Miles de personas participaron en misas, vigilias u otras iniciativas para recordar a los cristianos perseguidos y alzar la voz en defensa de la libertad religiosa.
Este año, muchos países decidieron dedicar la semana anterior al 24 de noviembre a esta causa, bajo el nombre de #RedWeek, o Week of Witness (Semana de los testigos), para denunciar especialmente la difícil situación de jóvenes y mujeres de comunidades cristianas minoritarias que están especialmente expuestas a la violencia y los abusos sexuales.
Estos son algunos de estos lugares (Galería)
Para conmemorar la ocasión, la fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN) ha lanzado el informe “Escucha su grito” (Hear Her Cries en inglés), editado por la sede de ACN en el Reino Unido.
La publicación de 52 páginas presenta casos reales y relatos de primera mano de las víctimas, entre las que se encuentran tres mujeres de Egipto, dos de Irak, una de Mozambique, tres de Nigeria y tres de Pakistán. El informe fue presentado en los actos celebrados en el Parlamento escocés y en la catedral de Westminster, en Londres, así como en un servicio presidido por el arzobispo Eamon Martin de Armagh, en Irlanda.
Junto con el informe, ACN Reino Unido lanzó una petición en la que se pide a la ONU y a las autoridades del Reino Unido que tomen medidas más eficaces para hacer frente a la epidemia de violencia sexual que afecta a mujeres y niñas, tanto cristianas como de otras minorías religiosas.
Otro de los momentos más destacados de la #RedWeek de este año fue la iluminación en rojo de la catedral maronita de San Elías, en Alepo (Siria), donde representantes de diferentes comunidades religiosas cristianas se reunieron para un servicio de oración en memoria de la Iglesia que sufre en todo el mundo. El lugar era especialmente evocador, ya que la catedral de San Elías fue prácticamente destruida durante la guerra y ha sido reconstruida con el apoyo de ACN.
En Colombia, se destacó también el sufrimiento de los cristianos en Siria, a través del testimonio de la hermana Guadalupe Rodrigo, misionera que vivió en Siria durante las épocas más duras de la guerra. Bajo el título "Escucha su clamor: mujeres perseguidas por su fe", ACN Colombia celebró la #RedWeek en Medellín, en Barranquilla y en Bogotá. En el sur del país, en Ipiales, la impresionante iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas se iluminó de rojo, en recuerdo de los mártires de la Iglesia.
Por primera vez, Ucrania y Bosnia Herzegovina se sumaron a la iniciativa: La catedral greco-católica de la Resurrección de Kiev y la catedral de Sarajevo se iluminaron de rojo.
Austria se ha convertido en uno de los países en el que el #RedWednesday ha cosechado importante apoyo público y estatal. Este año, además de las más de 100 iglesias, monasterios y monumentos, al menos tres grandes edificios públicos se iluminaron de rojo: el Parlamento, la Cancillería Federal y el Ministerio del Interior.
En Alemania más de 120 iglesias -entre ellas las catedrales de Passau y Paderborn- participaron en la iniciativa. En diferentes eventos, cristianos de Eritrea, Egipto y Níger dieron testimonio sobre la persecución que habían sufrido, entre otros el padre Pierluigi Maccalli, misionero italiano que fue retenido por yihadistas en Malí durante más de dos años.
En París, la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre se iluminó de rojo para concienciar sobre la libertad religiosa. Se organizó una vigilia de oración retransmitida en directo por la cadena de televisión católica. Personas portando siluetas rojas como símbolo de los cristianos perseguidos en el mundo, participaron en una procesión.
La República Checa superó la movilización de entidades que se unieron en la defensa de la libertad religiosa este año con 190 edificios iluminados en rojo en todo el territorio. El programa en Praga incluyó una conferencia en la Universidad de Karlova, para identificar formas concretas de ayudar a los perseguidos y un concierto de recaudación de fondos en la Escuela de Música, televisado a nivel nacional. Varias embajadas checas se iluminaron en rojo. Las conmemoraciones son copatrocinadas por la Conferencia Episcopal, el Concilio Judío, el Concilio Ecuménico y el grupo de expertos KD.
En Portugal, además de parroquias, se iluminaron muchos lugares emblemáticos, como la estatua de Cristo Rey que mira a Lisboa desde el otro lado del río Tajo, y el Santuario de São Bento da Porta Aberta en Braga, en el norte.
Los cristianos de Polonia se vistieron de rojo, portaron faroles rojos y salieron a la calle para realizar una marcha silenciosa en memoria de los que sufren por su fe. Tras la marcha, que se celebró en Poznan, la multitud reunida escuchó dos testimonios de cristianos perseguidos, así como oraciones y cantos en arameo, la lengua que hablan muchos cristianos en Oriente Medio. Edificios e iglesias de todo el país se iluminaron de rojo.
Al menos 40 edificios fueron iluminados en Eslovaquia, entre otros el castillo de Bratislava y las principales catedrales de las diócesis del país. Muchas iglesias organizaron oraciones por los cristianos perseguidos.
Hungría quiso unirse a nivel internacional iluminado en rojo sus embajadas. La participación en la iniciativa fue ecuménica, con la iluminación en rojo de la Gran Iglesia Reformada en Debrecen y la Basílica en Esztergom.
En Canadá se unieron a la #RedWeek fieles de las diócesis de Quebec, Montreal, Toronto, Medicine Hat, Ottawa y Chicoutimi. Además, dos santuarios nacionales se unieron por primera vez: la Basílica del Oratorio de San José en Montreal y la Basílica de Nuestra Señora del Cabo en Trois-Rivières.
En Australia, se iluminaron de rojo y celebraron una misa o un servicio de oración con testimonios de cristianos perseguidos tres catedrales: Sídney, Melbourne y Hobart.
Además de las iluminaciones, muchos estudiantes de colegios de primaria y secundaria de diferentes países del mundo participaron en la jornada de oración por los cristianos perseguidos vistiendo de rojo.
La iniciativa del #RedWednesday comenzó en 2015 como parte del esfuerzo continuo de Aid to the Church in Need (ACN) para llamar la atención sobre la persecución y el sufrimiento de los cristianos en el mundo y sobre el hecho de que el martirio por la fe no es una cosa del pasado.