Parece que somos libres de realizar lo que nos plazca pero con una simple exploración de nuestros hábitos nos damos cuenta de que tenemos muchas dependencias y ataduras que nos esclavizan.
Trataremos sobre tu libertad para que la practiques más y se la enseñes a tus hijos.
Un tal Craig Nakken escribió un interesante libro sobre la personalidad adictiva, que nos hace ver que es muy fácil tener una vida adictiva, sobre todo cuando caes en la espiral de la desesperanza, el sinsentido, el aburrimiento, la frustración, las preocupaciones y el miedo terrible al dolor y al sufrimiento.
Ser una persona dependiente te hace débil, estás sujeto a los demás o a algo, que regularmente es dañino, como el alcohol, las drogas [incluyendo las legales], a la pornografía, al trabajo, al juego, a la comida, al dinero y en fin a todo lo que momentáneamente genere una ilusoria sensación de bienestar.
Falsa sensación de libertad
Una persona con tendencias a un estilo de vida lleno de obsesivas y necias conductas adictivas, ha dejado de ser una persona libre, para convertirse en un esclavo de sus propias dependencias. Y lo peor del asunto, es que suele relacionarse y rodearse de personas que también son dependientes y así establecer relaciones codependientes.
Muchos de nuestros apegos comienzan al descubrir que algo o alguien te ayuda a escapar de ese malestar que nos suele hacer patética la vida. Y una vez que muerdes el anzuelo, ya después es mucho más difícil sacudirte la idea de que esa persona, sustancia, alimento o conducta son tu salvación a la trágica situación que padeces.
Te quedas amarrado a la idea de que ya sin eso, no puedes seguir adelante por ti mismo. Se establece una convicción de que lo externo es lo único que te alivia, y ya dejas de creer que tú mismo tienes la solución. Haces de lo externo tu foco de atención, el medio único para detener tu agobio, y crees que tu apego, es ya un iluso remedio para las aflicciones. Así nacen muchas adicciones.
El fundador de Alcohólicos Anónimos, Robert Thomsen, lo puso muy claro en la idea de que "cuando te das cuenta de qué tan rápido puede cambiar tu experiencia, con tan sólo un trago, que ya no te puedes detener de reír ante el milagro, aunque te acabe por afectar mental y físicamente, incluso hasta espiritualmente. Y al final, estás bajo las cadenas de una esclavitud que te arrebata la libertad".
Un alivio momentáneo
Los objetos, personas o situaciones que nos generan más adicción, son precisamente las que son sumamente atractivas porque rápidamente cambian tu estado anímico y no tienes que hacer ningún esfuerzo interno, más que conseguir lo que ya sabes que garantiza el alivio de tu malestar. Como lo subraya Craig Nakken en su libro, "los adictos tienen la confianza de que van a conseguir un cambio en su estado de ánimo, si logran conseguir lo que necesitan o desempeñar las conductas que les dan el control de la situación".
Así se edifica un estilo de vida muy dependiente, tanto a personas como a sustancias y a situaciones, que crean una ilusión porque el sufrimiento desaparece, aunque a costa de entregar el control a algo externo, ya dejándolo de tener dentro de sí mismos.
La libertad es una conquista, no un regalo
La libertad no es un regalo, es una conquista. Brota del esfuerzo por decidir lo mejor a nuestro alcance. A conseguir nuestras metas y objetivos, como fruto de la determinación y el carácter. De aquí la importancia de quitarse todas las cadenas que nos mantienen en la prisión de la dependencia.
Tantas mundanas seducciones nos impiden mirar el gozo de ser libres y de dar testimonio de independencia y autonomía, una condición indispensable para ejercer la caridad y el trato generoso a los demás.
Preferimos vivir en un mundo de personas libres que ayudan a los prisioneros a salir de su celda, que a sumar más esclavos atrapados en las mazmorras de la sumisión al miedo, a la desesperanza y a las adicciones.
Cada día tenemos la oportunidad de ser más libres o de seguir hundiéndonos en la impotencia de romper las cuerdas que nos atan, hasta en las más simples decisiones.
El testimonio de tu vida
Dale testimonio a tus seres queridos sobre el ejercicio de la libertad, al elegir el bien por encima del mal y así ser capaces de sacudirse el mundo de los apegos, de las ataduras y de las dependencias. Reconoce tus propias pequeñas o grandes adicciones, y activa tu propósito de erradicarlas lo más que puedas. Que los cambios surjan desde el interior de tu corazón y no desde las tentaciones que emanan del mundo exterior.
Es un regalo que bien te puedes dar. Ser responsable implica tomar decisiones y no que los demás las tomen por ti.