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Castillo de Javier: aquí nació el gran santo navarro que evangelizó Oriente

SAN JAVIER CASTLE
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Dolors Massot - publicado el 03/12/21 - actualizado el 02/12/22
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San Francisco Javier nació y vivió allí hasta que se marchó a estudiar a París, a la Sorbona, donde conocería a san Ignacio de Loyola

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Entre el gran patrimonio cultural y religioso que tiene Navarra se encuentra el castillo de Javier. Es una fortaleza medieval sólida y poderosa, que puede verse ya a lo lejos cuando alguien visita este monumento.

Son piedras contundentes, levantadas en el siglo X, que hablan de Historia viva porque allí nació y vivió san Francisco Javier. Quién iba a imaginar, en plena Edad Media, que de allí saldría un hombre dispuesto a llevar el Evangelio a Oriente.

Francisco era hijo de los señores de Javier. Nació el 7 de abril de 1506. Era el menor de cinco hermanos. Hasta los 22 años, en que se marcha a París para estudiar en La Sorbona, Javier es su territorio, el mismo que hoy ven quienes se acercan siguiendo los pasos del santo en cada Javierada. En París, san Francisco Javier se haría amigo de san Ignacio de Loyola, quien dejaría una profunda huella en su alma al hacerle la pregunta del mismo Jesucristo: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?».

Javier tiene una disposición geográfica de gran belleza. Se encuentra a 52 km de Pamplona y a 6 km de Sangüesa, a las faldas del Pirineo navarro-aragonés, y en la confluencia de los antiguos reinos de Aragón y Navarra.

Aquí puedes ver una galería fotográfica de Javier:

El monumento es Bien de Interés Cultural desde 1994. El nombre de Javier viene de la variante dialectal del vasco etxeberri, que significa “casa nueva”. Por eso puede encontrarse escrito en euskera como Xabier.

Desde el exterior puede verse que al castillo medieval se le añadió una basílica en el siglo XIX.

La composición a través de los siglos

La construcción se compone de tres cuerpos, escalonados por orden de antigüedad. Destaca la Torre del Santo Cristo, bastión y capilla donde se encuentra un crucifijo del gótico tardío. También la Torre del Homenaje, llamada de San Miguel, que es la parte más antigua del castillo. Y por último, el museo dedicado a la vida de san Francisco Javier.

En los basamentos del castillo se han encontrado restos y zócalos musulmanes, que podrían fecharse en el siglo X. A continuación, en el siglo XI se formó el primer recinto envolvente que disponía de las primeras habitaciones. En el siglo XIII, se agregaron, siguiendo los cuatro puntos cardinales, dos cuerpos poligonales y dos torres más.

Como pago por un préstamo no devuelto

En origen, el castillo de Javier pertenecía a un noble aragonés. Pero necesitaba dinero y pidió un préstamo de 9.000 sueldos al rey navarro Sancho VII. Este le dio la cantidad y el noble puso como aval el castillo. Al no poder devolverle la cantidad, el monarca se hizo propietario de Javier. Por el mismo sistema, también pasaron a manos navarras varios castillos y villas de la Corona de Aragón: Escó, Peña, Petilla, Gallur, Trasmoz, Sádaba… Con ello, Navarra lograba fortalecer la frontera con el vecino reino.

En el año 1236, el castillo pasó a manos de Adán de Sada. Se lo entregó el rey Teobaldo I. después de la conquista de Navarra, tanto el castillo como la villa pertenecían a María de Azpilicueta (antepasada de san Francisco Javier por línea materna).

El cardenal Cisneros ordenó demolerlo

Como el matrimonio de esta con Juan de Jaso, defendían la independencia de Navarra, el cardenal Cisneros ordenó que se demoliera el castillo en 1516. Sin embargo, solo se le deshabilitaron algunas partes fuertes: se derribó la muralla que lo rodeaba y protegía, se rellenó el foso para que no quedara aislado, se destruyeron dos grandes portaladas y dos torres redondas, se demolió el puente levadizo y la Torre del Homenaje de San Miguel se rebajó a la mitad.

En el siglo XIX, después de varios bailes de herencia, el castillo de Javier pàsaría a manos de la Casa de Villahermosa y se comenzaron obras de restauración que fueron financiadas por los propietarios, la duquesa de Villahermosa y el conde de Guaqui. Pero este falleció repentinamente y fue su familia quien asumió la envergadura de las obras junto con la fortuna de su viuda. Fue entonces cuando se levantó la basílica que hoy puede verse, adosada al castillo. También pertenecen a ese período las viviendas para sacerdotes y las casas de ejercicios espirituales (san Francisco Javier fue uno de los más estrechos colabores de san Ignacio de Loyola, el creador de los ejercicios).

La Javierada

Javier recibe anualmente la visita de miles de peregrinos. Pero sin duda la fecha más señalada es la Javierada, a principios de marzo, que se celebra en honor al patrón de Navarra, san Ignacio de Loyola. Sin embargo, debido a la pandemia, se recomendó a quienes tuvieran deseo de acercarse a Javier no reunirse en esa celebración y hacer la Javierada “desde sus casas”.

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