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La Concepción, primer convento de clausura y Monumento Nacional de Colombia

BOGOTA
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Lucía Chamat - Aleteia Colombia - publicado el 06/10/21
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La iglesia monasterio de la Inmaculada Concepción, hoy Monumento Nacional de Colombia, fue el primer convento de clausura de Bogotá y es uno de los templos más antiguos de la ciudad.

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En septiembre de 1583 se puso la primera piedra del monasterio y la iglesia de La Concepción, que sería el primer convento de clausura de Santa Fe de Bogotá. Así fue como llegó la congregación de Hermanas Concepcionistas, fundada en Toledo (España), al entonces Nuevo Reino de Granada, en plena época colonial.

El conjunto, ubicado en el barrio de La Candelaria, estaba integrado por el monasterio, la iglesia y un amplio huerto, como todo lugar de clausura, en el que sus integrantes se dedicaban a la oración y cultivaban para su subsistencia. Se levantó en tierras de Cristóbal Rodríguez Cano, caballero español que donó su hacienda al morir, para que se construyera un convento de monjas.

A esta noble misión se sumó el comerciante español Luis López de Ortiz. Este hombre patrocinó la obra y pidió ser enterrado en el piso de la iglesia. En ese entonces, Santa Fe de Bogotá tenía solamente 45 años de fundada. Al igual que los monasterios de la época, éste hizo parte del trazado de la ciudad y se convirtió en un importante centro de enseñanza.

La obra, a cargo de Juan Sánchez García, se terminó en 1595 y el templo se ha conservado casi intacto en su estructura. Es de tal valor arquitectónico, histórico y cultural que fue declarado Monumento Nacional en 1975.

Las primeras en convertirse en religiosas de clausura en el lugar fueron hijas o nietas de conquistadores españoles, quienes estuvieron apoyadas por dos monjas clarisas trasladadas desde la vecina ciudad de Tunja, donde unos años antes se había fundado su monasterio de clausura.

Allí siguieron la regla de la congregación, inspirada por Dios a Beatriz de Silva, cortesana y amiga de la reina española Isabel la Católica. Contaron con la guía espiritual de fray Luis Zapata de Cárdenas, por ese entonces arzobispo de la ciudad.

Estuvo la congregación en el monasterio hasta el año 1864, cuando el general Tomás Cipriano de Mosquera, presidente de Colombia, expidió el decreto de Desamortización de manos muertas. Aquello expropió los bienes a la iglesia Católica y expulsó a varias congregaciones del país. Seguidamente remató por partes el colonial monasterio, el cual fue comprado por diferentes ciudadanos y llegó a albergar una plaza de mercado.

Las Hermanas Concepcionistas, aunque ya no habitan en el mismo lugar, están celebrando 426 años de su llegada a Colombia.

Sobre lo que pasó después, la página de la Arquidiócesis de Bogotá relata que el arzobispo de principios del siglo XX, monseñor Bernardo Herrera Restrepo, “confió a los Hermanos Menores Capuchinos el cuidado espiritual de esta iglesia de La Concepción en el año 1905, y desde entonces están al servicio de la misma y han centrado todo el culto de la iglesia en la adoración del Santísimo Sacramento”.

Los capuchinos compraron la propiedad a las religiosas en septiembre 1948. Veinte años después empezaron a construir el actual monasterio, que debió ser derrumbado después de un fuerte terremoto. Allí funciona la Curia Provincial de la Provincia Capuchina de la Virgen María, Madre del Buen Pastor, de Colombia.

“En el actual convento de los capuchinos, que ocupa parte del antiguo monasterio, se conservan algunos elementos y reliquias arquitectónicas: columnas monolíticas, un aljibe en forma de botellón que se alimenta de aguas subterráneas y una pila surtidor, datada en 1653”, anota el mencionado sitio web.

La historiadora Mercedes Medina de Pacheco cuenta que existen “curiosas  leyendas sobre el convento de La Concepción". Por ejemplo, "la que relata que cuando una monja iba a morir se escuchaban misteriosos golpes en el coro bajo de la iglesia, cuyo suelo servía de cementerio de las religiosas".

También hace aportes sobre detalles de la construcción. Señala que Juan Díaz  de Jaramillo, esposo de una hija del benefactor Luis López de Ortiz y encomendero de una población vecina, fue quien donó la hermosa techumbre mudéjar que aún se conserva sobre el presbiterio.

Su casa “había sido construida por maestros traídos de España y expertos en la carpintería mudéjar. Pero esta lujosa mansión quedó semidestruída en un duro invierno por el desbordamiento del río Bogotá […] Allí luce todavía con sus molduras doradas que trazan estrellas sobre un entablado blanco”.

El templo es de tipo conventual, tiene una sola nave de planta rectangular y su belleza se conserva aún con el paso del tiempo. En el techo se destacan los colores dorado, blanco, ocre y verde. También hay numerosos motivos geométricos junto a querubines y tallas en madera de exuberantes flores y frutos.

En una publicación de la Fundación Obra de Solidaridad Misionera de la Provincia Capuchina de Colombia se analiza la inscripción original en el arco principal que se traduce como “templo dedicado a Santa María Madre de Dios, Nuestro Señor Jesucristo”.

Sobre este texto, se hacen dos anotaciones:

“La fina percepción del pueblo bogotano que casi desde los años de la fundación de Bogotá ya tenía muy claro los conceptos de fe cristiana y de su acendrada devoción mariana, a Cristo y a María, su Madre; y dedicarla a la limpia e Inmaculada Concepción de María, adelantándose en más de dos siglos a la proclamación dogmática de este misterio realizados por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854”.

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