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Particulares y empresas buscan para esta Navidad cestas con productos que endulcen las fiestas. Dos fundaciones hacen de intermediarios entre compradores y monasterios para que sus artículos lleguen a los hogares al tiempo que sirve para ayudar a mantener la supervivencia de estos lugares de oración y contemplación. ¿Se imaginan una Navidad con, por ejemplo, vinos, quesos, dulces, chocolates, mazapanes y polvorones hechos por monjas de clausura? Saben a gloria.
750 Monasterios
En España hay 750 monasterios repartidos por toda su geografía. Los hay en zonas más pobladas y concurridas. Pero muchos otros están en zonas de la llamada “España vaciada”, en pueblos sin casi habitantes, en lugares algo recónditos. Es precisamente en estos conventos y monasterios donde resulta más difícil que puedan mantenerse con lo que consiguen de venta directa a los visitantes.
Contemplare y De Clausura
Por este motivo dos fundaciones con el mismo fin se vuelcan para acercar la mejor selección de estos productos al mayor número de personas. Para algunos es como el Amazon de los conventos.
Alejandra Salinas, presidenta de la Fundación Contemplare, asegura que “nuestra intención es hacer de puente entre los monasterios y todo tipo de clientes. Buscamos la manera de ponerlos en contacto”.
Blanca de Ugarte, responsable de comunicación de la Fundación De Clausura.org, reitera que el objetivo es “ayudar a las comunidades que no tienen medios para la venta de sus productos”.
Ambas ofrecen ahora on line y físicamente en sus showrooms una gran selección para poder elegir una extraordinaria cesta de navidad. Nos confirman que “hay mucho apetito por lo artesanal”.
Ora et Labora
Una de las claves es que se respetan los tiempos de los monasterios. Su lema es ora et labora, es decir, tienen su tiempo repartido entre el rezo y la contemplación, por un lado, y el trabajo por el otro. Ese trabajo da su fruto, y con ello se mantienen. De hecho, habitualmente con las ventas por Navidad suelen financiarse el resto del año.
Blanca de Ugarte hace hincapié precisamente en que es fundamental “respetar sus ritmos”, sus rituales, que "nunca se les pide más de lo que producen ni se les exige la entrega en plazos”. Sería alterar su forma de vida. Alejandra Salinas pone en valor que se saborean mejor esos alimentos cuando se sabe que “se han hecho artesanalmente entre oración”.
Cubrir los gastos
La financiación que se consigue con estas cestas va orientada principalmente a cubrir los gastos fijos, no tanto la comida de monjas y monjes, que suelen tener sus huertos u otras formas de conseguir los alimentos. Alejandra Salinas explica que se trata de la “seguridad social, porque pagan como autónomos la máxima cuota. Y los suministros. La calefacción: hay monasterios donde en invierno hace mucho frío”.
Hay cestas que van desde comprar algunos productos, por ejemplo de 15 euros, hasta las cestas más generosas, que pueden llegar a los 300 euros. No sólo se pueden comprar alimentos, también figuras para el belén, ropa hecha a mano, etc.
¿Quién monta las cestas?
En los conventos y monasterios se preparan los productos. Y se preparan las cestas de Navidad en Madrid. En el caso de De Clausura.org se encargan de hacerlo en el convento de las Clarisas del Paseo de Recoletos de Madrid. En el caso de Contemplare, lo hacen personas con discapacidad de la Fundación A la Par y se paga a quienes preparan las cestas, con lo que la ayuda del comprador es por una doble causa social.
Además del buen gusto por alimentos de calidad, estas organizaciones se encaminan a dar a conocer la vida contemplativa.