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El párroco de la Basílica del Santísimo Sacramento de Buenos Aires recibió el relicario de bronce con la forma del escudo papal de San Juan Pablo II que conserva una gota de sangre del Pontífice de manos de alguien que manifestó haberla adquirido por el valor artístico del escudo, sin saber que tenía una reliquia.
La noticia había trascendido gracias a la agencia AICA y al diario La Nación, que dieron cuenta de la búsqueda del párroco, quien recorrió anticuarios y lugares en los que se suelen comercializar este tipo de bienes, en ocasiones obtenidos de manera ilegal como esta.
También, desde ya, habían puesto en marcha una intensa campaña de oración desde la basílica, en la que funciona el Grupo de Oración "Hijos Espirituales de Juan Pablo II", y desde la misión católica polaca en la Argentina, cuyo rector es el padre Jacek Twarog.
La reliquia estaba expuesta públicamente en la Basílica, junto a una imagen del santo, aunque por la alta concurrencia al templo ya anunciaron, informó La Nación, que de ahora en más estará reservada. Había sido donada por el arzobispo emérito de Cracovia y secretario privado del Papa Juan Pablo II, cardenal Estanislao Dziwisz.
Una devoción muy extendida
La presencia y el recuerdo de Juan Pablo II está presente en Buenos Aires y la Argentina de manera permanente más allá de esta reliquia en este emblemático templo porteño custodiado por los padres sacramentinos. El propio padre Twarog es autor de un libro titulado Las huellas de San Juan Pablo II en la Argentina, en el que destaca no solo reliquias y recuerdos de sus visitas al país, sino también monumentos, edificios, entidades, grupos, todos creados o renombrados en honor al papa nacido en Polonia.
Uno de los más emblemáticos se erige no muy lejos de la basílica del Sacramento, frente a la Biblioteca Nacional, y es una escultura de 4 metros de altura donada por la comunidad polaca, en bronce, erigida en 1999.
En ese lugar, el pasado 22 de octubre, con motivo de la conmemoración del cuadragésimo tercer aniversario del inicio de pontificado, se reveló una nueva placa conmemorativa. Fue luego de una Misa en la Catedral presidida por el padre Twaróg, y gracias al impulso de la Asociación Cultural Argentino-Polaca y El Hogar Polaco. Bendijo la placa el Nuncio en la Argentina Mirosław Adamczyk, también de nacionalidad polaca.
Durante el acto, la Embajadora de Polonia para la Argentina Aleksandra Piątkowska expresó que “Juan Pablo II no solo fue un líder espiritual del siglo XX, sino también una persona que realmente cambió el mundo. Sus palabras pronunciadas en la inauguración de su pontificado ‘no tengan miedo’ fueron escuchadas en Polonia, en ese tiempo bajo el régimen comunista, y constituyeron el comienzo de los cambios políticos en nuestra Patria”.
Además de los múltiples espacios dedicados al Papa Juan Pablo II, entre ellos numerosos dentro de templos para poder rezar y ponerse bajo su intercesión, la comunidad polaca tiene como epicentro de su actividad pastoral la Iglesia Nuestra Señora Reina de Polonia, en la localidad bonaerense de Martín Coronado, ubicada, faltaba más, sobre la calle Juan Pablo II.