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El 16 de diciembre de 1921, hace exactamente un siglo, fallecía en Argel el compositor francés Camille Saint-Saëns. Su talento era polifacético: supo ser no sólo un compositor, pianista y organista destacado, sino también escritor, caricaturista, matemático y militar. Incluso llegó a ser miembro de la Sociedad Astronómica de Francia y organizaba sus conciertos de modo tal que coincidieran con algunos acontecimientos astronómicos (como eclipses solares).
Algunos consideran que su obra musical es excesivamente “académica” por la perfección técnica (podríamos decir “lógica”) con la que está escrita que podría ir en desmedro de la inspiración. Sin embargo el oyente encuentra en ella una gran belleza, propia del estilo neoclásico.
Nos dejó más de cuatrocientas composiciones entre las cuales podemos señalar trece óperas (se destaca “Sansón y Dalila”), cuatro sinfonías (la más conocida es su Sinfonía nº 3 en Do menor), cuatro poemas sinfónicos (entre los que resalta su “Danza Macabra”), suites de orquesta, una suite humorística (la célebre “Carnaval de los animales”), conciertos para piano, violín, violoncello… Fue además el primer gran compositor que escribió música para cine, más puntualmente para la película L'Assassinat du duc de Guise.
En el centenario de su muerte, a tono con el tiempo litúrgico que estamos atravesando, hemos decidido detenernos en su Oratorio de Noël opus 12 que Saint-Saënz compuso en apenas dos semanas en su época de organista en la Madelaine de Paris (1858) y que fue estrenado ese mismo año para Navidad.
El oratorio (aunque algunos consideran que es más bien una cantata) está compuesta para cinco solistas (soprano, mezzosoprano, alto, tenor y barítono), coro mixto SATB, órgano, arpa y cuerdas en las cinco secciones habituales. Para el texto el compositor eligió varios versos bíblicos vinculados con los dos oficios centrales del tiempo navideño, la Misa de Gallo y la Misa de la Aurora. Se trata de fragmentos de Juan, Isaías, Lamentaciones y Salmos, centrados en la reflexión contemplativa sobre el misterio de la encarnación, mientras que la parte narrativa (2º movimiento) sigue el evangelio de Lucas.
La obra completa ronda entre los 35 y los 40 minutos, pero recomendamos en épocas de tanta aceleración y vivencias efímeras, tomarse ese tiempo para la audición acompañada por la meditación del misterio navideño.
Compartimos la versión en vivo de la Deutsche Radio Philharmonie bajo la batuta de Christoph Poppen y más abajo nuestro breve comentario a sus diez movimientos.
1. Preludio (según el estilo de Bach): se trata de una hermosa pieza instrumental en Sol Mayor que comienza con el órgano al que prontamente se suman las cuerdas con un tema “pastoral” en 12/8, alternando el protagonismo entre dicha sección y el instrumento litúrgico por excelencia.
2. Recitativo: “Et pastores erant”, para soprano, contralto, tenor y barítono, órgano y cuerdas: narra la aparición del ángel (cuyo texto está a cargo de la soprano) anunciando la Buena Noticia a los pastores. Se trata del único recitativo de toda la obra y la única pieza de contenido narrativo.
2a. Coro: “Gloria in altissimis”: El coro, acompañado por el órgano y las cuerdas, entona radiante “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntadl!”
3. Aria: “Exspectans expectavi” para mezzosoprano, órgano y cuerdas: “He esperado pacientemente al Señor y Él oyó mi clamor” canta la solista en esta pieza bajo la indicación de “Andante espressivo” llena de ternura a intimidad, con abundantes arpegiados y curiosos sincopados.
4. Aria y Coro: “Domine, ego credidi”: “En mi corazón yo creo, Señor, que tú realmente eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo…” reza el texto a cargo del tenor, cuya confesión de fe es acompañada luego por el coro femenino que completa la cita “…que has venido a este mundo.” La pieza cierra con todas las voces femeninas al unísono en la nota fundamental del acorde (Do Mayor) realzando esa idea del abajamiento divino.
5. Dúo: “Benedictus,” para soprano y barítono, órgano y arpa: el animoso staccato del arpa y el tratamiento vocal contrasta con los movimientos anteriores. El dúo entona “Bendito el que viene en nombre del Señor Dios. Señor Dios, tu nos iluminas. Tú eres mi Dios y confío en ti. Tú eres mi Dios y yo te alabaré” que concluye con dos compases sorprendentes compases a cargo del órgano para finalizar la pieza (en La menor) en la versión mayor del acorde.
6. Coro: “Quare fremuerunt gentes”. La tonalidad pasa a Re menor. El texto comienza con una dramática indagación: “¿Por qué se amotinan las gentes y los pueblos piensan cosas vanas?”. Tras el momento de tensión pasa a tonalidad de Si bemol Mayor y ralentiza el ritmo, para entonar el Gloria a la Trinidad (en compás de 3/4) transmitiendo la paz de corazón que el hombre ha de hallar en la auténtica alabanza en lugar de la vanagloria.
7. Trio: “Tecum principium,” para soprano, tenor y barítono, acompañados por el órgano y el arpa, aquí con el arpegiado que suele caracterizarla. El texto corresponde al Salmo 109 (“Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en el esplendor de la santidad”) que el trío de solistas interpreta en una atmósfera seráfica.
8. Cuarteto: “Laudate coeli,” para soprano, mezzosoprano, contralto y barítono, órgano y cuerdas. Se trata de nada menos que de un Aleluya (Isaías 49:13) “¡Alabad los cielos y alégrate, Tierra, porque el Señor ha consolado a su pueblo y tendrá piedad de sus pobres. Aleluya!” Si bien la pieza no es pomposa por la limitada orquestación, el tratamiento del contrapunto le otorga una fuerza particular que nuevamente remite a la paz con el rallentando final.
9. Quinteto y Coro: “Consurge, filia Sion,” para los cinco solistas, coro, órgano, cuerdas y arpa. La pieza retoma el tema pastoral del preludio donde solistas y coro entonan: “Levantate, Hija de Sión, Aleluya Ora a Dios en la noche al comenzar las vigilia, Aleluya, hasta que salga tu justo como resplandor, Sion y el Salvador se encienda como una antorcha. Aleluya.” La pieza compuesta en Sol Mayor nos deja con su Re final al umbral del gran final.
10. Coro: “Tollite hostias,” para coro mixto, órgano y cuerdas. Si el preludio es de inspiración bachiana, aquí nos encontramos con un estilo más bien haendeliano. “Tomad las hostias y adorad a Dios en su atrio santo. Alégrense los cielos y regocíjese la tierra delante de la presencia de Dios, porque Él viene. ¡Aleluya!”
Para quienes puedan y quieran leer la partitura compartimos también esta versión de la Royal Opera Theater Orchestra (dirigida por Anders Eby):