Me gusta leer los comentarios de nuestros sacerdotes en las redes sociales. Nos instruyen, ayudan a acrecentar nuestra fe y nos orientan.
Hace unos días leí una frase de un sacerdote, el padre Jorge Enrique Mújica, que llamó mi atención y me ha dejado reflexionando sobre la eternidad, nuestra salvación la perdición eterna.
Me hizo recordar lo poco que hablamos de algunos temas en nuestra Iglesia, como la existencia del demonio y el infierno, antes un tema muy común.
Parece que hablar de estas verdades asusta, incomoda y es mejor no pronunciarlas, o decirlo con sutileza.
Curiosamente Jesús lo mencionaba abiertamente. Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1034):
Dios quiere que te salves, depende de ti hacerlo.
Sor Lucía en Fátima, san Juan Bosco, santa Teresa de Ávila, santa Faustina y muchos otros santos vieron el infierno, aterrador, de espanto, y escribieron sus visiones para alertarnos. Existe, el infierno existe y es un lugar terrorífico, no caigas allí.
Santa Teresa escribió sobre su visión, este es un pequeño extracto:
Recuerdo hace años una charla del Padre Jorge Loring, autor del libro Para Salvarte. Contaba lo siguiente:
Últimamente es lo que procuro hacer con mis escritos, advertirte, señalarte el peligro. Pero al final, eres tú quien debe decidir qué hacer, ¿te salvas o te condenas? Está en tus manos.
Mientras tengas vida, puedes reconciliarte con Dios y salvarte para toda la eternidad.
¡Ánimo! No te pierdas una maravillosa eternidad al lado de Dios por un puñado de alegrías terrenales que son pasajeras.
¡Sálvate! Aún estás a tiempo.
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