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¡Felicidades, eres gerente! Y ahora ¿qué? A menudo, las empresas promueven a sus mejores empleados a puestos de liderazgo. Ascender a un puesto directivo significa que eres bueno en lo que haces. El problema es que el conjunto de habilidades que te hicieron ser un buen empleado no necesariamente te prepara para ser un gerente exitoso.
Puedes ser un experto en los trabajos que los miembros de tu equipo deben realizar, pero es posible que aún no estés preparado para gestionar personas e inspirarles para que hagan esos trabajos.
No te preocupes. ¡Porque no hay mejor manera de aprender algo que haciéndolo!
El liderazgo consiste en tratar personas
Cuando piensas en los gerentes que te han inspirado en tu carrera, es probable que todos tengan algo en común: te trataron con respeto y “como si fueras una persona.”
Es importante tener siempre en cuenta que diriges a personas que aportan toda su vida y su personalidad al lugar de trabajo. No tienes que ser amigo de todos y, de hecho, ir demasiado lejos en esa dirección puede no ser recomendable.
Pero "nadie quiere ser un engranaje en la maquinaria de otra persona". Es bueno conocer a los miembros de tu equipo y hacer que ellos te conozcan, tanto formal como informalmente.
Puede ser a través de comidas individuales, almuerzos o reuniones sociales. Es importante para establecer la confianza, que es la base de las buenas relaciones laborales.
Los líderes son buenos aprendices
Los grandes líderes siguen siendo estudiantes del mundo que les rodea, alimentando regularmente su curiosidad. Los expertos sugieren reservar cinco horas a la semana para aprender algo nuevo.
Ya sea leyendo, escuchando una charla TED o asistiendo a un seminario, es importante hacer tiempo cada semana para aprender cosas nuevas relacionadas con tu industria o con el liderazgo en general.
Puedes pensar que cinco horas sea mucho para sacar de tu ya ocupada agenda semanal, pero sé creativo: puedes escuchar un podcast o audiolibro en tus desplazamientos diarios.
Los líderes pueden recibir tanto como dar
Un buen gerente necesita saber cómo dar y recibir información. Y la retroalimentación no es solo de arriba hacia abajo. En otras palabras, los gerentes necesitan escuchar comentarios no solo de sus superiores, sino también de los miembros del equipo que les informan.
Es posible que el equipo no esté acostumbrado a informar a los superiores, pero es esencial para saber si están haciendo un buen trabajo. Si ese es el caso, tendrás que crear una cultura de retroalimentación ascendente.
Crear una cultura de retroalimentación ascendente significa fomentar una atmósfera de comunicación abierta y honesta, pedir información específica a los miembros del equipo, tomarse bien las críticas (sin ponerse a la defensiva) y tomar medidas sobre la retroalimentación ofrecida.
Este último punto es importante. Como gerente, sabes lo que se siente cuando el destinatario aparentemente ignora los comentarios que le has brindado. Nada matará la retroalimentación ascendente más rápido que no incorporarla de manera significativa.
Los objetivos y la priorización son tus mejores amigos
Tener objetivos claros y priorizarlos con y para tu equipo es imprescindible. Los objetivos deben ser a corto y largo plazo. Los objetivos diarios, semanales y trimestrales deben desarrollarse con el aporte del equipo y deben articularse de forma clara. El cumplimiento exitoso de los objetivos debe ponerse negro sobre blanco.
Se dice que, si tienes más de tres prioridades, no tienes ninguna. Se pueden individualizar para cada miembro del equipo, así como para el equipo en su conjunto, pero asegúrate de que sean claras e identificables. Y céntrate en ellas. Demasiadas prioridades enturbian el agua.
Inteligencia emocional y resiliencia
Como hemos mencionado anteriormente, estás gestionando personas, no máquinas. La gente viene con muchas emociones, buenas y malas. Para liderar bien, no solo debes ser capaz de manejar tus propios altibajos, sino también los de las personas a las que diriges.
Habrá éxitos sobre los que construir y retrocesos de los que aprender, y tu respuesta a estos eventos es tan importante como los eventos mismos.
La inteligencia emocional se define como "la capacidad de ser consciente, controlar y expresar las propias emociones, y de manejar las relaciones interpersonales con sensatez y empatía".
El conocimiento, la regulación y la comunicación de las emociones son claves para la inteligencia emocional. Cuando uno es consciente de su propio estado emocional, es más fácil estar atento y responder a los estados emocionales de los demás.
Mantener los pies en la tierra requiere esfuerzo; no siempre es algo natural, especialmente en momentos de estrés. Por eso, es importante tener en cuenta algunas cosas al asumir tu nuevo rol como gerente: desarrolla una rutina que te prepare para el día, ten una vida fuera del trabajo y mantén una red de apoyo para ti.
Rutina de la mañana
Tu equipo confía en que estarás disponible todos los días, sin importar dónde tengas la cabeza. Por lo tanto, establece una rutina ya sea ejercicio o simplemente una taza de café tranquila con el periódico. Ir a misa siempre es la mejor rutina. Es importante desarrollar una rutina matutina que te prepare emocionalmente para el día que te espera.
Equilibrar todas nuestras obligaciones puede ser difícil, especialmente con horarios familiares, pero tu mente y tu cuerpo te agradecerán los pocos momentos que dediques en la mañana para conectarte a tierra y prepararte para el día.
Tener una vida
No trabajes demasiadas horas y mantén una vida fuera del trabajo. Es un mundo en continuo movimiento que cambia rápidamente y el trabajo puede devorarlo todo.
No caigas en la trampa demasiado común de identificarte demasiado con tu “yo” laboral. Si te agotas, no será bueno para ti ni para tu equipo.
Por lo tanto, ve al cine, cena con un amigo o tómate un tiempo para ir al partido de fútbol de tus hijos.
Desarrollar y mantener una red de apoyo
Esto encaja bien con la advertencia de "tener una vida". Crea un espacio para tu propio bienestar mental. Ejercicio, oración, mentores personales y profesionales, amistades, comunidad espiritual: cualquiera o todos estos pueden ser beneficiosos para crear y mantener la resiliencia emocional.
En efecto, debes contar con los apoyos adecuados para tu propia salud mental y espiritual. ¿Tocas fondo? No ignores tus propias necesidades y deseos en pos del éxito profesional. El éxito personal y profesional van de la mano y el equilibrio es un requisito, no un lujo.