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La crisis económica derivada de la pandemia explota de lleno contra los más desfavorecidos. La falta de recursos hace que 1 de cada 4 familias en España estén en situación de vulnerabilidad. Según el último estudio de Cáritas hay 6 millones de personas en situación de pobreza extrema.
Muchas familias han perdido su empleo y esto les ha llevado a no poder pagar la luz o la energía para calentarse durante el invierno.
Comer o calentarse
No encienden la calefacción, ni se duchan. Muchas de estas familias afirman que se abrigan con mantas y por la noche se calientan con velas. Tienen que elegir entre comprar comida o calentarse.
En las colas del hambre o en la Fundación Madrina ya no acuden solo a por alimentos sino que piden velas, linternas, mantas, ropa de abrigo, estufas de gas, bombonas de butano, leña o raticidas. Las ciudades se han convertido en una trampa mortal para las familias con menores a su cargo. Tras la pandemia han cerrado un 80% de empresas que daban trabajo especialmente a cabezas de familia de familias vulnerables con menores a cargo.
El aumento de los precios de la energía, la vivienda, los alquileres, el transporte y la cesta de la compra atrapan a las familias en una deuda que puede explotar en cualquier momento.
Muchos pequeños negocios, con gran dependencia energética que requiera por ejemplo cámaras frigoríficas, acaban por no aguantar la subida del precio de la luz o la energía.
Tampoco los agricultores que ven cómo se multiplica el precio de sus productos en origen con el incremento , por ejemplo, del 70% en el precio de los fertilizantes a los que ya no pueden hacer frente.
Escasez de velas
Cada día entran en la Fundación Madrina de 1 a 4 desahucios de familias con hijos menores que piden ayuda de emergencia. Además, si no son capaces de mantener a los niños pueden perder su custodia.
Piden bienes de primera necesidad. Mantas o velas que ya han comenzado a escasear. Los problemas de suministro de parafina, principal componente para elaborarlas, hacen que lleguen a cuentagotas y, ante la gran demanda de muchas familias que no pueden hacer frente a la factura de la luz, se agotan.
Accidentes por mala combustión
Es precisamente en invierno cuando se disparan los accidentes por el uso de velas, bombonas o estufas para calentar las casas. Incendios , explosiones o la conocida como muerte dulce por la mala combustión de una estufa acaban con vidas principalmente de familias vulnerables con niños que las usaban para poder pasar la noche sin tanto frío.
Una de las últimas, la muerte de un matrimonio de migrantes y sus dos hijos de 3 y 1 año en una antigua sucursal bancaria de Barcelona. Allí se habían refugiado y una de las velas que usaban para calentarse prendió el colchón donde pasaban la noche. Fallecieron todos.
Precisamente, una de las fábrica de velas donde ahora se trabaja a destajo ante la gran demanda, fue también el epicentro del tornado de Kentucky el pasado día 12 de diciembre. Todos sus trabajadores se vieron atrapados y un centenar perdieron la vida en esa fábrica.
Trágicas consecuencias
Los daños no son solo económicos para estas familias, sino psicológicos también. Suben las rupturas familiares y los suicidios de los cabeza de familia al ver fracasado su papel de sacar adelante a los suyos. De nuevo los más perjudicados son los niños.
Vuelven a vivir en la calle, piden en las colas del hambre junto a sus madres y en muchas ocasiones acaban acogidos en servicios sociales porque sus progenitores no tiene medios para sacarlos adelante.
que vuelven a vivir en la calle, a pedir en las colas del hambre junto a sus padres y en muchas ocasiones a pasar a los servicios sociales porque sus progenitores no tienen posibilidad de sacarlos adelante.