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Con los últimos días de agosto y los cambios para la vuelta al colegio asentándose, es momento de una rápida revisión de tu salud mental. ¿Qué tal estás? ¿Has caído un poco en la rutina? ¿Se te están haciendo muy largos los días?
Si sientes un poco de insatisfacción con la vida y empiezas y terminas los días con más frustración que tranquilidad, necesitas un energizante mental. Aquí tienes algunas formas de convertir esos días sosos en experiencias más significativas y agradables.
Pedir ayuda es algo difícil de hacer. Sin embargo, esta importante habilidad de la vida es esencial para nuestro crecimiento personal además de para la salud y el bienestar de las comunidades de las que formamos parte. Además, si vives cada día con grandes tareas pesadas de abordar, esa carga afectará a tu humor y a la atmósfera de tu día, lo hará más cargante y más oscuro. Disponer de un poco de ayuda para aliviar esa carga acechante quizás termine aligerando todo el resto del día.
Una apuesta segura para abrirte camino entre las grises nubes a tu alrededor es centrarte en otra persona. ¿A quién podrías enviar una tarjeta sorpresa donde decirle a esa persona que la tienes presente? ¿Quizás podrías compartir una limonada o un café helado con esa persona que en los medios sociales parece estar viéndolo todo desde un prisma gris? ¿En la puerta de quién podrías dejar un bonito crisantemo para despertarle una pequeña sonrisa revitalizante? Ayudar a otra persona puede hacer que tú también pongas tu ansiedad en perspectiva, todos salen ganando.
Muchos no recibimos suficiente cantidad de esta vitamina esencial, así que haz un esfuerzo para estar en los niveles adecuados. Puedes hacerlo de forma oral, ingiriendo un complejo vitamínico, o puedes probar con una inmersión corporal completa dando un paseo bajo el sol. Sinceramente, mejor haz las dos cosas. Es increíble lo que pueden conseguir un pequeño chute vitamínico y algo de aire fresco a la hora de mejorar un humor huraño o un estado mental ofuscado.
Prueba con un camino más largo de vuelta a casa del trabajo o con irte a dormir media hora antes. Apaga el móvil a las 20h o no lo utilices para ninguna cosa que no sea enviar mensajes hasta el mediodía. Hacer un pequeño cambio, en especial si te aporta más descanso o te ayuda a despejar o poner en orden la cabeza, puede permitirte reformular tu día en parte o por completo.
Dedica un poco más de tiempo a una tarea que hagas mecánicamente. Quizás sea un proyecto que tengas en el trabajo o quizás una tarea del hogar. Las cosas pequeñas que hacemos tienen una importancia tremenda y cuanto mejor atendamos las tareas mundanas que no parecen trascender mucho, mejor preparados estaremos para abordar las responsabilidades más grandes y aparentemente más serias que tengamos.
¿Puedes recordar la imagen de esa toalla de manos color blanco crudo con ese potente aroma floral que colgaba en el baño de tu tío Andrés con un mensaje que leía “Párate a oler las rosas” y con una rosa bordada? ¿No? ¿Igual solamente me fijé yo? Bueno, creo que sabes adónde quiero llegar con esto. Párate a oler esa rosa, pierde unos cuantos minutos acariciando al perro del vecino, desvíate por esa calle donde está ese precioso jardín cuidado con tanto esmero… Y luego, al terminar la jornada, toma nota de la belleza que has percibido durante el día. ¿Un compañero de trabajo ha sido especial e inusualmente amable hoy? Ahora que lo pienso, esa cuadrilla de chiquillos en bici desprendía una tranquilidad y una alegría deliciosas. Fijarte en las pequeñas cosas de la vida te ayudará a desarrollar un hábito de gratitud que puede ayudar a sobrellevar los múltiples altibajos de la vida.