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Caos en Afganistán: ¿Quién hará respetar los derechos humanos ahora?

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Salvador Aragonés - publicado el 17/08/21
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La práctica religiosa fuera del islam quedará relegada a las catacumbas

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El fracaso de Occidente (Estados Unidos y Europa) en Afganistán ha sido evidente. Tanto es así, que la canciller saliente de Alemania, Angela Merkel, ha dicho que Afganistán ha sido la peor operación de la historia de la OTAN.

Los Estados Unidos vuelven a fracasar en Asia. Vietnam y el Sureste asiático primero y Afganistán después, han sido dos ejemplos de que Occidente no entiende los países asiáticos, creyendo que las intervenciones militares de los países más ricos del mundo eran de indudable éxito. Esta página ha terminado.

Lo que más ha sorprendido al mundo es la rápida victoria de los talibanes, hijos de los muyahidines cuando la invasión Soviética en los años 80 del siglo pasado. Todo el mundo se pregunta ¿qué ha pasado? Una parte de la respuesta la dio ayer el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden: “Estados Unidos no podía seguir en una lucha que los afganos no querían librar”.

Y eso es cierto, pero el fracaso está en que, tras 20 años de ocupación, los Estados Unidos no han sabido formar un ejército, ni una administración normal, ni han sabido elevar el nivel de vida. Hoy Afganistán sigue siendo uno de los países más pobres del mundo.

El ejército no ha captado la alta tecnología del ejército americano y de la OTAN: no estaban preparados. Pero la corrupción tremenda de la administración ha impedido que Afganistán sea un país normal, donde los soldados llevaban dos o tres meses sin cobrar (el dinero se diluía por el camino) y esto no aguanta una mínima moral de lucha en los ejércitos: es una constante en la historia de la humanidad. Y esta es una de las claves.

Otra clave es que el país lleva 40 años de guerra casi ininterrumpida, entre los soviéticos y los americanos. El país está cansado de la guerra: el cansancio y el miedo hacia el futuro a la vista de los talibanes, incapaces de gobernar con un cierto orden y acierto.

La gente tiene miedo y se refugia en sus casas. Los talibanes, la gran mayoría de etnia pastún, lo único que quieren es mandar para imponer la ley islámica a todo el mundo, ha dicho un colaborador afgano del ejército español esta mañana. “Solo les interesa mandar”, ha añadido.

El estrepitoso falló de los servicios de información norteamericanos sobre la realidad del ejército afgano y la corrupción en todas las esferas de la administración afgana ha hecho que ni siquiera atisbaran una victoria talibán tan rápida y tan clara: ha sido un paseo militar de pocos días.

He ahí otra clave. Esta situación ha provocado el caos en las calles y sobre todo en el aeropuerto de Kabul. Fuentes norteamericanas ya avisaron que no podrán llevarse a todos los civiles y militares colaboradores en esos 20 años de ocupación.

AFGHANISTAN, WOMEN, BURQA

Los jefes talibanes, se apresuran a demostrar al mundo que ellos mantendrán Afganistán (hoy Emirato Islámico de Afganistán) sin represalias y respetando las propiedades. Nadie lo cree.

Fuentes afganas y del embajador de este país en la ONU, Gulam Isaczai, señalan que si bien por el momento no habrá fuertes represalias –porque los talibanes necesitan “vender” pacifismo para conseguir su reconocimiento internacional—no será así en el futuro.

Conseguido este reconocimiento, van a aplicar implacablemente la ley islámica.

Los líderes talibanes, herederos del fundador, el mulá (alta jerarquía religiosa islámica) Mohamed Omar, que murió en 2013, ya han conseguido los primeros éxitos diplomáticos: han obtenido el reconocimiento de Arabia Saudí, de Irán, de Pakistán y pronto de China y Rusia, país éste que ha ayudado a los talibanes a ganar la guerra.

China, fiel a su principio de no intervención en los asuntos internos de un país, ha prometido toda clase de ayudas. Afganistán tiene una frontera con China: un corredor que está al noreste de Kabul. Ese corredor fronterizo siempre ha sido muy importante para China y también para Afganistán. China ya tiene planes de ayuda para la reconstrucción del país.

Hasta ahora se han pronunciado las Naciones Unidas sobre el Emirato Islámico de Afganistán, pidiendo un gobierno de concentración, con una específica presencia de mujeres en el ejecutivo. Los italianos dirían (parole, parole, parole). Hasta ahora numerosas ONG y organizaciones humanitarias estaban en Afganistán haciendo respetar los derechos humanos. ¿Qué los hará respetar ahora cuando manden los talibanes?

Porque los apoyos que están recibiendo los talibanes no proceden de países precisamente democráticos y respetuosos de los derechos humanos.

Tanto la ONU, como la Unión Europea, están ahora muy preocupados por los refugiados que huyen del gobierno talibán, por temor a severas represalias. ¿Se van a respetar los acuerdos de Ginebra sobre refugiados?

Según la periodista y activista afgana Humira Saqib, los talibanes han ido recogiendo estos meses (desde que firmaron hace un año el acuerdo con Donald Trump que anunciaba la salida de las tropas americanas del país para mayo de 2021) nombres de todos los colaboradores con los países occidentales, e irán casa por casa. No ahora, sino más adelante.

Los europeos no quieren que se produzca una avalancha de refugiados como ocurrió con la guerra de Siria, y señalan a los Estados Unidos como los responsables principales de esta salida rápida vía aérea (Afganistán no tiene mar), con los talibanes pisándoles los talones.

Mientras, según fuentes de la embajada rusa en Kabul, el expresidente de Afganistán, Ashraf Gani, huyó del país en un helicóptero y con cuatro coches repletos de dinero en metálico.

AFGHANISTAN

Afganistán no es un país poblado, y es pobre, aunque tiene mucha riqueza considerable en metales. Solo tiene unos 33 millones de habitantes distribuidos entre los 650.000 kilómetros cuadrados, con una renta per cápita de unos 560 dólares. Es un país subdesarrollado. Es un país multiétnico, pero predominan los pastunes, con un 42 por 100, y los tayikos, un 27 por 100.

Religión: un 99 por ciento son musulmanes, de los cuales un 79 por 100 son suníes y un 30 por 100 son chiíes. Solo un 1 por ciento practica otras religiones entre los que están los budistas, hinduistas, los sijs, una mínima expresión de judíos y entre 500 y 2.000 cristianos. Estas religiones muy minoritarias viven en la clandestinidad, no siendo toleradas ni por sunitas ni por “chiitas, ya que los consideran “infieles”. Especialmente la práctica religiosa de los judíos y los cristianos están perseguidos por los musulmanes.

Tras el ingreso de las milicias integristas en Kabul, ya se vislumbran las líneas del anunciado Emirato Islámico, mientras que los extranjeros y afganos que pueden abandonan el país.

El padre Sanavio, rogacionista (católico), presidente de "PBK - Pro-Niños de Kabul" ha dicho: “es necesario encontrar un canal de diálogo con el nuevo poder, la solidaridad no puede detenerse, especialmente en pandemia”, refiere el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano. Las obras sociales de la Iglesia católica (pocas) se ven abocadas a su cierre dentro del Emirato Islámico. El padre Sanavio se pregunta si habrá modo de conservar su Centro de Día en Kabul, que lleva allí desde el año 2006.

La suerte está echada. Y esto afecta a la geoestrategia del Oriente Medio.

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