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“La Eucaristía es luz”: Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara (México)

GUADALAJARA
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Jaime Septién - publicado el 12/09/21
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Así fue el Congreso celebrado en 2004 y que tuvo a San Juan Pablo II en su ceremonia de clausura

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El domingo 10 de octubre de 2004, con la ausencia física del Papa Juan Pablo II, ya muy delicado de salud, dio inicio la parte celebrativa del XLVIII Congreso Eucarístico Internacional, en el Estadio Jalisco de Guadalajara (México). La semana anterior había tenido verificativo un Simposio Teológico Pastoral, con el tema central de la Eucaristía en la vida de la Iglesia.

La Misa de inicio fue presidida por el cardenal legado del Papa, Jozef Tomko, estando presentes los delegados nacionales, diocesanos y parroquiales, así como las delegaciones de los cinco continentes. Poco antes, todas las iglesias de la ciudad alegraron con su repique de campanas el inicio del Congreso.

Ese mismo domingo, en Roma, daba inicio el Año de la Eucaristía, decretado por el Papa Juan Pablo II, así también comenzaba el vigésimo sexto y último año de su pontificado. En el Estadio Jalisco, el cardenal Marc Ouellet leyó la carta de felicitación y de adhesión al pontífice de cerca de noventa países representados en Guadalajara.

En el texto se agradece al Vicario de Cristo el regalo del “Año de la Eucaristía” para incrementar la adoración por el Santo Sacramento y dar testimonio de los compromisos que lleva implícitos, al ser uno con Dios, con su pueblo y familia.

Un aspecto de este Congreso fue la reactivación y consolidación en todo el mundo de la adoración a la Eucaristía, motivo por el cual, ese mismo domingo inició la Adoración Perpetua en muchos templos designados como sedes -al menos uno por decanato- de la arquidiócesis de Guadalajara.

El lunes 11 de octubre, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara, dio la bienvenida a todas las delegaciones visitantes y congresistas y un delegado de los distintos continentes hizo una breve relación de la situación de la fe en la Eucaristía: “Luces y sombras en su continente”.

Ese mismo lunes 11, por la tarde, se llevó a cabo la Misa de renovación del Patrocinio de Nuestra Señora de Zapopan, en la Explanada del Instituto Cultural Cabañas, presidida por el cardenal Claudio Hummes, Arzobispo de Sao Paulo, Brasil. Al terminar la Santa Misa, la Venerada Imagen fue llevada a la Catedral de Guadalajara para esperar el amanecer del día siguiente, en que sería llevada a su Basílica.

La Romería hasta la Basílica de Zapopan, se realizó como todos los años el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, por conmemorarse ese año el 512 aniversario del Descubrimiento de América y del inicio de la evangelización del Continente.

Ya para el jueves 14 de octubre, frente a los Arcos de la Avenida Vallarta, se efectuó una Misa abierta a miles de personas, presidida por el cardenal Stephen Fumio Hammao, presidente del Comité Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes. Después, se tuvo una procesión solemne con el Santísimo Sacramento por las avenidas de Guadalajara.

Finalmente, el domingo 17 de octubre se celebró la Misa de clausura en la que el Papa Juan Pablo II pudo participar, con un enlace televisivo, desde Roma. Su frágil salud le impidió terminar de leer el discurso, cosa que hizo en su lugar el arzobispo argentino Leonardo Sandri.

En él, el Papa invitó a los participantes del Congreso a "considerar el misterio eucarístico, no sólo en sí mismo, sino también en relación a los problemas de nuestro tiempo". Y dejó subrayada una frase que condensaba todos los trabajos del Congreso: "El mundo tiene necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra; la eucaristía es luz".

Finalmente, el cardenal Tomko presentó las conclusiones del XLVIII Congreso Eucarístico Internacional, último de los congresos que vivió san Juan Pablo II, entre las cuales, dijo, urge resaltar la importancia de la Eucaristía dominical y es necesario resaltar nuevamente la fiesta y la procesión del Corpus Christi.

Los participantes en el Congreso pidieron revalorar la adoración eucarística en todas sus formas, incluida la Adoración Nocturna. Así también, buscar la Comunión frecuente y digna, acompañada del sacramento de la Reconciliación.

Otras de las conclusiones fueron el fortalecer el espíritu de misión que nace de la Eucaristía, compartiendo con los pobres la mesa y la Misa, en servicio de caridad; unir el compromiso espiritual con la necesidad del pobre y renovar en la Eucaristía, la fe, el sacrificio, la comunión y el servicio, como un signo para la Iglesia Católica y el mundo.

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