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Mozart para Adviento y Navidad

MOZART
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Martín Susnik - publicado el 05/12/21 - actualizado el 05/12/22
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En el aniversario de su muerte repasamos algunas de sus obras

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Un día como hoy pero de 1791, es decir hace exactamente doscientos treinta y un años, Wolfgang Amadeus Mozart fallecía en la ciudad de Viena. Sobre su muerte existen numerosas hipótesis sin que se logre definir con precisión cuáles han sido las causas. Pero aquí no vamos a centrarnos en su fallecimiento, sino en su vida y en su obra.

Más precisamente, aprovechando que nos encontramos en tiempo de Adviento y nos estamos preparando para la fiesta del nacimiento de Nuestro Señor, vamos a compartir algunas de sus obras que se vinculan, de una u otra manera, con este período tan especial del año.

¿Mozart y “Estrellita del lugar”?

Comenzamos con una obra no-religiosa, pero que sin embargo nos sonará a “navideña”. Se trata de sus “Doce variaciones sobre «Ah vous dirai-je, Maman»” en do mayor, K. 265, compuestas para piano en 1781 (diez años antes de su muerte) en París.

Se trata, como indica el nombre, de variaciones que Mozart realizó sobre el aquella canción que, aunque en su original trata una temática amorosa, luego fue utilizada como canción infantil (“Twinkle, Twinkle, little Star” en inglés, o bien, “Campanita del lugar”, “Estrellita del lugar” o “Estrellita, ¿dónde estás?” en español) en cierta medida vinculada con el tiempo navideño. La melodía original no es de Mozart, insistimos, sino las variaciones que compartimos a continuación en versión de Alberto Lodoletti:

El motete de un niño prodigio

Pasemos ahora a su música sacra. Se sabe que Mozart fue un niño prodigio. Aquí compartimos un motete para cuatro voces mixtas que compuso teniendo tan sólo nueve años de edad: “God is our refuge” (Dios es nuestro refugio) del Salmo 46. El título en inglés se debe a que la obra fue compuesta en Londres durante un viaje de la familia Mozart por Europa.

Un motete para virtuosos

Durante su visita a Italia en 1773, Mozart compuso este conocido motete religioso que, según algunas fuentes fue escrito para el castrato Venanzio Rauzzini y según otras para una de sus cantantes favoritas, que era en ese entonces muy joven.

Lo indudable es que se trata de una obra exigente para el o la cantante (desde luego, hoy por hoy es interpretada por una soprano). Está dividida en tres partes (Allegro, Andante, Allegro) y su texto dice:

“Regocijaos, alegraos, ¡oh vosotras, almas felices! cantando dulces cantos. Respondiendo a vuestros cantos, los cielos se unirán a mí. El día amistoso brilla, ahora que las tormentas y las nubes han huido. Una inesperada tranquilidad ha sobrevenido para el justo. En todas partes reinaba la oscura noche, pero finalmente se alzan felices incluso los que tenían temores, regocijándose en la venturosa aurora y ofreciendo a manos llenas guirnaldas y lirios. Tú, pináculo de las vírgenes, danos la paz, mitiga la congoja que hace suspirar al corazón. Aleluya.”


Aquí la versión de estudio (1994) de la obra completa en la voz Cecilia Bartoli:

Aquí la versión en vivo (2016) de Regula Mühlemann (sólo la primera parte y el Aleluya final):

Mozart y la encarnación del Verbo

De las composiciones dedicadas específicamente a la temática de la encarnación es especialmente célebre la segunda parte del Credo de la Gran Misa en Do menor K 427.

Se trata de una obra que quedó inconclusa, por ello no tiene el correspondiente Agnus Dei y, en lo referente al Credo, tan solo está compuesto hasta los versos “et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine et homo factus est”, que son los que aquí compartimos, una vez más en versión de Regula Mühlemann.

Mozart y el verdadero cuerpo de Cristo

Para la festividad del Corpus Christi de 1791 Mozart compuso el motete “Ave Verum Corpus” K. 618 sobre el texto de un himno eucarístico atribuido al papa Inocencio VI. La obra fue escrita para coro mixto, cuerdas y órgano. No es una pieza de gran complejidad, sin embargo no puede discutirse su indudable belleza y su capacidad para conmover al corazón piadoso (e incluso al no tanto).

No es un himno navideño, pero en estos tiempos nos recuerda cómo el misterio de la encarnación está vinculado al de la pasión y resurrección, y ambos al misterio eucarístico dentro del marco de la obra redentora de Cristo.

Compartimos la hermosa versión bajo la batuta de Leonard Bernstein con subtítulos en español. Esto es pues lo que brotó de la pluma y del corazón de Mozart apenas seis meses antes de su partida:

Y aquí en una grabación más actual bajo la batuta de Christian Badea:

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