenían 50 años y aún no tenían hijos.
A pesar de su aflicción, aceptan esta prueba con humildad y confianza, seguros de la
bondad del Señor para con ellos.
Durante una fiesta religiosa, Joaquín va al Templo de Jerusalén para ofrecer un cordero como sacrificio.
¡Qué humillante fue cuando el Sumo Sacerdote rechazó su ofrenda, considerando su esterilidad una maldición de Dios!
Herido, Joaquín se retiró al desierto para encontrar silencio y paz. Allí recibe la visita de un ángel…
Al mismo tiempo, el ángel Gabriel se apareció a santa Ana y le habló del próximo nacimiento de una "hija bendita por la que serán bendecidas todas las naciones de la tierra y por la que vendrá la salvación del mundo".
¡Qué conmoción debe haber sido para esta pareja acoger la gracia del Señor de esta manera!
¡Qué inmensa alegría debieron experimentar con el nacimiento de su hijita María! ¡Cómo debían de querer a ese bebé que Dios les acababa de confiar después de tantos años de espera!
Sin embargo, a pesar de la inmensa ternura que sentían por su hija, decidieron llevarla al
templo a los tres años para consagrarla a Dios.
Allí permaneció y fue educada hasta la mayoría de edad, es decir, hasta los doce años. Por amor y devoción a Dios, Ana y Joaquín le ofrecen su más preciado tesoro.
Con las muchas alegrías y pruebas que experimentaron a lo largo de su vida, los padres de la Santísima Virgen forman parte de la vida cotidiana de cada pareja.
Fuente de inspiración y edificación, son un modelo de santidad por la gran ternura que muestran entre sí, por su fe y su inquebrantable confianza en Dios en los momentos de prueba y por su gran caridad hacia el prójimo.
También confirman que la santidad se puede vivir en pareja y no es un privilegio de
ciertos elegidos.
En su último libro Sacrés couples, el padre Pascal Ide exhorta a todos a
inspirarse en las santas parejas como Félix y Elisabeth Leseur, Balduino y Fabiola de Bélgica, Carlos y Zita de Habsburgo, Raúl y Madeleine Follereau,…
Del 26 de julio al 3 de agosto, cada pareja y cada familia, está invitada a hacer un balance de su relación y a meditar juntos sobre cómo puede actuar el Señor en su vida cotidiana.
Esta novena no sólo es una oportunidad para rezar juntos, sino también para encontrar un punto de anclaje y renovar las gracias y bendiciones recibidas en la familia.
Meditaciones y pasos concretos puntuarán estos nueve días y permitirán a las parejas y familias abordar temas diferentes cada día.
Siguiendo los pasos de Ana y Joaquín, no tengamos miedo de dar el paso y atrevernos a creer en la santidad en nuestra propia familia.
Por Albane de Cugnac