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El Papa Francisco denunció el "despilfarro cotidiano" de la "cultura del descarte" en su discurso a los miembros de la Academia Pontificia para la Vida, este lunes, 27 de septiembre de 2021. El Papa ha alertado sobre las leyes veladas de proclamas a favor de la dignidad humana, pero , que, en cambio, comercian con la vida de ancianos y de niños por nacer.
El pontífice recibió a los participantes de la Asamblea Plenaria anual de la Academia Pontificia para la Vida, cuyo programa de este año se centra en la cuestión de la "salud pública en el horizonte de la globalización". Partió de la crisis de la pandemia para expresar sus esperanzas y preocupaciones al respecto.
"Somos víctimas de una cultura del despilfarro" que desacredita a los más débiles, lamentó el Papa, refiriéndose a los "niños que no queremos recibir", y que, por ello, "matamos directamente". El Papa lamentó que el aborto se haya "convertido en algo muy normal hoy en día, un hábito muy feo", y añadió que se trata realmente de un "asesinato".
Y por otro lado -dijo el Papa- están los ancianos, que son material de descarte y no sirven para nada. Denunció una forma de "eutanasia oculta" que consiste en acortar deliberadamente la vida de los ancianos al no curarlos adecuadamente por razones económicas.
El Papa lamentó que las personas mayores sean consideradas "material de desecho", "porque no sirven para nada…. Pero son la sabiduría, son las raíces de la sabiduría de nuestra civilización, ¡y esta civilización las descarta! Sí, en muchos lugares también existe la ley de la eutanasia "encubierta", como yo la llamo: es la que hace decir: "los medicamentos son caros, sólo se da la mitad"; y esto significa acortar la vida de los ancianos".
El 266º Papa destacó cómo la pandemia ha puesto de manifiesto las desigualdades sanitarias en el mundo. Aunque volvió a elogiar el compromiso con la distribución equitativa y universal de las vacunas, lamentó que halla "millones de muertes evitables" que se producen cada año. Fallecimientos que preocupen menos y movilizan menos recursos y energía.
El pontífice citó como ejemplos la malaria y la tuberculosis. Abogó por que el calvario vivido por todos los países durante la crisis de los Covid-19 "sirva para tomar conciencia de lo que significa ser vulnerable". Asimismo, ha pedido que los países, como Italia, no desmantelen su sistema de salud publica que resultó vital durante la crisis de la pandemia.
"Y aquí quiero reiterar mi preocupación, para que siempre haya un sistema de salud gratuito: que no lo pierdan los países que lo tienen, por ejemplo Italia y otros, que tienen un buen sistema de salud gratuito; que no lo pierdan, porque si no acabaríamos con una situación en la que, dentro de la población, sólo tendrán derecho a la sanidad los que puedan pagar, y los demás no. Y esto es un reto muy grande. Esto ayuda a superar las desigualdades".
Aunque reconoció que la "inflación de discursos" generada por la crisis de la pandemia puede hacer que la gente quiera "pasar a otros temas", el Papa Francisco pidió "una reflexión serena para examinar en profundidad lo que ha sucedido". Animó a los académicos, para una mejor comprensión de los hechos, a favor de un enfoque multidisciplinar.
Por último, el Obispo de Roma elogió iniciativas internacionales como la del G20 para la gobernanza sanitaria mundial. Dejando el texto de su discurso, también afirmó que "siempre debería haber un sistema de acceso gratuito a la sanidad" y animó a los países que tienen esa solidaridad a mantenerlo.
El papa Francisco asimismo denunció que se necesita trabajar a favor de un plan global para acabar con la pandemia del Covid-19, pero también un plan para enfrentar futuras nuevas amenazas para la salud de la población mundial.
En esta coyuntura histórica – subrayó el Papa – se necesita tomar conciencia de lo que significa ser vulnerable y vivir en la precariedad a diario.
De este modo, afirmó, también "podremos responsabilizarnos de las graves condiciones en las que viven los demás y por las que hasta ahora nos hemos interesado poco o nada".
El Papa invitó a no proyectar nuestras prioridades sobre las poblaciones que viven en otros continentes, donde otras necesidades son más urgentes; "donde, por ejemplo, no sólo faltan vacunas, sino también agua potable y pan de cada día".
El Pontífice citó un ejemplo: "hace no si reír o llorar, a veces llorar, cuando oímos a los gobernantes o a los líderes de las comunidades aconsejar a los habitantes de las barriadas que se higienicen varias veces al día con agua y jabón. Pero, querido, tú nunca has estado en un barrio marginal: allí no hay agua, no conocen el jabón. "¡No, no salgas de casa!": pero allí la casa es todo el barrio, porque allí viven… Por favor, tengamos en cuenta estas realidades, incluso cuando pensamos en la salud", ha agregado.
Por lo tanto, invitó a impulsar el compromiso de una "distribución justa y universal de las vacunas -esto es importante-, pero teniendo en cuenta el ámbito más amplio en el que se requieren los mismos criterios de justicia, por las necesidades de salud y promoción de la vida".