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Cuando el pequeño Johnny Waverly fue secuestrado, Hércules Poirot supo en seguida quién lo había hecho y dónde escondió al niño. Porque alguien le había hablado de un misterioso escondite junto a la sala, un priest hole en el original inglés. Literalmente, un "agujero del cura".
La anécdota la cuenta Agatha Christie en su novela Primeros casos de Poirot. Pero no era la única escritora apasionada por los misteriosos pasadizos de las mansiones inglesas. También Chesterton relaciona otro de sus misterios resueltos por el padre Brown con una "habitación del jesuita".
Hasta el James Bond de "Skyfall", para sorpresa de los fans de 007, tiene un "priest hole" en su antigua casa familiar.
Cuando ser sacerdote se castigaba con la muerte
Estos curiosos escondites remiten a una Inglaterra inmersa en una de las persecuciones anticatólicas más atroces de la Historia.
Durante el reinado de Isabel Tudor, pero especialmente después del complot de la Pólvora, los sacerdotes católicos y quienes les daban cobijo podían ser condenados a muerte.
Entonces, entre los católicos recusantes (que se negaban a romper con Roma), había familias nobles que, apoyándose en su fortuna y en sus influencias, se atrevieron a desafiar la ley. Daban cobijo a los sacerdotes que aún quedaban en el país, construyendo para ello escondites secretos en sus casas señoriales, normalmente en el campo, confiando en la discreción de sus sirvientes.
En la actualidad, muchas antiguas mansiones inglesas siguen albergando estos curiosos escondites, algunos incluso aún no han sido encontrados pues, como veremos, el autor de la mayor parte de ellos se llevó su secreto a la tumba.
Los "cazadores de curas" tenían realmente que echarle imaginación si querían encontrar alguno de estos priest holes.
Por ejemplo, en Baddesley Clinton, secular mansión en Warwickshire (ciudad de nacimiento de William Shakespeare), hay varios de estos escondites; en los lugares más inverosímiles: en lo alto de un armario, entre las cañerías de la cocina o dentro de la chimenea.
Otra casa famosa que hoy puede visitarse es Harvington Hall, en Worcestershire. Contiene la colección de "agujeros para curas" más completa e ingeniosa hasta ahora conocida. Los más destacados: hay uno dentro de un horno de pan, y otro detrás de una viga de la pared del comedor.
En otra mansión, Ufton Court, hay hasta una capilla secreta disimulada en los paneles del salón, conectada a un túnel como vía de escape directa a los bosques de alrededor. Otra famosa mansión en la que se descubrieron estos escondites es Ingatestone Hall, que fue propiedad de una importante familia noble recusante que aún vive en la propiedad, los Petre.
Así se comprende que el padre Henry Garnet pudiera escapar de sus perseguidores durante 14 años...
El constructor de agujeros
... hasta que le descubrieron a él y a otros tres jesuitas en Hindlip Hall, después de 12 días de investigaciones, mediciones y sondeos en los muros. Y los "cazadores de curas" no los habrían descubierto si no fuera porque el hambre hizo salir a aquellos infortunados de su escondite.
Cuando los cazadores vieron a quién habían apresado, se frotaron las manos. Y es que uno de ellos era el carpintero Nicholas Owen, alias "Little John", que había construido decenas o puede que cientos de "agujeros de curas" por toda Inglaterra.
Nicholas era jesuita lego, perteneciente a una familia católica, y tenía dos hermanos sacerdotes. Dedicó su arriesgada vida a construir escondites por todo el país, fingiéndose carpintero ambulante.
Ya había resistido al potro cuando lo detuvieron por primera vez, y no lograron sonsacarle ninguna información. Pero esta vez, la tortura fue tan brutal que casi literalmente le cortaron en dos.
Murió sin revelar nada, dando literalmente la vida para salvar a otros. Pablo VI le canonizó en 1970, haciéndole patrono de magos e ilusionistas.