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Ocurrió en la Navidad de 1997. B.B.King acudió, junto a otros muchos músicos para participar en el concierto de Navidad que se celebraba en el Vaticano. En la audiencia que concedió el Papa San Juan Pablo II sucedió algo histórico en la historia de la música y que pasaría desapercibido.
El bluesman, uno de los más grandes guitarristas de la historia regalaba a Su Santidad su bien más preciado, su legendaria guitarra eléctrica “Lucille”. Fue un gesto que el músico quiso hacer como “símbolo de respeto”. San Juan Pablo II correspondería a su regalo con la entrega de un rosario.
"Para mí ha sido una experiencia muy emocionante. Estar cerca de él es como aproximarse a una fuente de energía espiritual. Le he entregado mi guitarra en señal de respeto", afirmaba en aquel momento elrey del blues en conversación con El País.
En aquella pequeña entrevista hacía una alegato al espíritu religioso y mostraba su visión de la espiritualidadd y sus creencias: "Ser un bluesman no hace diferencias a la hora de acercarse a la religión. Tanto un camionero como un músico dicen las mismas oraciones cuando quieren dirigirse a Dios", comentó. "Pienso que toda la música del mundo está hermanada, sea de española, afroamenicana o italiana. Si te sucede algo duro en la vida se puede enfocar desde el punto de vista de la música como algo triste, pero también como algo que te alegre el alma”.
Lucille es una guitarra histórica, que se convirtió en legendaria y marcaría el mundo discográfico y musical. Su historia muestra aún más la importancia del regalo que B.B.King hizo a San Juan Pablo II. Ocurrió en 1949 cuando el músico tocaba en Arkansas (Estados Unidos).
En un momento dado comenzó una pelea y el local comenzó a estar en llamas. Se suspendió el concierto y todos los asistentes, incluido B.B.King salieron del local para quedar a salvo. En un momento dado, el bluesman se dio cuenta de que le faltaba algo: su guitarra, su Gibson L-30 negra.
Salió corriendo, entró en el local en llamas y volvió a salir con su guitarra. Toda una locura que pudo costarle la vida. Días después sabría que la pelea comenzó por una mujer llamada “Lucille”. B.B.King no lo dudó y “bautizó” así a su guitarra.
Años después, Lucille terminaría en las manos de San Juan Pablo II. Uno de los regalos con más “soul” que ha tenido nunca un Papa, lo que demuestra el cariño de B.B.King al Pontífice.
Otros curiosos y llamativos regalos recibidos, en este caso, por Papa Francisco: