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Hace 53 años, en agosto de 1968, por primera vez un Papa visitó América Latina. Se trató de Pablo VI, quien estuvo en Colombia en misión apostólica de tres días. En ese tiempo celebró cinco eucaristías en Bogotá y la población vecina de Mosquera.
En un año histórico para la relación entre Iglesia y Estado en América Latina, el pontífice presidió el 39º Congreso Eucarístico Internacional, bajo el lema “Vínculo de amor”. También inauguró la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana, que se desarrolló en Medellín, en los días posteriores a su visita.
El vaticanista y doctor en Derecho Canónico Hernán Olano, recordó en entrevista con Aleteia lo siguiente:
“Varios sacerdotes, obispos y ciudadanos de Colombia y América Latina habían sido «convertidos» pues comprendían el rol y el poder de los pobres y buscaban definir y resolver problemas desde su perspectiva en lugar de hacerlo desde la posición de la jerarquía eclesiástica o del Estado”.
“El Congreso se dio en el contexto posconciliar, al cierre del Concilio Vaticano II y renovación de la liturgia y las estructuras eclesiales. De ahí surgieron disidencias, no solo en lo político, con sacerdotes que siguieron camino de las armas y 'colgaron' los hábitos. También de los que no querían la modernización eclesial, entre ellos el obispo francés Marcel Lefrebvre, quien se opuso a las nuevas normas y volvió a los ritos anteriores y, consecuentes con el Vaticano Primero, desconociendo la autoridad del papa”, agregó el señor Olano.
En ese contexto, entonces, se celebró el Congreso Eucarístico. El Pontífice hizo varios llamados a la paz, esa paz que se perdería en las décadas siguientes, cuando Colombia vivió una dura y extensa época de violencia. En su visita dejó mensajes que con el tiempo fueron olvidados. Aquí uno que hizo parte de la homilía de ordenación de sacerdotes en el templete eucarístico de Bogotá:
“Seremos capaces de comprender [los hombres] sus angustias y de transformarlas no en cólera y en violencia, sino en la energía fuerte y pacífica de obras constructivas”.
Pablo VI también incluyó en sus oraciones la situación de la Iglesia en el continente y manifestó sus deseos para la región que ya era llamada “el continente de la esperanza”.
“Nos te suplicamos, Señor, que, mediante su ministerio y su ejemplo, se conserve la fe católica en estos países; se encienda con nueva luz y resplandezca en la caridad operante y generosa. Te pedimos que su testimonio haga eco al de sus Obispos y robustezca el de sus hermanos, a fin de que todos sepan alimentar la verdadera vida cristiana en el Pueblo de Dios”.
Luego de que el Santo Padre emprendiera su viaje de regreso al Vaticano, los obispos se desplazaron hacia Medellín, donde se congregaron en la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM). Fue bajo el tema "La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio Vaticano II".
El resultado de ese encuentro fue un documento bautizado como la Declaración de Medellín. “Trató de exhortar a los laicos a que adecuadamente se dedicasen a las tareas de promoción humana”, según el concepto del vaticanista Hernán Olano.
Y continuó explicando:
"Si bien se intentó la presentación a la Asamblea de un texto titulado «Mayoritario del Episcopado Colombiano», mejor conocido como «contra-documento colombiano», apoyado por el marxismo, muchos otros obispos se dieron cuenta de 'la jugadita' y se deslindaron de él, lo cual llevó a dos tendencias dentro de lo que sería, desde ese momento, la aplicación de la 'teoría de la liberación', que malinterpretó la Doctrina Social de la Iglesia y quería entenderla como una 'Doctrina Socialista para la Iglesia'".
Además de estos dos grandes encuentros que tuvieron lugar en medio de la visita de Pablo VI. Colombia acuñó monedas de $5 (cinco pesos). Fue para cubrir los gastos asociados al congreso que lideró el pontífice Pablo VI.
El Papa se despidió del país suramericano con este emotivo mensaje: “¡No te decimos adiós, Colombia, porque te llevamos más que nunca en el corazón!”.
"Bien sabemos que vuestras miras no se han detenido en las manifestaciones externas, habéis dedicado vuestro celo y entusiasmo mejores a disponer los espíritus para que el Señor tuviese no sólo homenajes de fe rendida ante el altar central del Congreso, sino también en cada corazón [...] Seguid trabajando para que se perpetúen los ideales y frutos del Congreso"
Anécdota: aunque la Tv a color llegaría oficialmente en 1979, la televisión colombiana emitió a color y en directo, por primera vez, para informar al resto del mundo sobre la visita del vicario de Roma. La estación satelital terrena de Chocontá fue inaugurada y se le consideró la artífice de haber llevado al mundo la presencia del Papa en Mosquera y en Bogotá.
El DECRETO 2111 DE 1968 (julio 31), reglamentó la acuñación de monedas de $5.00 conmemorativas del XXXIX Congreso Eucarístico Internacional. Con ellas se garantizó el pago de los gastos que demandó el Congreso.