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Este 29 de julio de 2021 se cumplen 40 años de una de las bodas más famosas de nuestra era.
Y aunque su unión no duró, si sólo recordamos ese día, hay que reconocer que fueron unas horas donde la gente quiso ser testigo de lo que se veía como una gran historia de amor sacada de un cuento de hadas (como incluso se llegó a decir).
Pero quizá también es una lección que no importa lo bello que sea el vestido o lo grande y espectacular que sea la fiesta, en una boda, lo más importante es el sentimiento verdadero y el compromiso de los futuros esposos antes de decir “sí, acepto”. Todo el oro del mundo no puede comprar este sí.
1Una iglesia distinta
Carlos y Diana rompieron la tradición al casarse en la catedral de San Pablo y no en la abadía de Westminster, como lo hizo incluso la propia reina Isabel II con el príncipe Felipe de Edimburgo. Desde 1501, cuando se casaron el príncipe Arturo de Gales y Catalina de Aragón, nadie de la realeza se había unido en matrimonio allí. Se dice que la razón fue que la catedral de San Pablo tenía más aforo.
2Algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul
Su algo viejo era una pieza de encaje que le había pertenecido a María de Teck (bisabuela del príncipe Carlos) y que los diseñadores de su vestido lo utilizaron. Su algo prestado fue la tiara que usó, perteneciente a su familia (los Spencer) y que ha sido utilizada por varias generaciones. Y su algo nuevo fue la tela con la que se confeccionó la mayoría de su traje. Y su algo azul fue un pequeño lazo que los diseñadores cosieron a la altura de su cintura.
3Su impactante vestido (y la cola más larga)
Su traje fue diseñado por la pareja de esposos David y Elizabeth Emanuel. Estaba cubierto por 10 mil perlas y su cola ha sido la más larga de la historia de la monarquía británica con más de 7 metros de longitud. Acompañó su vestido con unos zapatos bajos (para no superar a Carlos en altura) con las iniciales de ambos impresas.
4Un amuleto secreto
Los diseñadores de su vestido quisieron sorprenderla cosiendo una herradura de caballo de oro y diamantes en la etiqueta para desearle buena suerte. Diana lo supo el mismo día de la boda. Sobra decir que no funcionó.
5Dulce celebración
Los invitados podían escoger entre 27 tipos de tortas diferentes… Sin embargo, sí había una torta principal que fue diseñada por David Avery, jefe pastelero de la escuela de cocina de la marina. Medía más de metro y medio de alto, tenía cinco pisos y estaba rellena de fruta. La decoración incluía flores, el escudo de armas de la familia real y las iniciales de los novios.
6La más vista
A pesar que su matrimonio terminó, la ilusión de esta pareja enamoró al mundo entero en su momento. Su boda de “cuento de hadas” fue vista por unos 750 millones de personas a nivel mundial. Ni siquiera la boda de alguno de sus hijos pudo igualar esta cifra.
7Fashion emergency
Cuando Diana se estaba poniendo perfume en sus muñecas, tumbó el frasco y manchó ligeramente su vestido pocas horas antes de la boda. ¿La solución? Durante toda la ceremonia ponía estratégicamente su bouquet o tomaba su vestido donde estaba la mancha y nadie se dio cuenta.
8Votos modernos
Diana no pronunció el tradicional voto de obediencia durante la ceremonia. En un primer momento, la gente pensó que los nervios la habían traicionado; no obstante, luego se supo que fue un requerimiento de ella antes de la boda. Kate Middleton y Meghan Markle siguieron su ejemplo.
Lo que sí fue producto de los nervios es que dijo mal el nombre de Carlos… le llamó Philip Charles Arthur George, cuando en realidad su nombre es Charles Philip Arthur George.
9La bordadora anónima
El espectacular velo de Diana, hecho a partir de una sola pieza de tul blanco de unos 140 metros de largo, fue hecho por una sola persona. Su nombre era Peggy Umpleby y trabajaba para una empresa que desde sus inicios le hacía accesorios a la familia real. Ni siquiera sus compañeras de trabajo sabían que ella lo estaba haciendo. Dijo que había pedido dos semanas de vacaciones, pero en realidad estaba en la mesa de la cocina de su casa bordando perlas y lentejuelas al velo hasta altas horas de la madrugada.
10El beso
Carlos y Diana nunca se besaron en el altar. Su primer beso de casados fue en el balcón del Palacio de Buckingham, una “tradición” que comenzó la hija de la reina Victoria (también llamada Victoria) en 1858 cuando se casó.