Sí, los peregrinos pudieron abrazar a su patrona, la Virgen de Aparecida. En las últimas horas, previo a este 12 de octubre, ya eran muchos los que habían logrado llegar a un santuario repleto de devoción en la localidad de San Pablo, uno de los más famosos de América Latina.
Un claro ejemplo de lo que representa Nuestra Señora de Aparecida para Brasil es la respuesta de una familia de Minas Gerais. Según relata la propia web del santuario, “todos se abrazaron y lloraron mucho por haber logrado hacer la peregrinación por una gracia lograda para el señor Hercio”.
Este hombre se contagió de coronavirus, fue hospitalizado, pero “gracias a Nuestra Señora Aparecida” se curó, tal cual se indica. Hercio llegó al santuario, pero no lo hizo caminando. Esa responsabilidad la asumió su hijo Edson de 15 años.
“Mi hijo hizo esta caminata por mí, porque estuve hospitalizado con Covid, pero gané esta batalla con la gracia de Dios y Nuestra Señora”, dijo emocionado el hombre.
Un grupo de pescadores nunca se imaginó que aquella pesca significaría un antes un y después. El hallazgo de la imagen de la Virgen transcurrió en el año 1717. La historia la pudiste conocer en Aleteia. Desde ese momento el amor a la patrona de Brasil se extendió y hoy los peregrinos no hacen más que replicar tanto amor.
Precisamente, peregrinar a Aparecida forma parte de una rica tradición que se puede hacer de diversas maneras: a pie, en coche o bicicleta, entre otras. Pero el resultado es el mismo: lágrimas y agradecimiento. Al igual que Hercio también aparece el caso del señor Lourival, un hombre que llegó al santuario en sillas de rueda y que ya acudió al lugar en más de 30 ocasiones.
La historia Lourival también es contada en la web del santuario y se indica que en 1995 tuvo un accidente con una cosechadora. Pasó dos años en coma y al despertar tuvo que asumir que había quedado tetrapléjico. Aquello no fue fácil, intentó suicidarse, pero falló. Al tiempo buscó reconciliarse con Dios y la devoción a Aparecida. En aquel entonces decidió peregrinar al santuario.
Por último, se cuenta que en 2018 Lourival sufrió un nuevo accidente tras caer de una torre telefónica de 18 metros de altura. No obstante, este hombre volvió a aferrarse a la fe y lo que le pidió a la Virgen fue que al menos le conservara el movimiento de sus brazos.
A Lourival le tuvieron que amputar las piernas, pero conservó el movimiento de sus brazos. Lourival continúa hasta el día de hoy peregrinando en silla de ruedas hacia Aparecida.
Por todo esto, el 12 de octubre no es un día más para Brasil y América Latina. A esto se le suma que por primera vez desde el inicio de la pandemia, los devotos pudieron acudir a misa en el santuario para celebrar a su patrona.
Si bien aún permanecen las restricciones por la pandemia del coronavirus y todo se realizó con los protocolos sanitarios, el amor de este año se pudo expresar de otra manera, la más esperada. En 2020 no había sido posible y todo había quedado limitado a colaboradores del santuario.