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Monseñor Juan Sinforiano Bogarín fue llamado por sus contemporáneos como "Reconstructor Moral del Paraguay, Lucero de la Patria y Ciudadano Ilustre".
Sinforiano Bogarín González dirigió la Iglesia en el Paraguay desde 1895 a 1949. Desde 1930 fue el primer arzobispo del Paraguay, con lo que se logró la independencia eclesiástica de Buenos Aires que regía desde 1865.
A pedido del arzobispo de Asunción, en el 2020 se conformó una comisión para estudiar la biografía del monseñor Bogarín. Tras escuchar sobre los episodios trascendentes en la vida del religioso, que falleció hace más de 70 años, se decidió impulsar la apertura de la causa para su santidad.
¿De quién se trata?
El presbítero Hugo Fernández, director del Museo Bogarín y autor del libro “Bogarín el Grande”, relató en comunicación con Aleteia algunas de las bondades del obispo paraguayo.
“Desde muy joven se destacó por ser un hombre muy correcto y sensible a las necesidades de los demás, sobre todo de los más pobres y abandonados. Se preocupó por la restauración de las familias y por la constante necesidad de conciliar ante los múltiples tumultos políticos y militares que sucedían en el país”, expresó.
El padre Fernández comentó que la figura del monseñor Juan Sinforiano Bogarín representa la de un hombre con un profundo amor a la patria paraguaya. “En sus cartas pastorales, en sus vistas y en sus prédicas siempre manifestaba la necesidad de la concordia, la unión y el trabajo común en pos de una nación próspera y justa para todos”, refiere.
“Desde el ámbito religioso, su marcada humildad inspiraba en sus feligreses un profundo acercamiento al sentido del Evangelio. Era muy devoto al Santísimo Sacramento y al rezo del Santo Rosario, sus piadosas misas congregaban multitudes en todas las celebraciones”, recordó el sacerdote.
El director del Museo Bogarín cuenta que el difunto obispo se dedicaba a dar catequesis en sus visitas pastorales. También a casar a los amancebados, a bautizar y confirmar a los pobres. Pero, sobre todo, a anunciar el Reino de Dios sin importar el lugar, el acontecimiento o las clases sociales.
De cuna humilde
Juan Sinforiano Bogarín González nació en Mbujapey, Departamento de Paraguarí, en 1863, de una familia pobre pero muy trabajadora. Quedó huérfano de padre y madre durante la cruenta guerra de la Triple Alianza que llevó al Paraguay casi al exterminio entre 1965 a 1879.
Tras la guerra fue a vivir con sus otros dos hermanos a la casa de sus tías y su abuela, convirtiéndose en un campesino. A los 17 años, apenas sabiendo leer y escribir ingresa como becario al recién reestablecido Seminario del Paraguay. Ahí se convirtió en uno de los alumnos más disciplinados y piadosos.
Ordenado sacerdote fue elegido cura párroco de la catedral. También secretario del obispo Pedro Aponte, hombre a quien acompañará en sus visitas pastorales y gobierno de la Diócesis.
A los 31 años, Bogarín fue elegido obispo del Paraguay por el Papa León XIII. Desde 1895 y por los siguientes 54 años trabajó incansable y arduamente por la fe en Dios. Lo mismo por el restablecimiento de las familias, el valor del trabajo y el amor a la Patria.
Nombramiento de un postulador
Actualmente Valenzuela, escuchado el parecer del clero ha confirmado una comisión preliminar para la causa y viendo el parecer del clero ha designado un postulador, quien será anunciado el próximo viernes 29 de octubre.
Se espera que el postulador presente en noviembre el libelo de petición y pruebas de virtudes a la Santa Sede, que determinará la continuidad del proceso nombrándolo Venerable.
Según explica Fernández, tras la presentación la causa se esperará algún milagro relacionado con la intervención del obispo a modo de prueba para la beatificación y, posteriormente, otro milagro que lo llevaría a la canonización.
Al costado de la Catedral Metropolitana de Asunción se encuentra el Museo Eclesiástico Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, que recopila los acervos históricos más completos del Paraguay, objetos que pertenecieron al ilustre obispo y miles de piezas históricas que él mismo se encargó de coleccionar, inspirado en el valor que le daba a la memoria histórica del Paraguay.