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Inmersos en un estilo de vida pandémico que nos empuja a enfrentar situaciones de gran estrés la mayor parte del tiempo, hoy los matrimonios se encuentran necesitados de más recursos para mantenerse fuertes y evitar heridas que pueden dañar la relación de pareja.
Cuidar la relación en estos tiempos se hace esencial para seguir adelante, superar los obstáculos de manera positiva y dejarse transformar por ellos sabiendo que es la relación matrimonial la que mantiene unida a la familia y hace que los hijos se sientan seguros y protegidos.
La pandemia nos ha demostrado que somos vulnerables ante muchas cosas como las enfermedades o la muerte y que hay situaciones que estamos viviendo hoy que escapan a nuestro control. Reconocer que somos vulnerables es el primer paso para comprender mejor al otro y lo que puede estar sufriendo así como también encontrar el apoyo que necesita.
Ser realista sobre los factores estresantes que estamos sintiendo y el impacto que estos pueden tener en nuestra relación matrimonial, nos ayudan a entender que si el matrimonio está sufriendo es muy posible que sea por una situación estresante y eso no significa que no esté funcionando, que se haya roto o que no tenga futuro.
Es vital ser amable con uno mismo y con el cónyuge al destapar las vulnerabilidades mutuamente. Al reconocer que no sabemos cómo actuar, que algo nos preocupa o que nos genera miedo, reconocemos nuestros límites y nos llenamos de fortalezas identificando emociones que pueden ayudarnos a salir adelante en ese momento.
Al ser una crisis que nos hace reaccionar de diferentes maneras, nuestras respuestas pueden ser impredecibles y no siempre de la manera más amable. En este sentido es fundamental hacer un esfuerzo por conocernos más. Tal vez nuestro matrimonio no había pasado por una situación de estrés de este nivel y estamos aprendiendo algo nuevo.
¿Conozco a mi cónyuge en situaciones de estrés? ¿Reconozco cuando tengo que darle un espacio personal a solas o cuando necesita que esté a su lado para escucharle? ¿Yo también me acepto y entiendo lo que necesito en momentos así? La pandemia puede verse como una oportunidad para poder conectarnos a un nivel más profundo y ser más empáticos cuando el otro está triste, cuando se siente frustrado, cuando está enojado o feliz.
Como efecto de la pandemia el tiempo en pareja pudo verse desplazado por el tiempo en familia. Es bueno y divertido tener más tiempo con los hijos en casa, pero las parejas necesitan buscar ese espacio a solas sabiendo decir que “no” a otros planes, incluyendo a los hijos, para poder reconectar el uno con el otro.
La compasión es un valor más elevado que la empatía porque además de conectarnos emocionalmente nos permite entender el sufrimiento del otro y ayudarnos. Desde que comenzó la pandemia, ¿cómo has mirado el dolor de tu cónyuge y que has hecho para ayudarle?
Siempre hay cosas que nos molestan del otro y la pandemia ha hecho que esas pequeñas irritaciones tomen gran tamaño al estar juntos en casa mucho tiempo. Tendemos a discutir por tantas cosas triviales sólo porque cada uno tiene una preferencia sobre algo. Cuando nos aferramos demasiado a nuestras preferencias personales y no vemos las del otro, podemos molestarnos con facilidad.
Si estamos en una situación de estrés, mejor considera como una obra de caridad el adoptar una actitud más relajada hacia las cosas que no son tan importantes en pos de una buena convivencia. Esto nos vuelve más libres para apreciar las diferencias y crecer con ellas. Deja de lado esas particularidades para que no te pongan mal o terminen de repente en un gran conflicto.
En un escenario tan caótico y cambiante como la pandemia, sin amor podemos fácilmente perder el rumbo. Todos necesitamos sentirnos seguros y protegidos y el amor es ese refugio que se reafirma en las cosas buenas que compartes con tu compañero de vida.
Haz un esfuerzo por apreciar las pequeñas cosas positivas que nuestro cónyuge hace todos los días y que antes de la pandemia tal vez podríamos haberlas dado por dadas, pero que en estas condiciones somos más conscientes de su valor como llevar a nuestros hijos a la escuela o hacer las compras.
Apreciar las pequeñas cosas en nuestras relaciones es especialmente importante en este momento donde a veces cuesta mantener la esperanza y ser positivo. Son esos pequeños detalles los que pueden ser agradablemente sorprendentes. Limpiar la cocina puede ser más que una simple tarea rutinaria y convertirse en ese gesto amoroso por el otro.
Rezar el uno por el otro todos los días y sin falta es una fuente de gracia esencial en estos tiempos que nos renueva y reconforta. Al recibir el sacramento del matrimonio parte de lo que uno se ha comprometido es a tener un vínculo abierto a recibir la ayuda de Dios. Pídele a Dios: “Ayúdame en estos tiempos difíciles a amar a mi cónyuge según la promesa que le he hecho”.
Cuando haya dificultades trata de superarlas llevando las preocupaciones a Dios con una vida de oración. No puedes dar amor a menos que primero estés recibiendo amor de una relación fiel con Dios. Dios es el autor del matrimonio y dos personas que viven una relación llena de fe, tienen más opciones para atravesar los obstáculos que se presentan y sacar provecho de ellos.