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Nuevamente, un templo católico fue víctima del vandalismo y el desprecio a la religión. En este caso fue la catedral de San Marón, en Buenos Aires, sede de la eparquía maronita de Buenos Aires. Se trata de uno de los más emblemáticos templos del microcentro. Si bien culminado recién en 2001, ya es parte del atractivo religioso del microcentro de Buenos Aires.
Según dio a conocer la Conferencia Episcopal Argentina en un comunicado, la Catedral “ha sido violentada y se ha profanado la Santísima Eucaristía”. Según pudimos saber, se registraron hurtos de objetos valor económico y religioso, y se arrojaron hostias consagradas al piso.
Por el momento, no se informó si se trató de un hurto motivado por odio a la fe. Pero el caso no es inédito en suelo argentino.
“Nos unimos en oración pidiendo la reparación de tan sentido daño a la comunidad y en comunión imploramos la misericordia de Dios ante el momento de dolor que viven estos queridos hermanos nuestros”, manifestó en un comunicado monseñor Carlos Malfa, secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina.
En junio de este año, en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, fue profanado un templo de la diócesis de Posadas dedicado al Corpus Christi. Aquí un lugar asentado en las cercanías de la antigua reducción Jesuítica del Corpus Christi.
“Este delito reviste un claro atentado a la fe que afecta y hiere en cierta manera a toda la comunidad de los creyentes en Cristo, de quienes el edificio sagrado es signo e imagen y a la memoria histórica de nuestro pueblo”, se había expresado desde ese obispado.
En marzo, asimismo, había sido atacada y profanada la catedral de Nuestra Señora de la Paz, de la diócesis de Lomas de Zamora. En esa ocasión, los delincuentes arrojaron al suelo y dañaron un Cristo crucificado de tamaño real que acompañaba el cinerario. También derribaron una imagen del Señor del Milagro de Salta, abrieron el sagrario y desparramaron formas consagradas sobre el altar, y robaron de una emblemática imagen de Nuestra Señora de la Paz y el niño Jesús en sus brazos las coronas doradas.
Los templos católicos, en particular las catedrales, suelen ser agredidos además en torno a manifestaciones feministas como las anuales congregaciones del Encuentro Nacional de Mujeres.
Aunque en esas ocasiones no se registran ingresos a los templos, si agreden fachadas e incluso a quienes los defienden. En agosto de este año, a ese repertorio de manifestaciones en contra de las casas de oración de los católicos, se le sumó una manifestación en contra del “gatillo fácil” (violencia homicida impartida por fuerzas policiales), que también terminó con agresiones contra la catedral de Buenos Aires. El caso, fue denunciado formalmente por la Red Respeto Religioso, constituida este año para asistir, asesorar y trabajar desde la justicia y el espacio público en defensa de las agresiones contra la fe.