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Los secretos de la Navidad en un convento de clausura, al descubierto

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Matilde Latorre - publicado el 21/12/21
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La abadesa del Real Monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes participa en una videoconferencia sobre cómo es la Navidad en un monasterio de clausura

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¿Cómo se celebra la Navidad en un monasterio de monjas de clausura? Muchas personas tienen curiosidad por saberlo, pero poquísimas serían capaces de responder a esta pregunta.

Sor Micaela, abadesa del Real Monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes, en la provincia española de Palencia, ha realizado un gesto sin precedentes para compartir la manera en que su comunidad vive la celebración del nacimiento del Hijo de Dios.

A sus 82 años y con un gran sentido del humor, la superiora ha abierto la puerta de su monasterio a la Fundación DeClausura para mantener una videconferencia con ochenta  participantes, interesados en conocer más y mejor la manera en que viven estas mujeres que han consagrado su vida a Dios en la oración. El encuentro ahora puede seguirse por YouTube.

Momentos únicos de oración para preparar la Navidad

En el encuentro, moderado por la periodista Blanca de Ugarte Blanco, la religiosa reveló que, en Adviento, la comunidad de ese monasterio prepara la Navidad con una tradición muy particular: cuarenta  avemarías, elevadas  desde el 1 de diciembre hasta el día de Navidad. 

Es decir, un total de mil avemarías y alabanzas que se le hacen a la Virgen por haber sido elegida Madre de Dios.

A esta devoción, se le añade el rezo de las “jornaditas”, tradición que comienza el 16 de diciembre y se vive diariamente hasta Nochebuena: las monjas rememoran las nueve etapas de la Virgen María desde Nazaret a Belén.

Es un acto de oración que la comunidad vive, en el coro. En los primeros días, las religiosas visten las imágenes de María y san José con vestiduras pobres, recordando el viaje que tuvieron que emprender con motivo del censo. 

Después, en Nochebuena, las monjas visten con telas más ricas a los esposos de la Sagrada Familia  para celebrar el momento de la Encarnación de Dios.

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¿Qué se come en Navidad en un monasterio?

Sor Micaela respondió también a  la pregunta más sencilla, pero sin duda más común: ¿qué se pone en la mesa de Navidad de un monasterio de monjas de clausura?

En el caso de las Clarisas de Carrión de los Condes, respondió la superiora, se sirven platos especiales, según lo que en la ocasión les regalen los bienhechores del monasterio.

Este año, la Navidad será especial, dijo con una sonrisa, pues toca cordero, regalo que les ha  prometido un benefactor. 

“Gracias a Dios hay mucha gente que quiere obsequiarnos y unas veces te regalan el cordero. Otras veces nos han regalado un solomillo, que es algo extraordinario, o para la Nochebuena, pescado... Unas veces te regalan una dorada o una merluza, que la ponemos rellena”, explicó sor Micaela.

“Lo que no puede faltar es la sopa de almendra”, añadió  la superiora, prometiendo compartir la receta de este plato típico de la cocina monacal a los seguidores de las redes sociales de la Fundación Declausura.

Los regalos…

El día de los regalos en la comunidad es el día de los Reyes Magos, la solemnidad litúrgica de la Epifanía, el 6 de enero.

En ese día, reveló sor Micaela, “la madre superiora, en nombre de la comunidad, siempre hace regalos a las monjas”. 

Se trata de cosas necesarias: un par de sandalias, unos calcetines, jabón, pasta de dientes… “Al fin y al cabo, es un regalo”, reconocía la superiora. 

Además, siguió revelando, la comunidad entera recibe regalos de sus bienhechores: por ejemplo, una plancha, o una Thermomix.

En la mañana, en el día de Reyes, después de misa, las monjas encuentran los regalos en el refectorio, el lugar más adecuado para compartir la alegría.

Preparando los 800 años del belén de San Francisco

La superiora invitó a los participantes a visitar el monasterio en cualquier período del año para admirar su colección de 1987 belenes, procedentes de todo el mundo.

Se trata de una iniciativa, indicó, que busca revivir la herencia de san Francisco de Asís, de quien fue colaboradora santa Clara, la fundadora de las Clarisas. 

Reveló que en 2023 su comunidad organizará algo excepcional para celebrar el ochocientos aniversario del primer belén organizado por el santo de Asís en la localidad italiana de Greccio.

La idea de crear este museo  de belenes fue precisamente de sor Micaela, quien creó esta atracción  “para ayudar a las misiones”, con donativos de los visitantes.

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Historia de un alma

Sor Micaela nació 1939 en la localidad galega de  Ferrol. A los 19 años fue admitida en el convento de clausura de clarisas de Cantalapiedra, donde estuvo 22 años, y donde emitió sus votos simples en 1960. En 1963, profesó sus votos solemnes.

En 1979, le pidieron, junto con otras hermanas, que fuera a fortalecer la Comunidad de Carrión de los Condes. Y en 1985 y comenzó su andadura como abadesa. 

Como buena gallega ha destacado por ser una gran defensora del Camino de Santiago, siendo condecorada con la Enxebre Orde da Vieira. 

De hecho, el monasterio constituye un punto estratégico del Camino. En su hospedería se alojan cientos de peregrinos al año.

Peregrina a tierras guadalupanas

Esta comunidad de clarisas está compuesta por 12 monjas de clausura, con edades comprendidas entre 22 a 89 años. Las más jóvenes tienen la nacionalidad mexicana y las mayores, española.

En la videoconferencia, sor Micaela explicó que, debido a la falta de vocaciones en España, hace 16 años, fue a México a buscar monjas con el apoyo del entonces obispo don Rafael Palmero. 

Las hermanas mexicanas vienen a esta comunidad a ayudar, pero no todas se comprometen a quedarse. De este modo, no sorprende encontrar dentro de la clausura muchas imágenes de la Virgen de Guadalupe, así como el cultivo de chiles en el huerto del monasterio.

Vida diaria

La vida en el convento se resume en el “ora et labora”. Por este motivo, las religiosas tienen diferentes oficios: sacristana, cronista, encargada del obrador, de la cocina, portera, organista….

La vida en un convento está toda milimetrada, motivo por el cual el oficio de campanera es muy importante: hay toques para la oración y para el trabajo. 

Sor Micaela explicó que san Pablo ya lo dijo con claridad: “el que no trabaje que no coma”. Y mantener un convento como este, del siglo XIII, requiere mucho  trabajo.

Sor Micaela, sin ir más lejos, ha pasado por oficios inimaginables: el telar, el cuidado vacas durante trece años, e incluso ha conducido un tractor.

Es posible volver a ver  el video del encuentro organizado por la Fundación DeClausura con Sor Micaela aquí: 

Próximo encuentro en torno al claustro

La Fundación Declausura organizará el próximo “Encuentro en torno al claustro” el 19 de enero con un tema sugerente: “Disfrutar de la visita a un monasterio. Siete ideas prácticas”. 

Intervendrá Ignacio Sánchez Zárate, arquitecto y fotógrafo, especialista en arquitectura cisterciense y creador de cister.org.

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